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Vorne „Adenauer“, hinten Datenlabor: Mercedes-Benz 300 Messwagen von 1960“Adenauer” in the front, data laboratory in the rear: The Mercedes-Benz 300 measuring car from 1960
Luis Blázquez

Mercedes-Benz creó un laboratorio rodante en 1960, y como siempre, antes de que existieran

Actualmente, es fácil obtener todo tipo de datos de un coche en movimiento. Con la ayuda de un ordenador portátil, algunos cables y una serie de sensores distribuidos en los puntos clave del vehículo y unas mentes pensantes, cada vez tenemos coches mejores. Pero esa no era una opción en los 60, cuando la firma más reputada de Alemania pensó en hacer eso mismo sería una gran idea. Y Mercedes-Benz creó así el primer coche de medición con esta especie de laboratorio rodante atado a un prototipo.

Este peculiar Mercedes-Benz cogía prestada parte de la carrocería del equivalente al Clase E de 1960 (W189), aunque sustancialmente modificada para contener una generosa dotación de equipamiento a bordo. Porque solo la mitad del coche parece un “Adenauer” estándar (como se conocía debido al primer canciller alemán Konrad Adenauer). La diferencia comienza detrás del pilar B: de ahí hacia atrás se extiende una parte trasera elegante y alargada generosamente acristalada con ventanillas panorámicas, que recuerdan a un modelo familiar.

A pesar de que la empresa nunca llegó a comercializar el W189 formalmente con tal carrocería (pero sí se hizo una conversión por parte de Société Anonyme pour l’Importation de Moteurs et d’Automobiles (IMA) en Bélgica), se trataba de un modelo hecho a medida: fue construido e individualizado para unos propósitos muy concretos. Esto se debe a que este único modelo de la marca era un vehículo recopilador de datos para los ingenieros de desarrollo en el departamento de pruebas, quienes necesitaban de una base que fuese grande y rápida.

Después de todo, el coche de medición no solo tenía que seguir a otros vehículos sin esfuerzo, sino que también tenía que poder transportar el voluminoso equipo. Durante muchos años, el Mercedes-Benz 300 “Estate” reconvertido se empleó con éxito como laboratorio de medición rodante. Para este propósito, tenía que conectarse a otro coche a través de un cable de hasta 30 metros de largo, una especie de “red área local” (LAN) temprana. La línea transmitía datos de sensores a dispositivos de medición sensibles que se acomodaban en la zaga.

Y es que, desde mediados del siglo XX en adelante, los datos de los sensores se volvieron cada vez más importantes (y siguen así). Proporcionaba a los ingenieros información valiosa sobre si un invento funcionaba como se deseaba o cómo podía mejorarse. Pero había un problema: los instrumentos de medición de la década de los 50 eran grandes, pesados ​​y muy delicados. En el propio vehículo de desarrollo, influirían tanto en las características de conducción como las de la pista bacheada “boneshaker” de la compañía. Simplemente, no funcionaría.

La solución al problema se resolvió de una forma ingeniosamente fácil. Mercedes-Benz dividió la tecnología de sensores y la adquisición de datos de medición entre dos vehículos, y así nació el coche de medición. Mientras los ingenieros guiaban el prototipo a través de las pruebas de manejo dinámico, el laboratorio rodante más silencioso lo seguía a distancia y recibía los datos de medición a través del cable. A este tipo de transmisión de datos la conocemos ahora como telemetría, que posteriormente se realizaría a través de señales de radio.

Una mirada al interior del laboratorio rodante de Mercedes-Benz muestra que los ingenieros no disfrutaban de la máxima comodidad precisamente. El espacio para la cabeza era limitado y una pareja de asientos tienen respaldos de unas sillas veraniegas con mimbre tejido. Además, el acristalamiento, probablemente, no solo dejaba entrar mucha luz en los días soleados, sino que también creaba un clima de invernadero, algo que, a buen seguro, no debería de ser nada agradable. Al menos la carrocería tiene aberturas de ventilación en los laterales.

En el caso que nos atañe, los datos del sensor se registraron en el coche de medición a través de una cinta magnética para evaluarse después con más calma. El prototipo de delante podía transmitir 14 valores medidos simultáneamente al laboratorio móvil de Mercedes-Benz, lo que no es un mal valor para la época. Cada pedacito de espacio en la parte trasera del 300 se utiliza para los dispositivos sensibles, siempre seleccionados específicamente para cada programa de medición respectivo y con un generador a bordo para suministrarles electricidad.

Este Mercedes-Benz W189 estaba propulsado por la última versión del motor de inyección que había en la gama W189: un bloque de seis cilindros en línea de 3.0 litros y 160 CV. Aún así, en el caso de esta unidad de concreto, establecía 120 km/h de velocidad máxima. Un “Adenauer” normal –con cambio automático de tres relaciones– podía alcanzar los 165 km/h. Este coche de medición se usó hasta mediados de los 1970, principalmente en el circuito de pruebas de Untertürkheim, pero podía circular en la calle gracias a su matrícula, “S-MH 867”.

Hoy día, todos los sistemas de adquisición de datos viajan con el prototipo a testar. La moderna tecnología informática y de los sensores lo hace posible, dado que es más ligera y pequeña. El número de canales de medición registrados simultáneamente también ha aumentado mucho; Los más de 1.000 se superaron hace unos pocos años. De hecho, el hambre de conocimiento de los desarrolladores es ahora mayor que nunca con la llegada de la tecnología de conducción autónoma y el coche conectado.

Fuente: Mercedes-Benz

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