Todo fabricante de coches que se preste tiene algún one-off, es decir, algún coche único que haya realizado por un motivo especial y del que no se hayan fabricado más unidades. En la actualidad, es bastante habitual en las marcas de lujo con la finalidad de buscar la máxima exclusividad y contentar a un afortunado (y adinerado) cliente. Aunque, también nos encontramos otro tipo de acontecimientos singulares como el del Mini Ice Cream Van. Porque hubo una vez en la que el clásico utilitario se convirtió en la furgoneta de helados más simpática de todas.
Fue en 1960 cuando salió a la venta el Mini Pick-up, un vehículo que sirvió para muchas transformaciones peculiares. Tomando esa base, hubo una empresa que decidió hacer una conversión que sirviera para su actividad profesional. Cummins Ice Cream Vans hicieron este vehículo en la década de los 70 fuertemente inspirados en un programa de televisión que también marcó época. La serie de Batman, protagonizada por Adam West, estaba muy presente en la sociedad y la furgoneta de los helados la toma de referencia.
La unidad mostrada pertenece a la colección de BMW Group Classic, aunque también es posible encontrar todavía alguna unidad en buen estado de conservación. De hecho, de la Mini Ice Cream Van se construyeron cientos de unidades, tanto en Reino Unido como en el extranjero, gracias a la popularidad que adquirieron en su momento. Incluso la firma Whitby Morrison, considerada como el principal fabricante de furgonetas de helados del mundo, se concedió la licencia de crear una réplica fidedigna de este ejemplar.
El motivo es que compraron en 1998 la empresa de Cummings y les llamó la atención su legado. No es para menos, pues es impresionante el trabajo y el nivel de detalle que ofrece esta Mini Ice Cream Van. Se agregó en la parte trasera de la pick-up un módulo con grandes ventanales que sirve para almacenar todos los helados y para que el heladero pueda venderlos desde el interior, utilizándola como mostrador. La decoraciónrosa y sus formas superiores recuerdan a un cerdito e incluye gráficos de Tom y Jerry en la parte trasera.
En su momento, la Mini Ice Cream Van destacó por ser compacta y asequible, con una vida útil promedio de 15 años, que era de lo mejor para la época. Con los años se vio que era un modelo propenso a la corrosión y por eso no quedan muchos, en los que se ha tenido que invertir mucho dinero en mantenimiento. En todo caso, se ha convertido en un vehículo muy querido y perfecto para eventos y bodas.
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