Bien sabido es que los aparatos tecnológicos viene ya con fecha de caducidad. La obsolescencia programada está a la orden del día y pocas veces se piensa en volver a usar los aparatos inutilizados para otro uso que no sea su reciclaje tras pasar por el desguace. Fernando Guerra, un joven sevillano, ha decidido unir su afición por el motor y su talento creativo para reutilizar piezas que antes pasaban al rincón del olvido y, en lugar de tirarlas, las coloca en el salón.
Tras sus largas horas de trabajo en el taller de recambio de ocasión, Fernando no duda en dedicar sus horas «libres» a producir ingeniosos muebles para el salón a partir de piezas de coches en desuso. «A través de Facebook había visto que se hacían este tipo de decoraciones con piezas de coches que estaban echas con un solo motor» relata el artista «y se me ocurrió la idea cuando tenia los dos motores de BMW e36 delante, uno gripado y el otro funcionaba pero no tenía salida a la venta«, el resultado, esta elegante mesa de salón.
Después de su primera invención y de la buena impresión que causó, ha fabricado otras piezas como una lámpara a partir de un turbo GARRETT y que se puede observar en la galería inferior. Como si de un lienzo se tratara, Fernando va perfilando los futuros objetos decorativos con la idea en mente, sin boceto ni nada, a ojo.
Él mismo describe el proceso de creación en el que desmonta la pieza por completo y, a partir de una pieza base, va generando la obra final. Toda una proeza que este emprendedor ve con total normalidad, «simplemente veo las piezas desguazadas en mi garaje y me viene una imagen a la cabeza», comenta.
Al no ser una profesión muy común, alguna vez se ha visto en dificultades para explicar para qué quiere comprar elementos de coche. «Hace poco fui a comprar un filtro de inyección directa para una lampara», recuerda, «el asistente me acompañó hasta el sitio y, cuando le dije que no era para un coche y era para una lámpara, el señor se me quedó mirando con cara de circunstancias, como si estuviera loco». No obstante, tras contarle su trabajo, el asistente se mostró muy interesado y le felicitó por su trabajo.
En sus manos está ahora una futura de mesa de un motor v8 de mercedes con la que lleva más de 3 meses durante los que se ha dedicado a lavar la pieza con gasoil, para quitarle toda la grasa, y chorrearla después con arena para dejar el metal vivo. Tareas que ha aprendido de manera autodidacta movido por su pasión por el motor. Motivación que le guía desde su tierna infancia en la que ya realizaba algunos trabajos con pintura y pequeñas llantas.
Un trabajo muy cuidado y exigente que va teniendo poco a poco sus frutos. Hace poco sorteó su lámpara de turbo en un evento de coches clásicos aunque, lamentablemente, aún falta algo de tiempo para que su pasión le permita vivir de ella. Una cosa está clara, ganas no le faltan. Los precios oscilan desde los 160 a los más de 2.000 euros e incluyen servicios tan personales como el seguimiento del mueble desde su gestación a gusto del interesado, le deseamos suerte.
Galería de fotos: cedidas por Fernando Guerra