La palabra Uber denota controversia. Desde que se fundara en 2009, esta empresa que conecta pasajeros con conductores bajo el lema «Todo el mundo es un conductor privado«, ha copado las noticias de actualidad. Y no precisamente de forma positiva.
Los primeros en declararle la guerra a esta entidad de alquiler de vehículos fueron los taxistas, que vieron peligrar su oficio (hemos cubierto alguna que otra manifestación de taxistas y podemos decir que dan mucho, mucho miedo en cuanto a piquetes se refiere). Ahora la app para pedir taxis myTaxi y su principal competidor, Hailo, se fusionan para plantarle cara al gigante Uber.
El fabricante de motores Daimler, myTaxi, se hará con el 60% del pastel, mientras que Hailo se quedará con el 40% restante, desapareciendo del nombre de la nueva empresa. Según informa el CEO de myTaxi, Antonio Cantalapiedra, a El País, no se trata de un movimiento pensando contra Uber, sino enfocado a ingresar en el mercado británico.
Sólo en España las dos empresas eran competidoras directas. Cantalapiedra ha declarado que «la fusión se hará bajo la marca myTaxi y que la totalidad de los vehículos cambiarán el logo cuando implementen los cambios». Con la app las dos aplicaciones convivirán a lo largo de 2017, y la fusión, a la espera de ser autorizada, se hará de forma progresiva. La entidad tendrá su sede en Hamburgo y la dirigirá el actual CEO de Hailo, Andrew Pinnington. Ambas compañías suman 70 millones de pasajeros y 100.000 taxistas.
La revolución de la red de transporte privado
Uber lo puso tan sencillo que enfureció a todos, incluso a los que hacían las veces de taxistas sin licencia. Con sólo registrar tu vehículo y pagar una tarifa de servicio, puedes convertirte en conductor privado y tu cliente puede rastrear tu posición desde que se efectúa la reserva hasta que llegas al destino. Se puede elegir coches XL, más lujosos (como una flota de 100.000 Mercedes-Benz clase S) o convencionales sin tener que efectuar el pago en efectivo. Más de un millón de personas en todo el mundo se han registrado, y en Nueva York ya empezó a ser más solicitado que los míticos taxis amarillos.
Esta empresa ha conseguido poner en pie de guerra no sólo al arraigado gremio de los taxistas, también a los propios conductores, ya que ha apostado por la conducción autónoma, en la que el conductor es prescindible. Ya hay circulando un Ford Fusión híbrido por las calles de Pittsburgh y Carnegie Mellon, en las cercanías del Centro de Tecnologías de Uber.
¿Seremos en el futuro todos taxistas? ¿Se recrudecerá la guerra?