Los usuarios del vehículo en ciudad sabrán de sobra las incomodidades que conllevan los atascos matutinos diarios. Investigadores que también habrán sufrido estas consecuencias del coche en el entorno urbano están llevando a cabo una investigación en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) para buscar formas alternativas de movilidad en la ciudad.
¿Cuál sería el transporte si no contásemos con el coche? La propuesta de estos investigadores suizos es una ciudad más libre de coches mediante el uso de pasarelas mecánicas. Esas que se localizan más frecuentemente en aeropuertos y estaciones de metro ahora estarían en las calles. La propuesta no eliminaría el tráfico de vehículos al completo pero podría llegar a transportar hasta 7.000 pasajeros por hora y gastaría menos energía que los buses.
Las pasarelas mecánicas llevan bastantes años siendo señaladas como alternativa a la movilidad en ciudad. Desde 1893, cuando la primera fue instalada en la Exposición Universal de Chicago. La segunda pasarela móvil se presentó en la exposición universal de París. Desde entonces, muchos de los universos futuristas han recogido este modelo de movilidad como alternativa a los coches.
Sin embargo, aún no han pasado a ser algo «realizable» en el sentido de que ninguna ciudad lo ha patentado aún como posible forma de transporte para los ciudadanos. Los investigadores de la EPFL estudiaron un modelo matemático basado en la ciudad de Génova donde no hay más transporte que pasarelas mecánicas, buses, trenes, tranvías, bicis, coche compartido o teleféricos.
Las pasarelas pensadas por los investigadores trasladarían a los pasajeros hasta 15 km/h, la media que los motoristas circulan en ciudad en la peor hora de tráfico. Conectadas entre ellas, las pasarelas se colocarían en las aceras de peatones incluso en puentes elevados sin necesidad de parar más que para realizar el cambio de pasarela.
El estudio viene de una investigación de cómo la gente viaja diariamente en carreteras primarias, secundarias o terciarias. Además, consideraron el gasto energético, operacional y económico, al igual que diseñaron la extensión y puntos de intersección de las pasarelas. Los resultados mostraron cuáles serían las localizaciones más competentes para las pasarelas, un pequeño círculo alrededor del centro de la ciudad libre de coches.
La extensión de esta hipotética red de pasarelas mediría un total de 32 kilómetros en las carreteras primarias y 47 enlaces disponibles a través de 10 puertas de entrada. En estas intersecciones habrá 37 elevadas en puentes que permitan evitar el trafico local.
Según los investigadores de EPFL, las pasarelas reducen el espacio de las vías para coches puesto que solo necesitan 1,2 metros mientras que las carreteras convencionales utilizan de 2,5 a 3,5 metros. De esta manera, se puede utilizar el espacio tanto para las pasarelas de ida y vuelta y una vía de transporte más. La comparativa, según este estudio, serían 7.000 personas la hora en lugar de 750-1.800 vehículos.
Todo parecen ventajas hasta el momento. De hecho la energía utilizada sería más eficiente que en los buses y reduciría también las emisiones de gases de efecto invernadero. Ahora llega el mayor inconveniente, el precio. El equipo de investigadores concede que las pasarelas serían muy caras de construir aunque añaden que la realización a gran escala de este sistema podría reducir los costes.
Lo que no tiene en cuenta este estudio, o al menos no lo menciona, es el precio de mantenimiento y limpieza de estas infraestructuras como ocurrió con la pasarela de la foto situada en Retiro, Argentina, pero que estaba localizada en un lugar concreto y no toda la ciudad.
«No hemos llegado a una solución» comenta Michel Bierlaire, director del laboratorio de Movilidad y Transporte, y añade «el estudio prueba que el concepto es creíble y que una ciudad sin coches dentrada en el transporte de peatones es viable, es un punto de salida para los futuros ingenieros de urbanismo».