Hoy en día, el nombre Abarth se asocia inevitablemente a Fiat, pero hace más de seis décadas, la firma con sede en Turín fue responsable de transformar el ya por entonces veterano Porsche 356 en un coche de carreras de última generación, con un diseño que, más tarde, inspiraría al legendario 911. Esta es la historia del Porsche 356 B 1600GS Carrera GTL Abarth.
Karl Albert Abarth, conocido mundialmente como Carlo Abarth, nació en Viena en los días del Imperio Austro-Húngaro, y era un gran aficionado a cualquier cosa con ruedas desde una edad temprana. Ya cuando era adolescente, viajó a Milán en Italia, donde se rejuntó a los carroceros Castagna y comenzó a diseñar chasis para motocicletas y bicicletas. Regresaría a Austria varios años después, retomando la vida del motociclismo y convirtiéndose además en un cinco veces campeón de Europa.
Desafortunadamente, un grave accidente pondría fin a su carrera como piloto de motocicletas, por lo que decidió regresar a Italia, donde recibió la ciudadanía y cambió su nombre por el de Carlo Alberto. Durante esos años, Abarth se hizo amigo del famoso piloto de carreras italiano Tazio Nuvolari, a través del cual conoció a su compatriota Anton Piëch; sí, este era el yerno de Ferdinand Porsche y el futuro presidente del Grupo Volkswagen, así como Ferdinand Jr., más conocido como Ferry Porsche.
Estas relaciones lo involucraron en la industria automotriz y, tras un breve período de tiempo como director deportivo del equipo de competición Cisitalia, fundó Abarth en 1949. Aunque la actividad principal de la compañía era fabricar piezas de alto rendimiento para varias marcas italianas, una gran parte de los beneficios entró en el equipo de carreras Squadra Abarth. Con una alineación que incluía a pilotos talentosos como Nuvolari, Franco Cortese o Piero Taruffi, el equipo tuvo éxito desde el principio.
Eso atrajo el interés de Fiat. Así, en 1951, la empresa se movió a Turín y comenzó la legendaria colaboración. Aún así, la estrecha conexión con la familia Porsche perduró y, en 1959, Ferry Porsche encargó a Abarth que mejorara los modelos 356 de carreras que comenzaban a luchar contra los más ágiles Alfa Romeo o Lotus. Ese mismo año, la FIA instituyó una nueva regla que permitía a los fabricantes modificar las carrocerías de sus corredores siempre que el peso total no fuese drásticamente inferior.
Era exactamente lo que necesitaba el 356 con motor bóxer para volver a ser competitivo, dado que ya contaba con una década a sus espaldas. Inicialmente, el chasis de un 356 B fue enviado a Turín, donde fue despojado de su carrocería original. Carlo Abarth analizó las deficiencias de la antigua estructura y decidió que necesitaba un rediseño al completo. Y en lugar de crear una carrocería él mismo, Abarth contó con la ayuda de Franco Scaglione, ex de Bertone, quien era conocido por sus prototipos de Alfa Romeo aerodinámicamente eficientes.
Después de que Abarth y Porsche revisaran varios posibles bocetos, se eligió un diseño final, el cual recibió el nombre de Porsche 356 Carrera GTL Abarth. Más bajo que el 356 que tomaba de base, el resultado poseía un área frontal más estrecha, manijas de las puertas incrustadas y una cubierta del motor más aerodinámica y optimizada, características que redujeron el coeficiente de resistencia (Cd) de 0,398 Cd a 0,365. Además, todos los paneles se construirían de aluminio, lo que ahorraba unos 45 kilos de peso.
El primer prototipo de Porsche estaba equipado con una carrocería gestada completamente a mano por un pequeño carrocero turinés llamado Viarenzo & Filliponi. Cuando llegó a Stuttgart en 1960, los ingenieros estaban consternados por la mala calidad del trabajo. Sin embargo, las pruebas en pista se mostraron muy prometedoras, por lo que este imperfecto Carrera GTL fue enviado de regreso a Italia, donde participó en la famosa carrera de la Targa Florio. Conducido por Paul Sträle, venció en la clase de 1600 cm3.
Esa victoria convenció al fabricante germano para que pidiera 20 unidades adicionales. Abarth movió algunos hilos y consiguió hacer migas una empresa más grande de nombre Rocco Motto para producir el resto de las carrocerías. Aunque todavía se fabricaban a mano, lo que provocó pequeñas diferencias de una unidad a otra, la calidad general mejoró considerablemente. Así, en 1961, Porsche presentó una nueva versión de su motor bóxer, el “692/3a”. Con sustanciales mejoras en sus entrañas, entregaba hasta 165 CV.
Muchos de los Porsche 356 Carrera GTL Abarth fueron equipados con este motor y, en los años venideros, estas máquinas con carrocería italiana acumularon victorias en su clase en muchas carreras icónicas, como los 1.000 Kilómetros de Nürburgring, las 12 Horas de Sebring (dos veces) o la Daytona Continental. El 356 Carrera GTL Abarth también ganó su clase en 24 Horas de Le Mans tres veces consecutivas (1960-1963), pero Porsche dejó de competir con este modelo después de la temporada de 1963.
Afortunadamente, varios corsarios continuaron usándolo en varias competiciones nacionales, continentales e internacionales. Ese mismo año, la compañía presentó el sucesor del 356 en el Salón del Automóvil de Frankfurt. Inicialmente conocido como el Porsche 901, pero finalmente renombrado como 911, el diseño del nuevo deportivo de la marca se inspiró en el Carrera GTL Abarth. Hasta el día de hoy, no hay confirmación oficial de que ambos diseños estuvieran relacionados, pero las similitudes entre ellos son innegables.
Fuente: Porsche, Conceptcarz
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