En los últimos años parece que no hay otra cosa que eléctricos en el mundo de la automoción. La mayoría de fabricantes están totalmente centrados en esta tecnología y abandonando la combustión poco a poco, todo motivado por las estrictas normativas de emisiones. Sin embargo, la realidad de muchos mercados es que este tipo de vehículos todavía no alcanzan niveles de ventas demasiado destacados. De hecho, había una previsión que hablaba de una cuota de mercado del 27 % para los eléctricos en 2025. Claramente no se va a llegar…
Según los últimos datos de la consultora S&P Global, ha habido un cambio importante en las expectativas de ventas de eléctricos en Europa. El resultado es una recesión en los números que les ha obligado a revisar las previsiones. Del 27 % de eléctricos que se había calculado, se pasa a una cuota del 21 % en la primera mitad del año. La diferencia es bastante notable y también va a afectar al cumplimiento de los objetivos de emisiones de CO2 de la Unión Europea. Eso tendría que preocupar a los fabricantes y también preocupa a las autoridades.
Algunos políticos creen que en Europa corremos el riesgo de quedarnos por detrás de Estados Unidos y China. Se aboga por un sistema que sea más flexible para que los fabricantes puedan alcanzar los ambiciosos objetivos de reducción de CO2, algo que para muchos está siendo complicado. Además, que el mercado de los eléctricos se estanque también significa que aumenten los costes para las marcas. Aquellos que no lleguen a los objetivos tendrán que pagar o apoyarse en otros fabricantes para comprar sus créditos.
En un momento en el que se podría avecinar una crisis económica, la solución podría ser acelerar el proceso de adopción de eléctricos. Así lo creen en la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), que afirma que está en riesgo toda la política de descarbonización del transporte por carretera. Los fabricantes ya no pueden dar un paso atrás teniendo en cuenta lo que llevan invertido a estas altura, así que piden que se revise la estrategia para que sea viable para todos.
Se quejan de que factores como la falta de infraestructura de recarga o las ayudas a la compra de eléctricos no dependen de ellos y que lo justo sería que se revisaran las normativas de reducción del CO2. Eso haría que se redujeran sus costes de cara a 2025 y que pudieran afrontar esta recesión en el mercado, manteniendo la competitividad respecto a otros fabricantes de fuera de Europa.
Fuente: ACEA