Con el lanzamiento del nuevo Renault Mégane 2020 era lógico que también se renovasen las versiones deportivas. Fue en 2004 cuando llegó al mercado el primer Mégane firmado por Renault Sport y ahora, casi dos décadas después, se mantiene su filosofía intacta. Eso es porque el Renault Mégane RS 2020 quiere seguir siendo un referente entre los compactos deportivos con algunas mejoras considerables que no dejarán a nadie indiferente.
Hay que empezar diciendo que el motor sigue siendo el mismo 1.8 TCe, el gasolina turboalimentado que también aparece en el Alpine A110. Aunque ha habido un aumento de potencia, si antes el Mégane RS convencional se quedaba en 280 CV, ahora llega hasta los 300 CV, misma cifra que la versión Trophy. El par motor se queda en 400 Nm cuando va ligado a la caja de cambios manual y aumenta hasta los 420 Nm con la transmisión automática EDC de siete velocidades.
Aunque no dan todavía las cifras de prestaciones, se espera que sus aceleraciones mejoren ligeramente. El comportamiento será igual de dinámico gracias al chasis 4Control, que cuenta con el eje trasero direccional para ofrecer más agilidad en curvas cerradas y estabilidad en curvas rápidas. El RS Monitor opcional permite visualizar parámetros como la aceleración, el frenado, el ángulo del volante, las temperaturas o las presiones en tiempo real.
Por fuera, este modelo introduce las mismas modificaciones que el resto de Renault Mégane. Eso incluye luces LED o paragolpes rediseñados en el exterior, además de la nueva pantalla vertical de 9,3 pulgadas del sistema multimedia Easy Link o la instrumentación digital de 10,2 pulgadas en el interior. Las ayudas a la conducción también mejoran con el asistente a la conducción semiautónoma y las ayudas Easy Drive.
El escalón más alto de la gama seguirá siendo el Renault Mégane RS Trophy. Mantiene el 1.8 turbo con 300 CV y la principal diferencia es que es el único que puede llevar el chasis Cup. Eso hace que incluya un diferencial mecánico Torsen en el eje delantero y una suspensión específica que aumenta la rigidez de los amortiguadores un 25 %, la de los muelles un 30 % y la de la barra estabilizadora un 10 % respecto al Mégane RS.
Otros detalles exclusivos de este tope de gama son los discos de frenos delanteros bi-materia (más ligeros y disipan mejor el calor) mordidos por pinzas Brembo de color rojo. En el interior no pasarán desapercibidos los asientos deportivos Recaro, una opción que solo puede escogerse en este ejemplar.
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