Batman nunca pasa de moda. De hecho, ahora mismo, Warner Bros. está filmando la nueva entrega del caballero oscura con Robert Pattinson haciendo de Bruce Wayne en sustitución de Ben Afflek. El nuevo Batmóvil parece que se inspirará en los icónicos muscle cars de los años 70, algo que nos hace rememorar tiempos pasados, como el primero que apareció en la gran pantalla.
Batman (1989), dirigida por Tim Burton, presenta un Batmóvil de diseño espectacular (como casi todos en verdad). Pero lo que más llamaba la atención era el sistema de propulsión con el que el multimillonario playboy de Gotham, interpretado por Michael Keaton, tenía que lidiar: una turbina. Cuando la película fue estrenada, seguramente nadie pensó que ese Batmóvil acabaría siendo uno de los más recordados, más queridos y más replicados a lo largo de tiempo.
Mira esa turbina que ingesta aire a mansalva al frente, o el escape gigante en la parte trasera. Parece un avión de combate para la carretera. Pero si entiendes de física básica, sabrás que el automóvil no puede funcionar con propulsión a chorro, ya que hay una cabina donde debería estar una gran parte del motor. Por lo tanto, los coches creados para el propósito de la grabación película y las construcciones de tributo han sido impulsados por motores de pistón tradicionales.
Pero había una persona que quería trasladar la fantasía a la realidad. El ingeniero Casey Putsch decidió construir su propio Batmóvil, y se aseguró de que funcionara con una turbina de verdad. Aunque claro, tampoco fue una tarea sencilla. Putsch comenzó con una cáscara desnuda y se hizo con un Chevrolet Corvette de cuarta generación (C4) para usarlo como lienzo. Después compró el motor Boeing de un pequeño helicóptero no tripulado en eBay para poner un corazón.
El turborreactor, capaz de entregar 400 CV, funciona a ralentí a 20.000 rpm con una velocidad de giro máxima de 40.000 rpm. Y a tenor de lo que pueda parecer, el mantenimiento regular requiere solo cambios de aceite y tener un cargador para las baterías. No hay otras réplicas que realmente funcionen con una turbina, es única. Impresionante, ¿verdad? ¿Pero si encima te enteras de que es completamente legal y está a la venta? Quizá suena demasiado bonito.
Cabe matizar que está matriculado, sí, pero en Estados Unidos. En España, seguramente, sea un auténtico infierno hacerlo rodar por nuestras calles. Pero oye, conociendo a la gente adecuada… Nunca se sabe. Continuando con la técnica del Batmóvil, el propulsor empuja las ruedas traseras a través de una caja de cambios automática de cuatro velocidades con un eje de transmisión personalizado. Como te podrás imaginar, no suena a nada parecido que ruede por las calles.
Putsch también equipó la suspensión neumática para subir y bajar el frontal para proteger ese voladizo de generosas dimensiones. Hay espacio para dos ocupantes en el interior y un montón de equipos sofisticados para garantizar que todo funcione sin problemas; incluso hay un sistema de infoentretenimiento de Wayne Enterprises. Junto a los prototipos de Chrysler de los años 60 y la motocicleta MTT Y2K, este Batmóvil es uno de los pocos vehículos asfálticos con un turborreactor.
Esta espectacular creación está ahora mismo anunciada en Toy Barn a la espera de encontrar un nuevo dueño, un concesionario bastante exótico en la ciudad de Dublin, Ohio. Las ganancias de la venta se destinarán a Genius Garage, una organización sin ánimo de lucro que apoya a estudiantes de ingeniería en carreras universitarias. Eso sí, antes de apresurarte a comprarlo, debes saber que funciona con combustible Jet-A o queroseno, y consume mucho.
Ah, y las ametralladoras Browning también son solo réplicas, pero funcionan y disparan oxígeno y propano (para que suene y se vea como si emplease munición real) con solo presionar un botón. Sin embargo, si solo quieres esta réplica para un espectáculo o para algún juego de rol informal como Bruce Wayne, este Batmóvil debe ser un gran artículo de colección. Si quieres conocer más, te recomiendo echar un vistazo al vídeo y a la fuente, donde hay más información audiovisual.
Fuente: Toy Barn
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