La contaminación del aire infligida por el ser humano es una némesis para el planeta, que altera el equilibrio del ecosistema y contribuye, en gran medida, a los problemas del calentamiento global. El problema se ha intensificado rápidamente y está demostrando ser un dolor de cabeza para las naciones de todo el mundo, y la gente está poniendo su granito de arena al adoptar modos de desplazamiento libre de emisiones, como bien es el caso de las bicicletas.
Que el ciclismo se una de las formas más ecológicas de moverse no es ninguna noticia. Según una investigación de la Federación Europea de Ciclistas, una bicicleta emite de media 21 gramos de CO2 por kilómetro recorrido: 5 g/km para la fabricación y el mantenimiento, y 16 g/km para las calorías consumidas y posteriormente quemadas por el ciclista al impulsar los pedales. Ahora compara estas cifras con las de un coche: 271 g/km de CO2 por pasajero. Ahora bien, ¿podría ser la bicicleta un medio de transporte aún más ecológico?
Kristen Tapping, graduada en diseño industrial de la London Southbank University, cree que sí. Su invento, bautizado como Rolloe -Roll Off Emissions-, transforma la humilde rueda de bicicleta en un purificador que aspira el aire contaminado, filtra las partículas nocivas y libera aire limpio de regreso al exterior, convirtiéndolo en una de las formas más ecológicas de viajar, esta vez de verdad, porque la media de emisiones de carbono generada es negativa. inspirado en las calles altamente contaminadas de Londres, esta alternativa tiene que ser una de las formas más limpias de viajar, especialmente en ciudades abarrotadas.
Kristen reflexionó sobre el movimiento giratorio de la rueda de la bicicleta y su uso como filtro de aire, tal como lo hace un filtro doméstico convencional mediante el movimiento giratorio. El mecanismo funciona empujando el aire contaminado dentro del borde de la rueda que aloja los filtros. Diseñada para aspirar el aire a través de la cavidad central y expulsarlo limpio a través de las aletas, cuanto más pedalea uno hacia adelante, más partículas se capturan. Por ahora, el prototipo desarrollado por Kristen captura 0,665 m³ de aire por kilómetro recorrido.
Según Tapping, si “el 10 % de todos los ciclistas de Londres tuvieran una rueda Rolloe instalada en su bicicleta, filtrarían, aproximadamente, 266.865 m³ de aire, 20 veces el tamaño de Trafalgar Square”. Tapping quiere mejorar su diseño y desarrollar una rueda trasera que duplique esos números. También está trabajando en la impresión 3D de una parte de la rueda magnética de tres radios y en el uso de material resistente a la intemperie y sostenible para la rueda. No cabe duda de que Rolloe es un paso sabio en la dirección correcta.
La estudiante británica ya ha sido reconocida con el premio Design Innovation in Polymer 2020. Como Tapping revela en una entrevista con Red Bull, ahora está trabajando en el tercer prototipo, pero ya tiene dos funcionales y la teoría presentada. Su objetivo es asegurar la financiación y ver que esto entre en producción en los próximos 18 a 24 meses.
Fuente: Kristen Tapping
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