1977 será el momento del cambio. El SEAT 127 vivirá una segunda etapa. Tres nuevos modelos, el L, C y CL. Y en 1980 un cuarto, un cinco puertas, CLX. El 127 vivirá sus años de esplendor ofreciendo un producto acorde al precio estipulado. Un utilitario que consiguió sorprender por su espacio interior a pesar de sus dimensiones exteriores.
Como acabamos de decir aquí comenzaba una segunda etapa. Aquella en la que destacarían ampliamente la nueva gama de parachoques tanto en plástico como en metal. Los primeros de ellos iban destinados a las versiones superiores. Frente a los segundos que estaban elaborados para las versiones más básicas. Además se tomó la decisión de ampliar los grupos ópticos traseros y con este avance, llegó el turno de la inserción de la luz de marcha atrás
Del mismo modo, hemos mencionado también que a finales de los años 70 sería el turno para la comercialización de tres nuevo modelos. Una ampliación a tres versiones, L, C y CL. Cada uno de ellos contaba con un embrague más dimensionado. Aunque respecto a los acabados, tanto C como CL contaban con alguna característica más: alternador y luneta térmica. Como siempre, a mayor precio, mayores extras.
Los motores. Algo limitados. Una única versión en sus primeros meses: 903 de alta compresión de 5.600 r.p.m. en pro de una mayor elasticidad de marcha; sin embargo, ésta pronto se vio desplazado por el motor de 1.010 centímetros cúbicos.
Otra de las características especiales que se presentaron a partir de 1977 fue la menor altura de la tapa del maletero. Este hecho se llevó a cabo para facilitar el levantamiento de bultos o maletas a los conductores y pasajeros. Ya que en los primeros modelos, a la hora de depositar cualquier peso, el esfuerzo que se debía ejercer era bastante superior y del todo incómodo. Aunque eso sí, hay que reconocer que aquel maletero que disponía el 127 parecía un auténtico baúl. Familias enteras inundaban con maletas y bolsas todo el espacio. Aún siguen sin saber cómo.
Igualmente es importante señalar las mejorías que se ejercieron en el interior del vehículo. De lo más destacable, el salpicadero, el cuadro de instrumentos, la situación del cenicero y del encendedor. Mucho más que correcto. Incluso se elaboró una solución perfecta para el montaje de la radio y altavoz. Un sistema limpio que se llevaba a cabo sin la necesidad de disponer de demasiadas piezas. Algo perfecto para producción.
Por otro lado los asientos, eran cómodos y envolventes, junto a unos cinturones de seguridad, con un anclaje inferior para hacerlos desaparecer cuando no se utilizaban. Este sistema era verdaderamente interesante porque se lograba evitar que los pies se enganchasen tanto al entrar como al salir. Pero aparte de las aportaciones nombradas, también se deben enumerar otras de mismo calado como volante y palanca de cambios, bolsa portaobjetos extraíble en la puerta de conductor y testigo de nivel del líquido de frenos.
Tres años más tarde del nacimiento de estos tres modelos, llegará un cuarto. En 1980 SEAT decide sacar al mercado una carrocería de cinco puertas. Un nuevo SEAT 127 CLX. Este modelo contó con aportaciones diferentes, claramente diferenciadores, estéticamente, de los anteriores modelos. Hablamos de la parrilla, el parachoques y unas nuevas molduras protectoras laterales de color negro mate. A esto debemos sumarle un espejo retrovisor exterior de mayor tamaño. Se trataba de ofrecer un modelo de mayores capacidades y con un habitáculo mucho más cómodo. Los colores disponibles, en este caso, fueron dos de tonalidad plata o cobre metalizados.
A la hora de producir el CLX se llegó a la conclusión de ofrecer unas llantas que tuviesen un diseño similar al del SEAT Sport. Aunque habría que destacar una variantes, y es que la anchura seguía siendo de 4 pulgadas. Hecho característico de todas las unidades de los 127. En contraposición se elaboraron unos nuevos asientos que contaban con la característica de disponer el posterior abatible en dos secciones. También disfrutaban de un nuevo diseño tanto los revestimientos como la tapicería. Los plásticos del interior estaban tintados a juego en color marrón.
A partir de aquí, empezaron a diseñar el nuevo 127-Fura y como todavía el ‘stock’ de los anteriores modelos era amplio, intentaron darle un último empujón. Así que sacaron al mercado un 127-52. El hecho en sí es que nos plantábamos ante un nuevo 127 Básico L. Además contaba con incorporaciones de sus diferentes modelos. Por un lado los asientos de la versión CL y por el otro el motor de 1010 centímetros cúbicos del Especial. Pero esto no queda aquí porque en esta última tirada los compradores también pudieron disfrutar de unas barras protectoras en los paragolpes. Del mismo modo, contaron con unas bandas decorativas laterales de color negro. En ellas, la inscripción del modelo.
El SEAT 127 fue un utilitario familiar perfecto. Sus dimensiones ofrecieron el espacio suficiente para poder viajar al completo. El pequeño modelo, con un gran habitáculo.
Foto principal: «Astrakos» del foro «Piel de Toro».
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