Si hay un coche que fue un testigo excepcional de los nuevos tiempos que experimentaba España tras la reciente muerte de Franco, fue sin duda el SEAT Ritmo. Con 118.450 unidades fabricadas en los tres años que estuvo en fabricación, desde el 79 al 82, este utilitario familiar es en sí mismo una radiografía del coche típico de una familia española de la época.
Y si bien nos suscita una gran dosis de nostalgia, lo cierto es que no iba corto de defectos, que más que producir rabia, es la tristeza de quedarse a medio camino de haber podido ser un coche mucho mejor.
Por supuesto que tenía virtudes como su diseño original o que no era desorbitado en consumo (principal pecado de sus predecesores), pero cabe recordar sus grandes defectos en aspectos de confort. Desde la rigidez de los asientos a su sistema de dirección y cambios.
Así, en 1979, SEAT comenzó a fabricar y bajo licencia de Fiat y de su Ritmo, nuestra interpretación patria. La cual no dejaba mucho a la imaginación y que básicamente era imagen y semejanza del hermano italiano. Con un abundante uso de plástico, los motores en sus versiones 1.2 y 1.4 provenían del 124 y 1430. Equipando respectivamente, potencias de 64 y 77 CV.
Todas las versiones del Ritmo compartían la tracción delantera y las mismas suspensiones, destacando en potencia (y consumo) el Ritmo Crono. El mismo, con 95 CV a 6.000 rpm alcanzaba velocidades máximas de 170 km/h.
Si bien Fiat ofrecía el Ritmo con versión 3 y 5 puertas, SEAT optó por una oferta única de 5 puertas. Desestimando de igual manera la versión descapotable del Fiat Ritmo diseñada por la carrocera Bertone.
Pese a las modificaciones que fue realizando SEAT en las versiones siguientes del Ritmo, la influencia de estas acabaron teniendo mayor relevancia al ser incorporadas en las primeras unidades del SEAT Ronda.
No obstante, retomando al coche central de este artículo, recordemos que en 1980 fue galardonado con el premio al Coche del Año en España compitiendo de tú a tú con el Talbot 150 y el Citroën GSA.
El SEAT Ritmo, también se hizo hueco entre los coches de la Policía Nacional, y es que pese a no ser un coche muy apropiado para persecuciones a alta velocidad, en nuestra memoria queda para siempre dicho mítico modelo.
Como hemos adelantado previamente, su sucesor, el SEAT Ronda, fue a simple vista el rediseño del Ritmo como consecuencia de la pérdida de la licencia del Fiat Ritmo fruto de los desencuentros entre ambas marcas. Una continuación bastante honrosa y que comenzó la tradición de nombrar a los modelos de la marca con ciudades españolas.
Fuente: Historiaseat