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Mercedes-EQ. EQS SUV, X296, 2022Mercedes-EQ. EQS SUV, X296, 2022
Luis Blázquez

¿Usas realmente el navegador integrado del coche?

Ciertamente, los fabricantes de coches se esfuerzan por incluir más y más funciones dentro de sus sistemas de infoentretenimiento. Además de las clásicas dedicadas a la multimedia, muchos se hacen cargo de las funciones de climatización e incluso de detalles tan nimios como abrir la guantera o ajustar los retrovisores. Otras muchas funciones, realmente nadie las usa más allá del primer encuentro, mientras que otras podrían ser útiles, pero están tan mal diseñadas e implementadas que, la mayoría, prefiere evitarlos.

Sin embargo, la industria del motor gasta miles de millones en el desarrollo de software, y esto es una verdadera lástima, ya que existen mejores alternativas en el mercado. Un buen ejemplo es el sistema de navegación. Casi todos los vehículos en el mercado hoy en día, incluso en los segmentos más modestos, cuentan con un sistema de navegación integrado en el salpicadero. ¿Recuerdas que esta era una característica codiciada cuando no existían los smartphones? Solo los modelos más exclusivos lo equipaban, y si se podía, tenía un precio muy elevado.

Sin embargo, en el último lustro, las aplicaciones para smartphones han mejorado mucho. Es difícil imaginar que alguien abandone Google Maps o Waze por la navegación que trae de serie y que, a menudo, carece de las funciones más básicas, como informes en tiempo real. Además, las pantallas cada vez más grandes de los teléfonos móviles han conseguido ser más nítidas y brillantes que la mayoría de las pantallas que ofrecen las marcas. Y el último clavo en el ataúd fue cuando las interfaces Apple CarPlay y Android Auto se convirtieron en la norma.

No tuvo un comienzo fácil, con las compañías automotrices reacias a dejar que Google y Apple dictaran el juego en su territorio. Pero una vez que la gente se acostumbró a usar sus sistemas, no hubo vuelta atrás. Pronto, pocos querían comprar un coche sin este tipo de integración. Aún así, las marcas siguen ofreciendo sus sistemas de navegación propios y todavía quieren gastar miles de millones en el desarrollo de nuevo software para dicho fin. Pero las enormes pantallas y la atractiva interfaz luego son inútiles con una interfaz hombre-máquina mal diseñada.

Sin embargo, los fabricantes, sistemáticamente, no lo reconocen. Su lucha no se trata de darle a la gente una mejor opción, sino de mantener el control. El uso de un coche genera una gran cantidad de datos que se pueden recolectar para obtener ganancias, y ceder esto a empresas como Google o Apple no es lo que quieren los fabricantes, lógicamente. Es la razón principal por la que Toyota se negó a ofrecer Android Auto y Apple CarPlay hasta hace muy poco (en 2018). BMW incluso quería que la gente pagara por usar Apple CarPlay, aunque esta medida les salió mal.

Por el contrario, en 2014, Daimler lanzó una nueva generación del Smart fortwo y forfour. Y lo hizo con una pequeña característica que parece un movimiento clave. La versión de acceso no tenía pantalla en el salpicadero, solo un soporte para el móvil. Solo hay que colocar el teléfono en el soporte, abrir la aplicación de Smart, y listo. Y tenías el equivalente a una pantalla en el salpicadero con acceso a todas las funciones del vehículo, como radio y los datos de los viajes. No se puede hacer mejor que eso, razón por la que Dacia ha optado por ese modelo.

Sin embargo, las mareas están cambiando y vemos que los grandes fabricantes de automóviles se acercan a las compañías de software en busca de ayuda. Volvo y otras marcas más utilizarán el sistema operativo Android Automotive para impulsar el sistema de infoentretenimiento, con todas las ventajas que lo acompañan. Esto es casi obligatorio para los coches eléctricos, ya que el sistema de navegación necesita acceder a los datos del vehículo para estimar la autonomía y programar la siguiente parada.

Con suerte, los fabricantes aprenderán y dejarán el trabajo pesado a las empresas de software, en beneficio de sus clientes. Piénsalo, hoy en día, a nadie le importa el sistema de navegación del coche.

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