La historia de Skoda está llena de curiosidades. No es para menos, pues la marca checa fue fundada allá por 1895, empezando por el negocio de las bicicletas de la mano de Václav Laurin y Václav Klement. Fue unas décadas más tarde cuando se empezaron a centrar en la producción de coches, destacando el Skoda Popular, el modelo más vendido en el periodo de entreguerras. Derivado de ese ejemplar, hoy vamos a hablar del peculiar y desconocido Skoda Sagitta.
Por esa época, la marca buscaba ofrecer un modelo de partida más accesible que el Popular, que ya tenía una dimensiones considerables y mecánicas fiables. Aunque habían estado bastante tiempo probando mecánicas en disposición V2 bajo la supervisión del ingeniero Josef Zubatý, el motor de cuatro cilindros y cuatro tiempos se impuso por fiabilidad. Se vendió en varios tamaños y potencia, siempre manteniendo un precio competitivo respecto a los rivales de dos cilindros.
Sin embargo, en la marca checa persistía esa idea inicial de hacer un vehículo más pequeño y económico. Entre 1936 y 1938 se trabajó en el prototipo Skoda Sagitta, cuyo nombre significa «flecha» en latín (haciendo referencia al logo). Tenía unas dimensiones más contenidas con 3,4 metros de largo frente a los 4 metros del Popular. Mantenía el chasis tubular y se hicieron varias carrocerías para probar esta base. La primera es desconocida, pero después se hicieron dos descapotables y cuatro coupés como el que aparece en las imágenes.
Con el Skoda Sagitta se volvía a probar el explorado concepto de los motores V2 de cuatro tiempos de Zubatý. Este bloque de 844 cc entregaba una potencia de 15 CV, iba refrigerado por aire y contaba tecnología de control de válvulas. Utilizaba una transmisión de tres velocidades situada en el eje trasero de forma transversal, una disposición que sería adoptada más tarde por coches deportivos. De esta forma, el prototipo era capaz de alcanzar una velocidad de 70 km/h con un consumo de 5,5 l/100km.
El Skoda Sagitta apenas pesaba 580 kg en vacío (hasta 860 kg con carga) y destacaba por esa distribución de pesos tan lograda por su configuración. Destacó por su comportamiento en las carreteras sin asfaltar de aquella época gracias a su ancho de vía de solo 1.050 mm y a sus ruedas de 16 pulgadas. Solamente se conservan dos ejemplares de este prototipo, uno completamente restaurado que es el que se muestra en las imágenes y que está en el Museo de Skoda en Mladá Boleslav y otro que está por restaurar.
Aunque nunca llegó a la producción, el desarrollo de este ejemplar sirvió de inspiración para llegar hasta el Skoda 995 Popular Liduska. Este modelo se comenzaría a producir en 1938 y sería un éxito de ventas por su precio y capacidades. En total se llegaron a hacer 1.478 unidades del Liduska, una cifra importante para la época.