¿Nunca te has preguntado que diferencias hay entre un coche premium y uno generalista, más allá del precio? Porque no solo se trata de integrar materiales de mejor calidad o de tener un servicio técnico sobresaliente, sino de los muchos pequeños detalles que hacen que un vehículo pase de ser bueno a ser prácticamente perfecto cuando se conduce. Y cada uno de esos mil y un detalles están ahí por cortesía de un pequeño grupo de personas enfermizas por la búsqueda de la perfección, como los Takumi de Lexus.
Los maestros artesanos Takumi de la firma nipona aportan un grado de exigencia plus al proceso de creación y dan un sutil toque humano a cada coche que fabrican. La tecnología y la artesanía trabajan juntas en una era que está marcada por la electrificación, la conectividad, la conducción autónoma y la inteligencia artificial. Pero aún con todo, la mano del hombre no puede ser subestimada. En Lexus, el hombre y la tecnología trabajan en una perfecta simbiosis en base a potenciar las técnicas originales con procesos actuales, dando pie a nuevas metodologías.
Convertirse en Takumi no es fácil. Se trata de un pequeño grupo de trabajadores e ingenieros con una larga experiencia en la marca, que han demostrado una alta cualificación, una rigurosa atención al detalle (casi obsesiva) y una actitud que no descansa hasta encontrar la perfección. Como ejemplo, en la planta de Miyata en Kyushi, una de las fábricas donde se gestan modelos Lexus, hay 7.700 trabajadores y solo 19 de ellos son artesanos Takumi, la mayor distinción entre ingenieros. Como maestros, transmiten la tradición de la compañía a las nuevas generaciones.
Los maestros Takumi son trabajadores con una exigente formación, fruto de al menos 25 años de experiencia en un área determinada de la creación de los vehículos. Su nivel de preparación, su atención al detalle y sus sentidos agudizados con el tiempo les permiten alcanzar la categoría de artesanos, empleando todo su saber hacer en busca de la perfección para inspeccionar cada parte del vehículo, de la mecánica, de la sensación de calidad del interior o del aspecto exterior. No hay nada en sus coches que se deje al libre albedrío, algo que se percibe en el producto final.
Los artesanos de Takumi tienen un amplio conocimiento de las últimas tecnologías y están a la vanguardia de la industria, pero su conocimiento se remonta a antes de la era digital. De esta forma, han interiorizado todo el proceso de creación del vehículo, desde las piezas más sencillas hasta las piezas de tecnología más complejas. Son capaces de detectar cualquier imperfección por pequeña que sea y, al comprender toda la cadena de fabricación, pueden explorar nuevas formas de mejorar la producción y el montaje de las distintas partes del vehículo.
Un ejemplo de su exigencia es la sonoridad de las puertas al cerrarse, que ha llevado a un grupo de Takumi a trabajar con neurólogos para entender cómo percibe el ser humano el sonido y mejorar el diseño y el ajuste de las puertas en consecuencia. En la cadena de producción, un Takumi prueba las puertas en una cámara aislada de cualquier ruido y devuelve el vehículo para realizar ajustes cuando una puerta no cierra con el sonido se espera. Hay Takumi especializados en diversas partes de la mecánica y otros en el confort o la sensación de calidad.
Porque los Takumi no solo revisan la pureza de las superficies, el espacio entre las juntas, la integridad de los acabados o el funcionamiento de la tecnología. La mecánica del vehículo y su corazón, el motor, también son revisados por ellos. El maestro artesano trabaja en armonía con las tecnologías de vanguardia, como el escáner TAC proveniente de la medicina, que permite ver a través de los materiales y encontrar la más mínima imperfección. Un estetoscopio tradicional también ayuda a sentir con el oído y asegurar la máxima precisión y calidad de funcionamiento.
El comportamiento también es perfeccionado por un Takumi responsable de las sensaciones de conducción. Tras recibir un exhaustivo entrenamiento de más de 2.000 vueltas para afinar sus sentidos, el piloto está preparado para examinar coches de producción y corregir cualquier deriva en su comportamiento y confort. Por ejemplo, las sesiones de pruebas con pilotos Takumi dieron lugar al desarrollo de unos amortiguadores a medida y de un soporte de refuerzo para la caja de cambios sobre la suspensión delantera en el UX300e, haciéndola más lineal y precisa.
Para comprender la importancia que tiene la destreza de las manos y la sensibilidad del tacto para un artesano de Lexus, los candidatos a Takumi deben ser capaces de realizar un origami de un gato con una sola mano, la que no es dominante, en menos de 90 segundos. Puede parecer un simple juego, pero esta prueba conlleva la necesidad de tener una exquisita delicadeza en la yema de los dedos, una gran habilidad en las manos y la capacidad de interiorizar un proceso desde el inicio hasta el final, comprendiendo cada pequeña dificultad que se presenta y alcanzar la serenidad y confianza para superarlas.
Al igual que los artesanos del cristal o de la madera son guardianes de la tradición, de la sabiduría del oficio y de las técnicas, los maestros Takumi son custodian la tradición de Lexus y su afán por crear los vehículos más refinados. Además de evolucionar constantemente, mejorar su pericia y tomarse el tiempo que haga falta con cada detalle, los Takumi comparten su conocimiento y su experiencia. Como líderes del equipo, fomentan el espíritu innovador entre los nuevos talentos, transmitiendo los valores de la marca, sus valiosas habilidades y su atención a todo el proceso.
En las colaboraciones, los creadores de arte transmiten a los Takumi su visión y su pericia para trabajar con formas, materiales y otras formas de hacer las cosas. Estas colaboraciones pueden verse en los patrones de madera realizados junto con expertos del fabricante de pianos Yamaha, o en las complicadas y exclusivas inserciones de cristal Kiriko en el buque insignia LS, diseñadas por el Takumi del cristal Toshiyasu Nakamura. El resultado de estas colaboraciones crea detalles radicalmente únicos que no pueden encontrarse en ningún otro lugar, ni un robot puede hacer.
De la misma forma, la habilidad de las manos del Takumi y las técnicas de trabajo originales perfeccionadas con el tiempo y la experiencia son una inspiración en la creación de los robots. En muchos casos de hecho, los movimientos de los robots están basados en los sutiles y precisos movimientos de las manos del Takumi. Y si bien una máquina puede crear piezas muy precisas, son los artesanos de la marca los encargados de percibir cómo se siente el vehículo y cómo lo sentirán los clientes. Este importante factor humano no puede ser replicado por las máquinas.
Al final, todo es fruto del perfeccionamiento de los sentidos de estos maestros artesanos tras décadas de atención al detalle. Miran, escuchan y sienten el coche. Sus manos, siempre vestidas con guantes blancos impolutos, son capaces de percibir cualquier imperfección o desajuste de menos de un milímetro, por eso es fácil oírlos hablar en micras. Al hacerlo, aseguran la máxima calidad, porque según la tecnología avanza, la experiencia de los Takumi gana en importancia.
Fuente: Lexus
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