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Mario Nogales

Mitsubishi L200 220 DI-D 150 CV AT6, prueba a fondo

Hace una década probablemente no tuviera demasiado interés esta prueba que publicamos. Las pick-up siempre han sido concebidas en nuestro país como vehículos puramente para el trabajo y para el campo. Sin embargo, las cosas han cambiado bastante desde entonces y es por ello por lo que os traemos la sexta generación del Mitsubishi L200. Este modelo lleva más de 40 años en el mercado y se comercializa actualmente en más de 150 países, con datos así queda clara la importancia que tiene para la marca de los diamantes.

La Mitsubishi L200 acapara alrededor del 20 % de las ventas de la marca a nivel global. En España probablemente no tendrá un éxito abrumador, a pesar de que cambiaron las leyes y la velocidad máxima de las pick-up se igualó con la de los turismos. Aún así, seguirá triunfando en otros lugares como Tailandia, que es donde se fabrica, o en Australia bajo denominaciones más peculiares como Mitsubishi Triton o Strada.

Con esta prueba queremos explicar lo que es convivir con un vehículo de esta índole que también puede ser una opción interesante enfocada al ocio. Para todos aquellos que tengan en mente esa imagen de coche espartano y sin apenas concesiones a la comodidad, adelantamos que la Mitsubishi L200 os sorprenderá. Se posiciona mucho más cerca del resto de turismos de la gama y cuenta con un equipamiento completo.

Exterior

Como ya decíamos, hace tiempo que las pick-up no son coches con un diseño plano y aburrido. De hecho, la L200 se coloca como una de las más llamativas del segmento después de esta actualización. Es mucho más agresiva que su antecesora y toma algunas claves que ya vimos en otros ejemplares como el Mitsubishi Eclipse Cross. El frontal es la parte más destacada gracias al lenguaje de diseño Dynamic Shield. Llama la atención esta parrilla plateada con un generoso marco cromado. También va en línea con las ópticas con tecnología Full LED por primera vez, mientras que las antinieblas tienen una disposición vertical. En la parte inferior no podía faltar la protección metálica.

Si nos movemos por el lateral es fácil apreciar los generosos pasos de rueda, que en este caso acogen unas llantas de 18 pulgadas en un acabado bitono y van calzados con M+S. Aunque lo que más destaca es esta cubierta Hard Top, un accesorio que cierra la superficie de carga y que hará que gane en practicidad como veremos a continuación. La zaga sigue siendo una zona algo más sobria que cuenta con unos pilotos verticales, algunos elementos cromados y la protección plateada.

Antes de pasar al interior tenemos que mencionar que estamos ante una pick-up que llega a los 5,30 metros de largo, 1,81 metros de ancho y 1,78 metros de alto. Con una distancia entre ejes de 3 metros justos, es un vehículo que ofrecerá mucho espacio, sobre todo ahí detrás y con el que podremos pasar apuros para maniobrar en un aparcamiento o circular en ciudad.

Interior

Todo lo que impone por fuera y todo lo inusual que puede llegar a ser se nos olvida cuando trepamos hasta su interior. Aquí, la L200 tampoco se diferencia tanto al resto de Mitsubishi y vemos mucha de esa tecnología que veríamos en cualquier SUV. Se aprecia en detalles como el sistema multimedia con pantalla táctil de 7 pulgadas. No cuenta con navegación ni es la más sofisticada o precisa del mercado, pero tiene conexión con Apple Carplay y Android Auto, por lo que se abren muchas puertas. Incluso sorprende que tenga una toma HDMI al lado de las USB.

En la parte de la instrumentación vemos dos grandes esferas tradicionales y en el centro una pantalla a color que hace las veces de ordenador de a bordo y que es controlada desde el volante multifunción. Si seguimos hablando de algunos mandos, los controles de la climatización son tradicionales y correctos, y aquí en la consola central aparecen la palanca de cambios, el freno de mano y la ruleta del control de tracción.

En términos de calidad sí que es verdad que se queda algo atrás respecto a los SUV. Se emplean plásticos duros en su gran mayoría, aunque el tacto no es desagradable y dan sensación de durabilidad. Las molduras cromadas son correctas y no hacen alardes, mientras que aparece algo de piano Black en algunas zonas. Lo más destacado probablemente sea la tapicería de cuero que viene con este acabado Kaiteki, que es el tope de gama.

Si hablamos de habitabilidad, estas plazas delanteras van sobradas en todas las cotas, principalmente en altura. Es cierto que los asientos no recogen demasiado el cuerpo y que el acceso es algo complicado, pero bueno, contamos con la ayuda del asidero para subir. Incluso en este acabado contamos con unas plazas delanteras calefactadas, un detalle que otros no ofrecen.

Como se puede ver, tenemos dos puertas traseras, lo que significa que estamos con la versión de doble cabina de la Mitsubishi L200 y que tendremos capacidad para cinco ocupantes. También hay versiones de cabina simple con un espacio de carga superior. Pero aquí vamos a centrarnos en decir que son unas plazas traseras bastante decentes por espacio para piernas y altura. Pasa lo de siempre con la plaza central que carece de forma, pero puede sacar de un apuro y de ella sale una consola para cuando no sea utilizada. También tenemos un par de tomas USB aquí detrás, pero no salidas del aire.

Maletero

Bueno y aquí más que de maletero tenemos que hablar de superficie de carga. La Mitsubishi L200 de serie lleva la caja descubierta, pero con este accesorio opcional podemos cubrirla y conseguir sacar más partido. La primera ventaja la encontramos con esta apertura en dos niveles, por un lado, la luneta, útil para meter objetos pequeños. Por otro lado, la parte inferior, que destaca por no caer a plomo, algo que hay que valorar, y también por poder soportar mucho peso.

El interior de esta superficie supera el metro y medio de largo y consigue un volumen de carga de 1,1 metro cúbico y una capacidad de carga máxima de 1.075 kg. Estos datos, que interesarán a los que vayan a trabajar de verdad con ella, se complementan con un acabado plástico rugoso de alta resistencia que además es muy fácil de limpiar. Añadir que con esta cubierta Hard Top también se suman una luz de cortesía y unas lunas que incluyen apertura de compás.

Equipamiento

El Mitsubishi L200 es un modelo que se puede elegir con tres niveles de equipamiento en función de las necesidades de cada usuario. El nivel más básico, el M-Pro, está pensado para el trabajo y un uso más industrial. Aún así, de serie ya cuenta con elementos como las llantas de 16 pulgadas, retrovisores eléctricos, display en la instrumentación, volante y pomo de la palanca en cuero, elevalunas eléctricos, cierre centralizado o aire acondicionado.

Un paso por encima, con el acabado Motion, se suman una serie de componentes interesantes para acercar su dotación a lo que acostumbramos en otros turismos. Hablamos de unas llantas de mayor tamaño, detalles cromados en el exterior, pilotos traseros LED, retrovisor interior fotosensible, sensores de luz y lluvia, climatizador automático, cámara de visión trasera, el sistema multimedia con pantalla de 7 pulgadas con Apple CarPlay y Android Auto o levas de cambio ubicadas tras el volante.

Nuestra unidad lleva el acabado superior de gama Kaiteki, que es realmente completo. Suma a todo lo anterior algunas cosas como las llantas de 18 pulgadas bitono, los faros Bi-LED, la tapicería de cuero negro, el climatizador automático bizona, la cámara de visión de 360º, los sensores delanteros y traseros o los asientos y volante calefactables. Entre sus ayudas a la conducción destacan algunas interesantes como la detección del ángulo muerto, la alerta del tráfico trasero o la mitigación de aceleración no intencionada.

Motor

La única mecánica que se puede elegir en este Mitsubishi L200 es un diésel de cuatro cilindros y 2.2 litros que le pega bastante. Solamente está disponible en esta versión con 150 CV y 400 Nm, que cubrirá las necesidades de la mayoría. También es innegociable la tracción Super Select 4WD de la que hablaremos más adelante. Por otro lado, sí que se puede escoger entre una caja de cambios manual de seis velocidades o la automática de convertidor de par que lleva nuestra unidad y que tiene el mismo número de relaciones.

Casi más importante que el motor, es el chasis de la Mitsubishi L200. Utiliza la configuración tradicional de largueros y travesaños, algo que le hará destacar en la conducción fuera del asfalto. Cuenta con una suspensión de ballestas que ha sido modificada para mejorar el confort. En cuanto a cotas todoterreno, tiene un ángulo de ataque de 31º, un ángulo ventral de 25º y un ángulo de salida de 23º. La altura libre al suelo es de 205 mm y tiene una profundidad de vadeo de 700 mm.

Comportamiento

Ahora que ya estamos a bordo de esta pick-up vamos a empezar comprobando lo que decíamos anteriormente de la conducción todoterreno. Lo cierto es que es donde más destaca la L200 por varios motivos. El primero es la forma en la que el motor entrega su potencia, con los 400 Nm de par disponibles principalmente entre las 2.000 y las 3.000 rpm y sin posibilidad de estirar mucho. La línea roja está en las 4.000 rpm por lo que estamos con un auténtico tractor. El cambio automático puede resultar bastante lento e impreciso, aunque siempre se puede recurrir a las generosas levas metálicas tras el volante.

En todo caso, este ejemplar no ha sido concebido para ser un vehículo precisamente rápido. Con esta configuración sus prestaciones pasan bastante desapercibidas, pues acelera de 0 a 100 km/h en 13,5 segundos y su velocidad máxima es de apenas 171 km/h. Como decíamos, la finalidad del Mitbusihi L200 no es ser un coche prestacional, sino sorprender por sus capacidades dinámicas en cualquier tipo de terreno, algo que cumple con creces.

Siguiendo con la conducción fuera del asfalto hay que hablar de la tracción total conectable Super Select 4WD. Por defecto la tendremos entregando la potencia al eje trasero, con la ruleta en la posición 2H. Basta con girarlo a 4H para que la potencia vaya a las cuatro ruedas, algo que podemos hacer durante la marcha. También se suma el modo 4HLc, que es la tracción integral con bloqueo de diferencial central y varios programas como grava, nieve, arena o roca. Por último, está el 4LLc que suma la reductora para salir de algunos apuros a bajas velocidades. También cuenta con un sistema de ayuda de descenso de pendientes bastante útil.

Habiendo repasado de lo que es capaz la Mitsubishi L200 por caminos de tierra, volvemos al asfalto para ver cómo se comporta. Hemos visto la efectividad suspensión por todo tipo de baches y resaltos, pero en carretera convencional y sin carga detrás nos resulta algo rebotona. No es un coche pensado para curvas, pesa más de 2.000 kg y su dirección no es demasiado comunicativa que digamos.

Pero, por otro lado, sorprende bastante el refinamiento que se consigue en la pick-up. No llegan tantos ruidos ni vibraciones como cabría esperar. Incluso cuando vamos por autopista a 120 km/h, algo que es legal desde 2017, lo encontramos bastante confortable y comedido. La ciudad será por tanto el terreno donde peor se moverá por dimensiones y eso que su radio de giro de 11,8 metros es mejor que el de sus rivales y que cuenta con sensores y cámara para facilitar el aparcamiento.

Llama la atención que los frenos en los acabados superiores sean discos de 320 mm en el eje delantero (294 mm en el básico) y que mantenga frenos de tambor en el eje trasero (295 mm). Si hablamos de consumos, hay que mencionar que terminamos la prueba rondando los 10 litros, una cifra no demasiado alejada del homologado (9,7 l/100km según ciclo WLTP) y lógica para una pick-up de sus dimensiones y características.

Conclusión

Terminamos la prueba de la Mitsubishi L200 con la certeza de que es un vehículo más completo y polivalente de lo que habíamos pensado. Es cierto que tenemos hándicaps como un tamaño no apto para todo, un interior un poco más sobrio o una gama mecánica muy limitada. Pero a cambio nos llevamos un coche con una tecnología bastante parecida a la que vemos en la mayoría de turismos o un espacio interior generoso.

Por no hablar de esa superficie de carga con cubierta incluida que harán las delicias de cualquier profesional. A eso hay que sumar un chasis prácticamente indestructible y unas aptitudes fuera del asfalto al alcance de pocos gracias a la tracción total y sus distintos modos. ¿El precio? Pues esta unidad tope de gama con ese accesorio se acerca a los 45.000 euros. No está mal si tenemos en cuenta la tarifa de otros rivales que se sitúan por encima a igualdad de equipamiento.

Mitsubishi L200 220 DI-D 150 CV AT6
7.6Nota
Lo mejor
  • De los mejores diseños del segmento
  • Equipamiento completo y tecnología a la altura
  • Comportamiento fuera del asfalto
Lo peor
  • Calidad algo justa
  • Una única opción mecánica
  • No demasiado confortable en carretera
Diseño8
Habitabilidad7.5
Acabados7
Maletero8.5
Equipamiento8
Motor7
Comportamiento7.5
Calidad Precio7

Galería de fotos:

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