Fue en 1970, hace más de medio siglo, cuando nació el primer Range Rover. Se trató de un vehículo con el que Land Rover quería demostrar que podía hacer un coche que se moviera igual de bien en carretera que fuera de ella. Con el tiempo ha llegado a convertirse en una submarca, pero hoy nos vamos a ceñir al modelo propiamente dicho.
Hemos venido a Pamplona a poner a prueba a la quinta generación del Range Rover, que ya está disponible desde 140.950 euros. Lo puedes encontrar más barato en coches.com, donde tenemos las mejores ofertas de coche nuevo del país, además de financiación o renting con buenas condiciones.
Queda claro que el Range Rover es el buque insignia de la marca, su modelo más grande, más lujoso y más caro. Ser el vehículo de representación supone alcanzar un nivel de elegancia y sofisticación muy elevado, algo que se ha ido trabajando generación tras generación. Con esta última vemos además un cambio de plataforma que supone un completo cambio de era. Vemos mucha electrificación en su gama mecánica, con versiones híbridas enchufables y la promesa de una variante 100 % eléctrica para 2024.
Exterior
Por mucho que pase el tiempo o se acumulen generaciones a sus espaldas, un Range Rover es un Range Rover. Tiene una silueta muy característica y reconocible desde cualquier ángulo, aunque también modificaciones importantes a nivel estético. Comenzamos por un frontal más estilizado que mantiene esa parrilla rectangular con acabado en tres dimensiones que queda por debajo del nombre del modelos y va flanqueada por la nueva iluminación LED. Los faros son más estrechos y pueden contar con la tecnología Predictive Dynamic Bending Light que utiliza datos de la navegación para adaptarse a la carretera.
También se puede apreciar el minimalismo en su paragolpes delantero, con una rejilla horizontal como adorno. He de comentar que la personalización es uno de los puntos fuertes de la nueva generación de Range Rover. Se pueden elegir muchos detalles en contraste e incluso optar por la carrocería bitono, hay distintos packs de individualización y la versión SV para ganar distinción. No pueden faltar otros detalles como llantas que parten desde las 21 pulgadas y pueden llegar hasta las 23 o la decoración vertical en las puertas delanteras.
A mí otro punto que me gusta mucho de este modelo es que las manillas de las puertas van enrasadas en la carrocería. Se trata de una medida que beneficia a nivel aerodinámico, al igual que la ausencia de barras de techo o esas líneas tan fluidas. Al final se queda con en un coeficiente de 0,30 Cx, mucho mejor que los 0,34 Cx de su antecesor. Y al llegar a la zaga es imposible no fijarse en esa moldura negra que integra el nombre del modelo y unos pilotos traseros muy estilizados y que quedan ocultos hasta que se encienden. Eso, junto a un paragolpes elegante y fluido ponen fin a un diseño distinguido de este modelo.
Es importante decir en este punto que este Range Rover se asienta sobre una nueva plataforma, conocida como MLA-Flex. Eso hace que sea más modular que nunca y que mantenga los dos tamaños de carrocería para satisfacer las necesidades de todos los usuarios. El corto (SWB) ya tiene 5,05 metros de largo, con una distancia entre ejes que se va hasta prácticamente los 3 metros. Y quien lo quiera con batalla larga (LWB) tendrá un todoterreno de 5,25 metros y una distancia entre ejes de casi 3,2 metros. Un mastodonte en toda regla.
Modelo | Batalla normal (SWB) | Batalla larga (LWB) |
Longitud | 5.052 mm | 5.252 mm |
Anchura | 2.047 mm | |
Altura | 1.870 mm | |
Distancia entre ejes | 2.997 mm | 3.197 mm |
Diámetro de giro | 10,95 m | 11,54 m |
Interior
Si ya veíamos una evolución notable en el exterior del Range Rover, por dentro no se queda atrás. Aquí se han cuidado todos los detalles, comenzando por una digitalización total de habitáculo. Este modelo monta el sistema multimedia Pivi Pro de última generación, con una pantalla táctil central de 13,1 pulgadas. Flota sobre el salpicadero en una posición bastante baja para lo que estamos acostumbrados. La parte positiva es que tiene una respuesta rapidísima y bastante intuitiva. También que tiene una conectividad total, no solo con Android Auto y Apple CarPlay, sino también con el asistente Amazon Alexa.
La otra pantalla corresponde a la instrumentación digital curva y tiene 13,7 pulgadas, todo a lo grande en este ejemplar, como podéis ver. La cosa no se queda ahí, pues puede llevar un generoso Head-Up Display, el retrovisor digital Clearshight, además de otras pantallas en los reposacabezas o en el reposabrazos central para amenizar el viaje a los pasajeros de las plazas traseras. Pero no todo es digital, por suerte el sistema de climatización de cuatro zonas mantiene los diales físicos a través de unos botones y ruletas en la consola central.
Otro punto muy destacado en el Range Rover es su calidad. Demuestra que quiere luchar contra los más grandes al tener unos acabados sobresalientes y materiales que no decepcionan. En este punto también entra la personalización, pues el cliente puede elegir molduras decorativas de todo tipo, incluyendo algunas satinadas, maderas o cerámicas. Destaca la llegada de nuevas tapicerías que se suman a las tradicionales de piel, dando opción a materiales sostenibles. En general no se pueden sacar pegas en este apartado, pues el Range Rover está por encima de la mayoría de sus rivales.
El confort a bordo es un “must” para la marca y lo confirman con los asientos delanteros con múltiples reglajes eléctricos, con memoria, con calefacción/refrigeración e incluso con varios programas de masaje en los más avanzados. También sorprende la cantidad de huecos portaobjetos que hay en el habitáculo, con los habituales de pequeño tamaño en la consola central (reposabebidas y hueco para el smartphone con carga inalámbrica), sumando además dos guanteras delante del acompañante y una con refrigeración entre ambos asientos para guardar bebidas fresquitas.
Una imagen vale más que mil palabras y es mejor que veáis el vídeo para haceros a la idea de los que es disfrutar de los asientos de primera clase de la segunda fila del Range Rover. Se puede configurar con cuatro, cinco o siete plazas; aunque lo más destacado serían estos asientos Executive en la que el respaldo de la plaza central se convierte en consola central con pantalla de 8 pulgadas.
Los asientos laterales también pueden ir climatizados (con frío y calor), además de contar con ajustes eléctricos para encontrar la posición ideal. Hay varios niveles, porque se pueden escoger los asientos Executive Class Comfort e incluso unos Plus con reposapiernas y reposapiés calefactados. Sobra decir que el espacio es más que suficiente para todo tipo de tallas.
La tercera fila de asientos es una opción exclusiva para los ejemplares con batalla larga y es la primera vez que se incorpora en un Range Rover. A pesar de ser dos plazas más pequeñas, lo cierto es que están por encima de la media gracias a su configuración “tipo estadio”. Consiste en colocarlas un poco más altas para garantizar visibilidad y espacio. También el acceso es facilitado por el control eléctrico de todos los asientos, que permite un movimiento sin esfuerzos y un espacio generoso.
Maletero
La primera singularidad del maletero del Range Rover es que mantiene el portón dividido en dos partes, algo que enamora a los más puristas y que facilita su carga. La boca queda algo carga, pero al final tenemos una capacidad muy destacada. Con cinco plazas ya tendríamos 725 litros en los modelos con batalla normal. En los que tienen la batalla extendida y siete plazas, esa capacidad se reduce a 713 litros cuando se utilizan cinco asientos. Si se utilizan todos se queda un maletero nada despreciable de 212 litros, por encima de la media de los siete plazas.
Destacan algunos detalles como la cubierta autoplegable o el panel inteligente del suelo. Incluso merece la pena mencionar el asiento de eventos para la zona del portón trasero. Bajo el piso se podría llegar a equipar una rueda de repuesto de tamaño completo, una buena noticia para un todoterreno, aunque el precio de este extra ronda los 1.500 euros. Desde este lugar también se pueden abatir los asientos de forma eléctrica, permitiendo tener hasta 1.841 litros en el de batalla normal y hasta 2.050 litros en el de batalla larga.
Volúmenes espacio de carga (litros) | Batalla normal | Batalla larga |
Capacidad detrás de la tercera fila (hasta techo) | n/a | 212 |
Capacidad detrás de la segunda fila (hasta techo): | 818 | 857 |
Capacidad detrás de la primera fila (hasta techo): | 1.841 | 2.050 |
Motor
La gama mecánica del nuevo Range Rover ya forma parte de la nueva era de la marca. Lo cierto es que es bastante completa al tener opciones con casi todos los combustibles y mucha electrificación. Hay dos versiones híbridas enchufables, los P440e y P510e, con el nivel de potencia que su denominación indica. En ambos casos, combinan un motor de seis cilindros en línea y 3.0 litros con motores eléctricos y una batería de 38,2 kWh (31,8 kWh netos) para conseguir autonomías eléctricas de hasta 113 kilómetros y beneficiarse de la etiqueta CERO de la DGT y ayudas a la compra. Y en 2024 ya se ha confirmado la llegada de su variante eléctrica…
Aunque también hay versiones más tradicionales. Para quien quiera seguir optando por el diésel, combustible mítico en este modelo, se disponen los D300 y D350, ambos con un bloque de seis cilindros y 3.0 litros que lleva microhibridación y consigue la etiqueta ECO. También hay un gasolina en la gama, el P530 que se trata de un V8 de 4.4 litros para colocarse como el ejemplar más potente. Se da por hecho que todos los Range Rover disponibles actualmente llevan la tracción total y también una transmisión automática, no hay posibilidad de adquirir este modelo en manual.
Comportamiento
Sin ninguna duda, lo primero que he notado cuando me he puesto al volante de este nuevo Range Rover es la espectacular calidad de rodadura. Es de los coches más cómodos que he podido conducir hasta la fecha, a la altura de las berlinas de representación de algunas otras marcas. Y eso se consigue con la nueva plataforma MLA-Flex, que ha mejorado la rigidez de la carrocería y el aislamiento del ruido. De hecho, este ejemplar cuenta con tecnología de cancelación activa del ruido cuando monta el sistema de sonido Meridian de 35 altavoces, un plus bastante interesante.
Aunque no es solo el silencio en marcha, es también la capacidad de su chasis de absorber casi todo lo negativo que podría llegar del mundo exterior. Conductor y acompañantes se sentirán en una burbuja en este modelo. Ya hablamos de la mejora aerodinámica y a eso hay que añadir algo que me ha fascinado: su suspensión neumática electrónica inteligente. Incorpora el primer eje trasero de cinco brazos de la marca y es totalmente predictiva, utilizando datos de la navegación. Reduce al mínimo los balanceos y cabeceos, permitiendo además un comportamiento ejemplar fuera del asfalto.
No hay que olvidar que el Range Rover fue concebido como un auténtico todoterreno y que tiene que mantener el tipo en este aspecto. De serie cuenta con el sistema Terrain Response 2, que garantiza la máxima tracción en cualquier condición. De hecho, tiene hasta ocho programas todoterreno que van modificando algunos parámetros en función de lo que requiera el usuario. Incluye un diferencial trasero activo con bloqueo, controles de descenso y ascenso de pendientes, además de unos ángulos muy beneficiosos para movernos por el campo.
Modelo | Batalla normal (SWB) | Batalla larga (LWB) |
Altura de la parte inferior máxima | 295 mm | 294 mm |
Articulación máxima | 510 mm | 510 mm |
Ángulo de ataque | 34,7 grados | 34,7 grados |
Ángulo ventral | 27,7 grados | 25,2 grados |
Ángulo de salida | 29,0 grados | 29,0 grados |
Profundidad de vadeo | 900 mm | 900 mm |
Inclinación máxima | 45 grados | 45 grados |
Aunque es cierto que el Range Rover ha perdido esa esencia de todoterreno puro que tenía antaño. Sigue teniendo capacidades sí, pero ahora no es lo más destacado que tiene. En resumidas cuentas, se porta mejor en carretera, que es dónde consigue el máximo confort en marcha. Allí se beneficia de algunos detalles como el eje trasero direccional, con unas ruedas que se mueven hasta 7,3º (a baja velocidad) y le dejan con un ángulo de giro de apenas 11 metros. También consigue una agilidad sorprendente para tratarse de un coche de estas dimensiones y peso. En función de la versión escogida, puede estar entre los 2.500 y los 2.800 kg.
Durante la toma de contacto tuvimos la oportunidad de ponernos al volante de las dos versiones más convencionales. El gasolina P530, con su motor V8 es una auténtica bestia. Suena muy bien y corre mucho, con una respuesta instantánea que satisface a cualquiera. Pero es de entender que no es una mecánica para todos los públicos, que preferirán algo más comedido por potencia, consumos o precio. Así que vamos a centrarnos más en el diésel D350 que es el que disfrutamos más tiempo y nos sorprendió por equilibrio en todo momento.
No cabe duda de que este seis cilindros en línea de 3.0 litros tiene potencia suficiente (350 CV) y un par excelso. Lo entrega de forma contundente en bajas, dónde está su zona más aprovechable. El cambio nos ha resultado muy suave y bastante preciso, a la altura de lo que esperamos de este tipo de vehículos. Por no hablar de esas levas al volante metálicas que invitan a ser tocadas. La suspensión neumática hace que su comportamiento sea neutro y más que satisfactorio en cualquier terreno, destacando en autopistas, dónde tiene una estabilidad brutal y una capacidad para hacer kilómetros sin que entre la fatiga insuperable.
Opinión coches.com
Cuando nació fue planteado como un “vehículo de ocio con mucha calidad, pero no un vehículo de lujo”. Los tiempos cambian y ahora el Range Rover es la perfecta definición del lujo dentro de la firma británica. En este sentido hay muy pocos que se acerquen a su nivel de calidad y acabados. También es el ejemplo de modularidad por sus dos carrocerías disponibles y posibilidad de escogerlo con cuatro, cinco o siete plazas. Por no hablar de su polivalencia, al mantener esas capacidades off-road que le mantienen como un referente entre los modelos de su segmento.
Es muy difícil sacarle pegas a un coche de la talla del Range Rover. Al detalle ese que mencionamos con perder algo de su esencia, se tendría que añadir un precio al alcance de pocos mortales. La tarifa de partida de 140.950 euros es para la versión más básica, pero el tipo de clientela de este modelo no se suele conformar con eso. Una unidad altamente configurada estará bastante más cerca de los 200.000 euros y ya si se opta por la exclusividad del Range Rover SV en su versión más capaz nos iremos por encima de los 260.000 euros.
- Calidad y equipamiento interior
- Confort en marcha
- Chasis sobresaliente
- Dimensiones mastodónticas
- Peso en los híbridos enchufables
- Precio al alcance de pocos