Ponemos a prueba al Skoda Octavia 2.0 TDI 150 CV, un modelo bastante a tener en cuenta dentro de las berlinas medias. Si bien es cierto que la tendencia de mercado actual gira en torno a los SUV y que este tipo de modelos ha visto como bajaba su cuota, hay marcas que siguen apostando por ellas. Los checos siempre han destacado por su practicidad y este tipo de carrocería sigue siendo un recipiente muy lógico y capaz.
Aunque el Octavia sea un modelo relativamente nuevo, llama la atención que su nombre apareció por primera vez en 1959. Aquel Skoda Octavia se trató de un sedán de dos puertas que se comercializó durante más de una década hasta que fue sustituido por el 1000 MB en 1971. Para recuperar esa denominación se esperaron hasta el año 1996, cuando llegó la primera generación del Octavia como lo conocemos hoy en día.
Uno de los primeros desarrollos de la Skoda bajo el paraguas del Grupo Volkswagen, compartía algunos elementos con otros modelos de otras marcas. Eso le permitió tener una buena reputación y fiabilidad a un precio ajustado. La primera generación sirvió para asentarse en el mercado y ya la segunda siguió triunfando entre todo tipo de públicos. Ahora la tercera se somete a un lavado de cara que vamos a evaluar de primera mano.
Exterior
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En el diseño exterior del Skoda Octavia se han llevado a cabo una serie de cambios bastante apreciables. El principal, sin duda, recae en sus faros delanteros, que abandonan su aspecto tradicional para dividirse en dos piezas distintas. Esta solución controvertida no ha gustado a todo el mundo, pero le da un toque extra de personalidad. La sección más pequeña del faro queda casi integrada con una parrilla de mayores dimensiones.
El capó cuenta con unas nervaduras que parten de la zona del logotipo y en la parte inferior del paragolpes hay una pequeña moldura cromada y unos antinieblas estrechos. Desde el lateral se aprecia como la silueta del Octavia apenas cambia, manteniendo esos tres volúmenes de forma marcada. En esta vista destacan las llantas de 18 pulgadas (en nuestra unidad) o el detalle cromados en la parte baja del marco de las ventanillas.
La zaga seguirá siendo la parte más anodina de la berlina. Tras una suave caída del techo, el portón queda rematado de forma obtusa. En los extremos van situados unos pilotos traseros LED que estrenan diseño. El paragolpes también se ha rediseñado y queda más marcado que en su antecesor. La parte baja queda rematada por un difusor en plástico negro que oculta parcialmente las salidas del tubo de escape.
Con solo mirarlo ya se advierte que sus medidas apenas han sido alteradas. El Skoda Octavia sigue siendo una de las más grandes entre las berlinas compactas gracias a una longitud de 4,67 metros, una anchura de 1,81 metros y una altura de 1,46 metros. La distancia entre ejes se mantiene en 2,69 metros para dar lugar a uno de los habitáculos más espaciosos que podamos encontrar en su segmento.
Interior
Cuando nos subimos a bordo del Octavia percibimos un buen nivel de tecnología, pero sin llegar al de modelos de nueva hornada como el Skoda Karoq. La berlina no puede llevar la instrumentación digital, así que nos conformamos con una más tradicional con dos grandes relojes con el borde en gris y entre medias una pantalla a color de 4,2 pulgadas que se controla desde el volante multifunción y nos ayudará mostrando una información bastante completa.
Nuestra unidad de pruebas está muy bien equipada y encontramos una pantalla de 9,2 pulgadas presidiendo la consola central. Es la que va ligada al sistema Columbus y presenta una navegación y conectividad ejemplares, además de una buena funcionabilidad. El tacto es bueno, parecido al de un smartphone, pero sin llegar a la precisión de los de nueva generación. Por debajo quedan los controles de la climatización, más analógicos con varios botones y ruletas.
Desde el primer momento se percibe que la calidad de nuestro Octavia es destacada. Quizás el acabado L&K que equipa tenga bastante de culpa, pues introduce una tapicería mixta de cuero y Alcántara en color marrón y con un tacto notable. Los plásticos del salpicadero, consola central y puertas van en el mismo color y también tienen buena presencia. Hay algunos plásticos más duros en negro en zonas menos visibles pero no llegan a desentonar.
Una de las cualidades principales del habitáculo es su habitabilidad. el Skoda Octavia es uno de los más grandes del segmento y eso ya se percibe desde sus cómodas plazas delanteras. Aunque la diferencia la marcan los asientos traseros, más espaciosos de lo habitual, destacando en espacio para las piernas. Sin bien es cierto, que la plaza central es más incómoda para un adulto y queda algo penalizada por el túnel de transmisión.
Maletero
Si hablamos del maletero del Octavia, aquí si hay que afirman que es el mejor del segmento. Tiene una capacidad de 590 litros y unas líneas muy rectas y aprovechables. La boca de carga es ancha, aunque la única pega que podría tener es que queda algo alta. Como buen ejemplar de la marca checa cuenta con bastantes soluciones como redes y ganchos para dividir y fijar la carga. También con una moqueta reversible de lo más práctica.
Bajo el piso del maletero todavía encontramos un hueco capaz de albergar una rueda de repuesto de tamaño completo. En el caso de que sea necesario transportar objetos más voluminosos, basta con abatir los asientos en dos partes (60:40) para que la capacidad aumente hasta los 1.580 litros. Lo malo es que no queda una superficie totalmente lisa, pues hay un pequeño resalto entre maletero y asientos.
Equipamiento
El Skoda Octavia se puede elegir con cuatro niveles de equipamiento en nuestro mercado. Desde el acabado básico Active cuenta con llantas de acero de 15 pulgadas, ópticas dobles halógenas con luces diurnas LED, faros antiniebla delanteros, climatizador, control de crucero o pantalla multifuncional con Apple Connectivity. Por encima queda el Ambition, que suma llantas de aleación, climatizador bizona, elevalunas eléctricos traseros y algunos detalles cromados en el interior.
Una de las opciones preferidas será el Style, que ya cuenta con llantas de 17 pulgadas, faros LED con función de luz en curva, retrovisores exteriores abatibles eléctricamente, sensores de aparcamiento traseros, volante deportivo multifunción. Aunque nuestra unidad de pruebas llevaba el acabado tope de gama (con permiso de los Octavia RS): el L&K.
Se trata del nivel de equipamiento más lujoso y tiene llantas de 18 pulgadas, retrovisores exteriores eléctricos con memoria y detalles cromados en el exterior. En el interior se puede ver el techo solar, los asientos con tapicería mixta de cuero y Alcántara, navegador Amudsen con pantalla táctil de 8,0 pulgadas o sensores de aparcamiento delanteros.
Mención aparte merecen algunas de las soluciones Simply Clever como la papelera en la puerta del conductor o la moqueta reversible del maletero. Para los que no tengan suficiente con lo anterior, siempre se podrá completar un poco más gracias al equipamiento opcional. Se pueden equipar los reglajes eléctricos y la calefacción para los asientos delanteros, ayudas como el el Front Assist o el Park Assist o el navegador Columbus con pantalla de 9,2 pulgadas.
Motor
La gama mecánica del Skoda Octavia es de lo más completa, con mecánicas turboalimentadas de tres y cuatro cilindros. En gasolina están disponibles el 1.0 TSI de 115 CV, el 1.4 TSI de 150 CV y el 1.8 TSI de 180 CV. También hay una versión que funciona con GNC y que emplea el 1.4 TSI pero con 110 CV. Los tope de gama seguirán siendo los Octavia RS, con hasta 245 CV de potencia gracias al último Octavia RS 245.
Por la parte del diésel abre la gama el 1.6 TDI de 115 CV y le sigue el 2.0 TDI de 150 CV que monta nuestra unidad. El tope de gama es el Octavia RS con el 2.0 TDI de 184 CV. Hay que decir que tanto los bloques de gasolina como los diésel están disponibles tanto con cambios manuales (de cinco o seis velocidades) como con las transmisiones automáticas de doble embrague DSG (con seis o siete marchas). Todas las versiones son de tracción delantera.
Nuestra unidad de pruebas es un Skoda Octavia 2.0 TDI que desarrolla 150 CV y 340 Nm de par y que va ligado al cambio DSG de seis velocidades. Echando un vistazo a su ficha técnica comprobamos que homologa un consumo de 4,5 l/100km y unas emisiones de CO2 de 118 g/km, bastante eficiente. Las prestaciones son correctas con una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos y una velocidad máxima de 215 km/h.
Comportamiento
El bloque diésel archiconocido en el Grupo Volkswagen tiene ese repiqueteo típico de diésel, apreciable desde parado pero apenas audible desde el interior gracias a la buena insonorización del modelo. Desde el primer momento también apreciamos que su comportamiento será el que habíamos esperado de está mecánica. El 2.0 TDI destaca por una entrega de potencia lineal y progresiva.
Pero la zona baja del cuentarevoluciones es la que más aprovecha este bloque. A partir de las 1.500 vueltas se empieza a notar el trabajo del turbo y tendremos un empuje contundente (no hay que olvidar sus 340 Nm de par) hasta prácticamente las 4.000 rpm. Con esto queremos decir que es un coche muy eficaz en maniobras de recuperación como adelantamientos e incorporaciones.
Con el cambio DSG de seis velocidades tenemos sentimientos encontrados. Por un lado destacamos lo rápida que es esta caja, aunque por el otro echamos en falta esa marcha extra a que estamos acostumbrados. Muchas veces no es todo lo precisa que nos gustaría, sobre todo en reducciones, así que podremos sorprendernos entrando en una rotonda a una velocidad bastante baja y todavía en quinta marcha.
Eso se puede solventar ‘jugando’ con los distintos modos de conducción que trae el Skoda Octavia. El Eco es para buscar consumos bajos y tenderá a llevar marchas largas y se activará el modo vela cuando no aceleremos. El modo Normal es el más adecuado para el día a día. El Sport es el que trata de sacar algo de chispa apurando marchas, aunque no llega a ser deportivo de verdad. También estará la opción de cambiar manualmente con las pequeñas levas en el volante.
Lo que se aprecia a la perfección el Octavia es su equilibrio, pues es capaz de enfrentarse a todo tipo de vías sin desentonar. Vale que no es la mejor opción para un tramo de curvas o para las complicaciones de la ciudad, pero no sale mal parado en esas situaciones. Aunque, como habréis adivinado, donde se siente más a gusto es en autopistas y autovías, donde pide hacer cientos de kilómetros sin despeinarse.
En esas situaciones es fácil ver como se consiguen consumos irrisorios, incluso por debajo de lo homologado. En el resto de situaciones tampoco va a ser nada derrochador, nos ha sorprendido positivamente que pocas veces hemos superado los 6 litros de media. La plataforma MQB sobre la que se asienta es una apuesta sobre seguro y en este caso tiene un esquema de suspensiones notable, que ofrece estabilidad y comodidad a partes iguales. La dirección es algo blanda y menos comunicativa, pero no penaliza en exceso.
Opinión coches.com
Aunque la tendencia SUV siga creciendo con el paso de los meses y las berlinas caigan en ventas, eso no significa que sean una mala opción. Aunque vayan a contracorriente en la moda actual, lo cierto es que la carrocería de tres volúmenes sigue siendo adecuada para quien compra un coche con la cabeza. El Skoda Octavia es una clara muestra de ello, un modelo con un lavado de cara que le hace ganar algo de personalidad y con una tecnología bastante actual.
Aunque la principal bondad de este modelo es la habitabilidad sobresaliente de su habitáculo y el hecho de contar con el maletero más grande del segmento. El motor 2.0 TDI de 150 CV con el cambio automático DSG de seis velocidades es una opción adecuada para quien recorra muchos kilómetros, sin duda, una de las capacidades más notorias del Octavia. No es casualidad que haya sido la opción de muchos profesionales durante años, pues muestra un equilibrio ejemplar y unos consumos muy contenidos.
- Espacio interior y maletero
- Equilibrio y confort en marcha
- Consumos contenidos
- Estética controvertida
- Interior menos tecnológico que otros
- Precio superior al de su antecesor
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