El proceso de puesta a punto de un deportivo de altas prestaciones como el Alfa Romeo 4C es muy largo y laborioso, con numerosas pruebas en los más diferentes ambientes, situaciones y condiciones: desde el frio del Ártico hasta los desiertos de Namibia o de Mohave. Pero si hay algo que en la mayoría de las marcas tienen asumido es que antes o después tendrán que marcar un tiempo en el circuito de Nürburgring, la auténtica referencia para medir sus verdaderas posibilidades a nivel prestacional.
Es cierto que son muchos los fabricantes que acuden habitualmente al Infierno Verde como parte del proceso de puesta a punto de sus modelos (deportivos y no tanto), pues en apenas 20.800 metros de trazado y en un entorno controlado como es el de un circuito de velocidad se reúnen todo tipo de curvas de amplio y pequeño radio, peraltes, diversas clases de asfalto y largas rectas donde probar a fondo las posibilidades de sus vehículos. Hay incluso algunas marcas que tienen una sede permanente en el circuito para poder llevar a cabo su trabajo de optimización con total tranquilidad y confidencialidad.
Aparte de todo ello el circuito de Nürburgring mantiene el halo de las antiguas gestas deportivas que tuvieron lugar sobre su asfalto y qué duda cabe sirve como excelente plataforma publicitaria en el caso de que el tiempo conseguido sea bueno (si no es así simplemente no se publicita y se sigue trabajando…)
Tan importante ha llegado a ser en ciertos ámbitos el tiempo conseguido que hay auténticos piques entre marcas, e incluso algunas de ellas son capaces de desplazar a sus instalaciones a una auténtica pléyade de ingenieros con el fin de optimizar la puesta a punto del vehículo en cuestión para rebajar aunque sea unas centésimas el tiempo de la competencia, recurriendo incluso a pilotos profesionales para luchar contra el crono.
El Alfa Romeo 4C es la nueva referencia de la marca trasalpina en el segmento de los modelos más deportivos y también ha pasado por el circuito germano para tratar de establecer un nuevo record de su categoría. La marca que se ha dado a conocer recientemente se realizó el pasado 12 de septiembre y a sus mandos se encontraba el periodista alemán, piloto y auténtico especialista en el “Infierno Verde” Horst von Saurma.
Tras la vuelta lanzada el crono se detuvo finalmente en 08´ 04” 40 lo que le sitúa como el vehículo de serie más rápido por debajo de los 250 CV de potencia y al nivel de otros deportivos de campanillas mucho más potentes. Por ejemplo el tiempo es el mismo que el marcado por el mito Walter Röhrl a bordo de un Porsche Cayman S, o 1 segundo más rápido que el del BMW M3 E92 (pilotado también por el propio Horst von Saurma) y se queda a escasos 2 segundos de la marca obtenida por el Mercedes CLK 63 AMG – Black Series.
Como muchos de vosotros ya conocéis el pequeño deportivo biplaza italiano equipa un nuevo propulsor de gasolina sobrealimentado, de 4 cilindros y 1.750 cm3, que incorpora un sistema de inyección directa de gasolina (a 200 bares de presión) capaz de proporcionar una potencia máxima de 240 CV a 6.000 rpm y un par máximo de 350 Nm entre 2.100 y 4.000 rpm, lo que le permite pasar de 0 a 100 km/h en tan solo 4,5 segundos o desarrollar una velocidad máxima de 258 km/h.
Suponemos que para conseguir dicha marca el piloto habrá situado el mando del selector DNA en la posición RACE, pensada específicamente para conducción en circuito y que limita al máximo la actuación de los sistemas electrónicos, dejando gran parte de la iniciativa a quien se encuentre a sus mandos y permitiendo que el ESC facilite cierto grado de derrapaje controlado. La única concesión ha sido la utilización de unos neumáticos Pirelli P-Zero Trofeo que son específicos para la conducción en circuitos de carreras, aunque también están homologados para su uso en carretera.
Finalmente os dejamos con el vídeo de la cámara on-board de este record, para que podáis vivir la experiencia casi como si fueseis subidos a bordo… (sí, ya sé que es un decir…):
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