No resulta extraño ver cómo en épocas de abundantes precipitaciones surgen problemas en las carreteras en forma de desprendimientos o socavones.
Los socavones son consecuencia de la erosión del terreno. El agua es la mayor fuente de este proceso, erosionando y desgastando la superficie por la que transcurre. La formación de estos socavones es completamente aleatoria y pueden tardar en formarse hasta uno o dos años, por lo que en ocasiones existe la posibilidad de detectarlos a tiempo.
En el vídeo que adjuntamos, una simple simulación con arena y agua, se muestra de forma sencilla cómo la erosión subterranea puede provocar que «el terreno ceda súbitamente y se trague todo lo que haya» en la superficie.
En ocasiones, estas zanjas en la superficie son consecuencia de la acción humana. En estos casos, este tipo de percances surgen de manera generalizada por motivos constructivos. En el caso de la red subterranea de drenajes, habitúan a ser muy antiguas. Las tuberías se rompen, no resisten y empieza una fuga que supone la erosión y el movimiento de la superficie.
Todo lo anterior genera un vacío subterraneo, el cual, al dejar este hueco por debajo de una capa asfáltica lleva al colapso, ya que no resiste el peso de los vehículos que pasan por encima. Los socavones no son las únicas consecuencias que pueden tener la ruptura de tuberías. También pueden suponer grandes inundaciones en las vías circulatorias.
Este mismo mes, se ha dado un caso de este tipo en Zamora, concretamente en la Avenida Cardenal Cisneros, una de las calles más transcurridas del municipio. Un vehículo que se encontraba estacionado en la vía ha resultado completamente hundido en el asfalto. Los bomberos del municipio han señalado que como han podido comprobar, la causa de este suceso se debe al colapso de una de las tuberías de la red de saneamiento.
Fuente: Fogonazos