Nico Rosberg viaja atrás en el tiempo para mostrarnos la evolución de los cascos de Formula 1. En las primeras carreras de la competición los pilotos apenas protegían su cabeza. De hecho, en la década de los años 50 había pilotos que no usaban protección alguna y algunos solamente ponían un gorro de piel que apenas podían protegerles del viento.
La década siguiente empezaron a utilizarse cascos de cartón prensado, tan incómodos que no todos los utilizaban, ya que no era obligatorio hacerlo. No fue hasta 1968 cuando apareció ekl primer caso integral de fibra de vidrio. Pesaba casi tres kilos, pero era mucho más efectivo que sus predecesores.
Como casi siempre, fue un accidente el que impulsó la evolución de los cascos: En el Gran Premio de Sudáfrica de 1977, el monoplaza de Tom Price golpeó a un bombero que cruzaba la pista en ese momento. El extintor del comisario de pista golpeó la cabeza de Pryce, que murió en el acto.
Este trágico suceso hizo que los ingenieros mejorasen el equilibrio seguridad-peso. Así en 1980 nacía el Tricomp, una aleación de fibra de carbono, fibra de vidrio y diversos polímeros que cubría el exterior del casco proporcionándole mayor resistencia. Esa misma década empezaron a investigar cómo funcionaba aerodinámicamente en el túnel de viento.
A partir del año 2000, la seguridad en los cascos se complementó con la llegada del moderno sistema HANS (Head And Neck Support). El HANS tiene por objeto evitar las lesiones cervicales provocadas por “efecto látigo” cuando se produce una colisión a altas velocidades. Su inventor fue Robert Hubbard, un profesor de biomédica de la Universidad de Michigan. El HANS está fabricado con Kevlar y se engancha al respaldo del asiento del piloto y a su casco con resistentes ganchos. En la fórmula 1 su uso se hizo obligatorio a partir de 2003.
Actualmente, el casco de F1 se fabrica a medida del piloto. Es una pieza de 1200 gramos formada por 18 capas de fibra de carbono que puede soportar el peso de un tanque de 55 toneladas sin deformarse. La estructura exterior puede resistir una temperatura de 800ºC durante 30 segundos sin que en el interior se superen los 70ºC. La estructura interior se elabora de forma artesanal a partir de moldes de la cabeza del piloto.
Además, la estructura de los cascos lleva una tira de Zylonen la visera que mejora las debilidades detectadas en la fibra de carbono tras el accidente sufrido por Massa en el GP de Hungría en 2009. Resulta que el carbono es muy sólido, pero si debe detener un fuerte impacto, traspasa muy fuertemente la energía hacia el interior. El Zylon es un polímero sintético que se encarga de absorber la energía liberada en un impacto, deformándose ligeramente pero sin fracturarse.
Pero dejemos que nos cuente todo esto Nico Rosberg, que viaja en el tiempo para mostrarnos el impresionante desarrollo de los cascos de Formula 1 en las últimas décadas: