Hace unas semanas probábamos el Mazda CX-5. No es que tenga un sinfín de novedades, pero se trata de uno de esos vehículos que sale redondo (fue lanzado en 2017 y esta actualización es de 2021) y sobre todo mejora en equipamiento, ya que la estética funcionaba… y funciona.
Con esos retoques, el CX-5 Homura es más especial. Ya sobresalía su calidad, pero ahora tiene detalles que lo hacen más exclusivo y se pone al día tecnológicamente. Y en el apartado dinámico, la receta de siempre que a mi, personalmente me gusta: confort y, sobre todo, refinamiento cuando conduces tranquilo… pero que si mueves esa palanca de cambios de tacto tan especial empuja bien a altas revoluciones…. con un chasis muy bien puesto a punto al que no se le atragantan las curvas (que es lo habitual en un SUV).
Siempre se dice que los Mazda obligan a usar el cambio más de lo acostumbrado. Al no contar con turbo hay que llevarlos altos de vueltas para que el coche demuestre su garra. Esto evita problemas mecánicos (se gana en fiabilidad) y se ha demostrado bueno para las emisiones.
Si te gusta el coche pero no cambiar de marcha más a menudo que en un coche convencional (en el fondo, como usábamos todos el cambio hace una década), puedes elegirlo con cambio automático, que aporta más confort. Eso sí, eleva un poco un precio que es algo más caro que un generalista de potencia equivalente… pero que ofrece mejores acabados. Y es más barato que cualquier rival premium, estando mucho más equipado y con terminaciones a su altura.
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