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Mario Nogales

¿Está justificado el elevado precio del Microlino?

Estamos en una era que más que de coches y conducción, tendremos que hablar de servicios de movilidad en algunos lugares. Las ciudades se transforman y cada vez hay más limitaciones al automóvil tradicional, bien por su tecnología de combustión o bien por su tamaño. Y si el futuro es eléctrico y urbano, una solución interesante podría ser el Microlino que pusimos a prueba recientemente. Lo primero es aclarar que se trata de un cuadriciclo de la categoría L7e y que incluso para su variante de acceso no haría falta el permiso de conducir tipo B que tenemos la mayoría.

A priori, este modelo tiene una serie de limitaciones que le convierten en un vehículo con el que no querrías salir de la ciudad. Por un lado, sus prestaciones. Apenas tiene 17 CV en su variante intermedia y le permite tener un 0 a 50 km/h en 5 segundos. No podemos dar el dato de 0 a 100 km/h porque no llega a esa velocidad, la máxima es de 90 km/h. Por lo tanto, aunque pueda salir a autopistas, la mayoría de coches le pasarán con facilidad. Por otro lado, está el tema de la autonomía. Es eléctrico y tiene una batería de 10,5 kWh, así que podrá recorrer poco más de 100 km por carga (177 km homologados)

Para quien valore mucho la seguridad en un vehículo, hay que añadir que el Microlino no tiene las tecnologías o las ayudas de los coches actuales. Es todo a la vieja usanza y no cuenta con ABS, ESP ni con airbags. Su interior es muy sencillo y minimalista. Hecho para dos ocupantes que van sentados muy juntos, apenas tiene volante y pedales, pues el sistema multimedia es el móvil del propietario y apenas cuenta con una pequeña pantalla para hacer de ordenador de a bordo y los botones justos. Eso sí, el espacio no está nada mal y tampoco se quedan cortos los 230 litros.

Por no hablar de que el Microlino es uno de los vehículos con mayor personalidad que hayamos probado en los últimos tiempos. En el apartado estético es único y se remite a los diseños de los micro-coches de los años 50, siendo un fiel heredero del Isetta. La apertura de la puerta frontal gira cabezas a su paso, al igual que las ruedas traseras con un ancho de ejes inferior. Eso sí, nos parece difícil justificar los 22.990 euros de la versión probada. Incluso los 19.500 euros del Microlino Lite son muy elevados teniendo en cuenta esas limitaciones. Eso sí, quien busque imagen y estilo sin importar el precio, lo tiene hecho.

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