El ser humano, por naturaleza, tiene cierta tendencia hacia el mal y la destrucción. Nos atrae el sufrimiento ajeno de alguna forma inexplicable, dado que entonces sentiríamos una gran lástima por cada cosa que es dañada. Importante el término “cosa”, puesto que aquí no nos estamos refiriendo a un ser vivo (al menos con conciencia propia). En YouTube, por ejemplo, hay innumerables vídeos de torturas automotrices, y en esta edición traemos un viejo SEAT Ibiza (6K) que explota en mil pedazos.
En este clip audiovisual, el canal Beyond the Press lleva a cabo un curioso experimento en el que hay ingredientes que son, cuanto menos, provocativos, como bien son 70 detonadores y un conjunto de los explosivos más pequeños empleados para hacer estallar dinamita, y por supuesto el urbano de Martorell. Si te preguntas por qué no han usado dinamita como tal, los chicos del canal de YouTube declaran que, de haberlo hecho, el coche quedaría completamente destrozado e irreconocible, y también arrojaría una respetable cantidad de metralla.
Porque, lógicamente, la gracia de hacer un experimento de este calibre es poder grabarlo y contarlo después. Para ello, el equipo finlandés de Beyond the Press configuró un anillo de 72 dispositivos de cámara lenta Chronos que capturaron la destrucción a una velocidad de cuadro excepcionalmente alta. Después de colocarlas en el coche de prueba, todos dan un paso atrás y se preparan para una detonación que solo toma unos segundos. Con dinamita pura, la colección de cámaras se habría ido al traste por la metralla y la onda expansiva.
Tras ver lo rápido que sucede todo en tiempo real, las cámaras de alta velocidad revelaron una secuencia de destrucción que merece la pena ser vista. Para tratarse de un explosivo relativamente light, comparado a las referencias que Hollywood nos ha ofrecido a lo largo de la historia, sigue siendo sorprendente ver tal capacidad de destrucción, que culminó con la apertura del capó. Podríamos apostar a que hubo algo de combustible involucrado para ver unas llamas tan candentes, pero sin haber estado allí, no podemos afirmarlo.
Ciertamente, la producción no está demasiado trabajada, pero la perspectiva que ofrecen las tomas grabadas en 360 grados es más que suficiente para saciar al pirómano que todos llevamos dentro. Y a modo anecdótico, un testimonio de la fiabilidad del pequeño Ibiza: el motor aún se podía mantener arrancado por sí mismo después del aluvión de explosiones. Sin duda, una gran forma de poder quitarse de la cabeza el run run de “y si probase a…” que, seguramente, jamás te habías planteado hasta ahora.
Fuente: Beyond the Press
Vía: YouTube