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Gonzalo Yllera

La historia de Rolls-Royce: el nacimiento de la leyenda

Una vez se dieron a conocer los primeros modelos firmados por Rolls-Royce, había llegado el momento de dar un paso adelante y afianzarse como marca de prestigio ante sus potenciales clientes. Para ello lo primero fue constituirse como compañía, bajo el nombre de Rolls-Royce Limited, lo cual sucedió finalmente el 15 de marzo de 1906.

El “Fantasma plateado”…

Por aquel entonces, en su afán de seguir ofreciendo los mejores vehículos del mercado, Henry Royce ya se había embarcado en otro reto: la fabricación de un nuevo modelo, dotado con un propulsor más poderoso y evolucionado. Se trataba de un 6 cilindros en línea (formado por dos bloques de 3 cilindros, uno a continuación de otro), refrigerado por agua, con válvulas laterales, y una cilindrada de 7.036 cc que creció, en 1909, hasta los 7.428 cc., ofreciendo originalmente 48 CV de potencia a 1.250 rpm, llegando en ulteriores desarrollos hasta los 80 CV a 2.250 rpm, con lo que podía alcanzar una velocidad máxima de 82 mph (algo más de 132 km/h). Utilizaba en un principio una caja de cambios de 3 velocidades que, posteriormente, evolucionó a una de 4 velocidades a partir de 1913.

En esa época sólo la firma Napier se había atrevido a montar motores de características similares en sus vehículos. Tras no pocas pruebas la producción comenzó finalmente en 1907. Había nacido oficialmente el Rolls-Royce 40/50 hp.

Mientras tanto, Charles Rolls continuaba con su incansable labor de promocionar la fiabilidad de los Rolls-Royce entre sus amigos y círculos de influencia más cercanos pero, en realidad, lo que la firma necesitaba era alguien que combinara clase y distinción con unas buenas dotes comerciales para que la empresa resultase viable económicamente, y esa persona era su Director Gerente, Claude Johnson, un verdadero genio de la promoción y las relaciones públicas (al que algún tiempo después se conocería por el apodo de “Hyphen”, o el “guión” que unía Rolls-Royce).

Aprovechando el lanzamiento del nuevo modelo, Johnson, encargó una versión muy especial del Rolls-Royce 40/50 hp para exhibirla en Salón del Automóvil Olympia de Londres de 1907. La unidad número 13, carrozada en aluminio por Barker, con el chasis 60551 y registro AX 201, lucía el color de este metal pulido, con accesorios exteriores también plateados.

Este modelo sería bautizado por la revista Autocar como “Silver Ghost”, aparte de su llamativo color, por la presencia de una placa de bronce donde se exhibía dicho nombre y, sobre todo, por la capacidad de deslizarse como un auténtico fantasma por los caminos, gracias a su silencioso propulsor y por su funcionamiento increíblemente suave para la época. Posteriormente esta singular denominación se haría extensiva a todos los modelos de la serie 40/50 hp, durante los 19 años en los que estaría vigente su producción.

Para demostrar su fiabilidad Claude Johnson inscribió esta unidad en un desafío de más de 2.000 millas entre Londres y Glasgow, bajo la supervisión del Royal Automobile Club. Durante la prueba registró un consumo de combustible asombrosamente bajo (sobre todo si tenemos en cuenta el considerable tamaño del vehículo y la cilindrada del propulsor, de nada menos que 7.036 cc). Animado por los excelentes resultados también participaría en los Scottish Reliability Trials, una prueba de larga duración donde intentaría batir el record mundial de distancia recorrida.

Desafortunadamente, cuando apenas llevaban transcurridas 629 millas tuvieron que realizar una parada no programada, debido a un grifo de gasolina defectuoso. Tras ello el coche continuó funcionando sin problemas, día y noche, durante los ensayos, descansando sólo los domingos, hasta completar las 15.000 millas (con 14.371 millas de forma ininterrumpida), recorriendo nada menos que 27 veces la distancia que separaba Londres de Glasgow, batiendo holgadamente el anterior record. A continuación el coche fue completamente desmontado, bajo la supervisión del RAC (Royal Automobile Club), comprobando que todas las piezas se encontraban en un excelente estado y dentro de las tolerancias exigidas. Así nació la leyenda de los Rolls-Royce como los “mejores automóviles del mundo”.

Gracias a esta exitosa campaña promocional los pedidos comenzaron a llegar de forma continuada y la diminuta fábrica de Royce en Cooke Street (Manchester), a pesar de trabajar sin descanso (cumpliendo, eso sí, sus rigurosos estándares de calidad, fabricando hasta 4 chasis a la semana), apenas podía dar abasto al número de unidades demandadas. Por ello la producción se trasladó a unas nuevas y más amplias instalaciones situadas en Nightingale Road, al sur de la ciudad de Derby.

La producción del Silver Ghost continuó durante 18 años, con un total de casi 8.000 unidades fabricadas, 6.173de ellas en Inglaterra y 1.703 modelos más en la factoría de Springfield, en Massachusetts (EE.UU.).

Royce sin Rolls…

Como ya hemos comentado Charles Stewart Rolls era un gran aficionado a todo tipo de actividades deportivas (entre las que también se encontraban los vuelos en globo aerostático…). Fue uno de los fundadores del Royal Aero Club británico, en 1903, y la segunda persona en Gran Bretaña en poseer la licencia de vuelo de estos maléficos artefactos.

En uno de sus viajes a Estados Unidos para promocionar la marca Rolls-Royce en el despuntante y poderoso mercado norteamericano conoció a los hermanos Wright, pioneros de la aviación, que inmediatamente le inculcaron su atracción por los aeroplanos a motor. Hacia 1907 Rolls pasaba cada vez más tiempo dedicado a esta afición, hasta el punto de que trató en numerosas ocasiones de convencer a Royce para que diseñase un motor de aviación, de forma infructuosa dicho sea de paso, ya que lo consideraba una actividad muy peligrosa…

En 1909 compró uno de los aeroplanos diseñados por los hermanos Wright, construido bajo licencia en el reino Unido, llevando a cabo más de 200 vuelos, en uno de los cuales, el 2 de junio de 1910, se convirtió en el primer hombre en cruzar el Canal de La Mancha, en un vuelo de ida y vuelta, sin paradas, cubriendo la distancia en tan solo 95 minutos.

Desafortunadamente, el 12 de julio de 1910, tuvo lugar un hecho que a punto estuvo de dar al traste con la firma de automóviles británica: durante una exhibición aérea en el aeródromo de Hengistbury (cerca de Bournemouth, en la costa sur de Inglaterra), se produjo un fatal accidente, al partirse la cola del aeroplano Wright pilotado por Charles Rolls, precipitándose contra el suelo y falleciendo en el acto. Contaba tan sólo con 32 años de edad y le cupo el triste honor de ser el primer británico en perecer en un accidente de aviación.

A pesar de que fue un duro golpe, la firma, convenientemente dirigida en el apartado técnico por Henry Royce y en el administrativo y promocional por Claude Johnson, supo sobreponerse, incrementando poco a poco la producción de sus alabados modelos… Aunque este luctuoso hecho sirvió para que Royce endureciera su postura en contra de los aviones.

La dama detrás del mito

Durante los primeros años del siglo XX se había puesto de moda el lucir adornos de capot, en la parte superior del radiador, en los modelos de las marcas más lujosas, como símbolo de distinción y poder, quizá como evocación de los mascarones de proa que llevaban los antiguos galeones, permitiendo identificar al fabricante del vehículo desde la distancia.

Curiosamente Rolls-Royce no contaba con ningún emblema de este tipo, y era cada propietario quien lucía el que mejor le parecía, dándose el caso de que algunos de ellos carecían del estilo y el gusto más adecuado para un modelo de estas características. Para remediarlo, en 1911, Claude Johnson recurrió a su buen amigo, el artista y escultor Charles Robinson Sykes, al que encargó crear una mascota que transmitiera el espíritu de Rolls-Royce, es decir, la velocidad, el silencio, la ausencia de vibraciones…

Nadie sabe a ciencia cierta quién inspiró a Sykes para el diseño de la estatuilla, aunque todos los indicios apuntan a que se trataba de Eleanor Velasco Thornton, quien nació en Stockwell (Londres), en el año 1880, hija de madre española y padre australiano.

Eleanor ejercía de modelo habitual para Sykes, por ejemplo, para un comic denominado “Alice in Motorland” que parodiaba al conocido relato “Alicia en el Pais de las Maravillas”, y que apareció publicado en la revista “The Car Illustrated”. Años antes también había servido de fuente de inspiración de otro emblema, denominado “The Whisper” (el Susurro) que adornaría el radiador del Rolls-Royce Silver Ghost de John Scott Montagu. El adorno mostraba a una bella mujer cuyo dedo índice se apoyaba misteriosamente sobre sus labios, y muchos creyeron ver en este gesto una referencia a la historia de amor que ambos vivían en secreto…

Lo cierto es que mientras Eleanor trabajaba como la secretaria personal de Claude Johnson en el RAC (Royal Automobile Club), conoció a Lord Montagu, sintiéndose ambos atraídos casi de inmediato. Esto supuso que ella pasara a ocupar el cargo de su secretaria personal en “The Car Illustrated”, la revista semanal que él fundó y de la que era editor, sirviendo de perfecta tapadera para sus apasionados encuentros.

Sykes decidió modificar ligeramente la estatuilla “The Whisper” para cumplir con el encargo planteado por Claude Johnson, transformándola en lo que hoy se conoce como “The Spirit of Ecstasy” («El espíritu del Éxtasis»), aunque Charles Sykes nunca habló públicamente sobre la historia que había detrás del más famoso emblema de una marca de automóviles.

Como todo buen relato que se precie no puede sobrevivir en el tiempo sin su correspondiente dosis de tragedia, y ésta se vivió cuando, en 1915, Lord Montagu viajaba a la India, acompañado por Eleanor Thornton, a bordo del SS Persia. El buque fue torpedeado en el mar Mediterráneo por un submarino alemán, hundiéndose de inmediato. Entre los muchos fallecidos se encontraba Eleanor, cuyo cuerpo nunca fue encontrado. También se dio por desaparecido a Lord Montagu, e incluso el diario “The Times” llegó a publicar la noticia de su defunción pero, sorprendentemente, fue rescatado con vida tras permanecer más de 36 horas aferrado a un bote salvavidas.


Pronto continuaremos con un nuevo episodio de la interesante historia de Rolls-Royce.

Fuentes: Rolls-Royce MotorcarsBonhams – RM Auctions – Rolls-Royce Enthusiasts’ Club

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