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Redacción

SEAT 600, naciste príncipe y mueres Rey (I)

El 27 de junio de 1957 siempre será parte de la historia. Una fecha que muchos amantes del motor recordarán por siempre. Y no es que sea por la llegada del primer coche de SEAT, no. Se trata de la fecha seleccionada para la aparición o el  nacimiento de un modelo que hizo de las calles de España, un circuito inigualable. Hablamos del SEAT 600.

Llegó a España bajo la factoría SEAT.

Llegó en el momento preciso. Cuando más se le necesitaba. Justo cuando en el país se vivía el inicio de la motorización masiva. El 600 fue capaz de dar un auténtico vuelvo a la industria automovilística. La vida de los españoles no volvió a ser la misma. Sus viajes variaron 360 grados. De las motos con sidecar, de los largos recorridos en tren o autobús, a un cómodo automóvil para la familia. Con esa vaca perfecta incrustada en el techo donde se cargaban las maletas para disfrutar de esos veranos de bicicleta. Cuando un viaje en coche era una auténtica aventura. Los años 60 siempre serán recordados por un cuatro ruedas, lleno de añoranza y melancolía.

“Buscaba un coche económico, ligero y capaz, para satisfacer las necesidades de los italianos y he sido el primer sorprendido por su éxito”, así de contundente se mostró Dante Giacosa al preguntarle por el éxito del 600. Él, su creador, fue incapaz de encontrar las claves del triunfo. Y no es de extrañar si mencionamos toda su evolución.

Éste modelo que se ha caracterizado por tener más de un apodo (Pelotilla, Seílla o Seíta), fue un automóvil destinado para el segmento A. El 600 se consolidó en España de la mano de SEAT (1957-1973), a pesar de que varios años antes, ya circulaban ciertos modelos bajo su firma original, Fiat. Aún así, la firma italiana soportó el 7% del capital y su propia licencia de fabricación. Su base partió del primer diseño del Fiat 600, que fue presentado de forma oficial en el Salón del Automóvil de Ginebra en 1955.

El primer modelo nació en Barcelona.

El primer ejemplar producido en España salió por la puerta grande desde la factoría de la Zona Franca de Barcelona. Fecha exacta, y mencionada anteriormente, el 27 de junio de 1957. Un ejemplar destinado para un hijo del General Muñoz Grandes, que contó con el 100.106.400.001 como número de bastidor y con matrícula de Madrid. Éste mismo ejemplar dejó de existir un invierno de 1985 en la ciudad de Valencia.

Tras la entrega de este primer ejemplar, y tres años después de la comercialización del 600, SEAT, suspendió las solicitudes. Una demanda increíble que alcanzaba la cantidad no despreciable de 100.000 compradores en espera. Y es que en 1967 y ante las miradas atónitas de quienes trajeron el modelo a España, prácticamente la mitad de los vehículos que circulaban por las calles, avenidas y carreteras de nuestro país eran “seiscientos”.

Su creación tuvo como objetivo cubrir las necesidades de un sector de la población que no podía permitirse rasgarse las vestiduras y afrontar el pago de vehículos con mayores prestaciones. La clase media española aceptó con ilusión y alegría un precio asequible (insignificante en esta época) de 73.500 pesetas. Ahora es cuando en nuestra cabeza se produce un cataclismo y nos preguntamos, ¿dónde quedaron esos precios?

Alcanzó la venta de 800.000 unidades.

Las cifras son claras y concisas. España fue capaz de crear, desde 1957 y hasta 1973, unas 800.000 unidades. Un “¡hurra!” por el ‘loco’ de SEAT que decidió darle una oportunidad y apostar por él. En países como Italia las cifras fueron mayores alcanzando y superando los 2.500.000 unidades. Argentina, Yugoslavia, Finlandia, Polonia, Portugal y Francia, también apostaron por este modelo con cifras estupendas de ventas y aceptación por parte del usuario.

Pero como en todo, también se debe mencionar esa parte sombría. Y si hay que hablar o hacer referencia a algún problema o característica negativa del modelo, debemos recalcar que quizás hubiese sido interesante mejorar su refrigeración. Para su inventor, fue el mayor problema a la hora de su creación. Las únicas soluciones posibles que ofrecían al conductor eran que la correa del ventilador estuviera bien tensada. A esto había que sumarle que no hubiera incrustaciones en el radiador. Dos consejos relativamente importantes y que siempre se tuvieron en cuenta. Pero si olvidamos esta parte, estamos ante un utilitario de altura.

A pesar de esta pequeña deficiencia, SEAT llevó al mercado 4 modelos irrepetibles: 600, 600D, 600E y 600L. Cuatro pedazos de historia automovilística.

¿Quieres saber que características los diferenciaban? ¿Qué modelo era superior al otro? O, ¿en qué momento tuvieron que despedirse del mercado español? Entonces no te pierdas esa segunda parte de la historia del modelo que ‘nació príncipe y murió Rey’.

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