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lluvia parabrisas
Luis Blázquez

¿Cómo afecta la temperatura a la integridad del parabrisas del coche?

Los cambios repentinos de temperatura en el aire hacen estragos. No solo nos ayudan a coger un resfriado del copón, también pueden agrietar e incluso romper el parabrisas del coche. ¿Por qué? Porque el vidrio se expande y se contrae con los cambios de temperatura del aire. Cuando el aire caliente incide sobre el cristal, este se dilatará, lo que puede hacer que el vidrio se rompa. Por el contrario, el aire frío hace que se contraiga, y si ese vidrio frío se expone repentinamente al calor, también puede romperse.

Como ocurre con cualquier material, el cristal está sujeto a tensiones de expansión y compresión con los cambios de temperatura. Si el parabrisas está al completo cubierto de hielo, es posible que se agriete al calentarlo con el sistema de ventilación principal del vehículo o al usar el modo de descongelación eléctrica. Y aunque hablemos del parabrisas, es algo que también se aplica a las ventanillas laterales y a la luneta posterior. De hecho, este agrietamiento también es posible si la temperatura a la que está expuesto el vidrio pasa por extremos, incluso sin estar cubierto de hielo.

¿Qué tienen que soportar los cristales del coche?

Como tal, los cristales de los coches se fabrican con vidrio templado para las ventanillas laterales y la luna trasera, mientras que el parabrisas es de vidrio laminado. El primero es un solo cristal diseñado mediante un método que calienta y enfría repetidamente el vidrio durante su creación y le da resistencia para soportar las fuerzas normales que se ejercen durante la conducción. Las ventanillas están sujetas a flexión cuando la carrocería rebota por la carretera y cambia cuando el vehículo pasa por las curvas, y está diseñado para romperse en pedazos pequeños en caso de impacto.

De hecho, una concentración de energía aplicado en un único punto hará que la ventanilla se rompa en miles de pedazos. Siendo ese el caso, es posible que la temperatura y el estrés contribuyan a que se rompa. Cuando se trata del parabrisas, al estar laminado significa que dos piezas de vidrio se unen con una capa de plástico en medio. Esto fortalece el conjunto y, si bien no lo hace a prueba de grietas, sí que cumple en el apartado de roturas. Un parabrisas puede estar agrietado o parecer destrozado, pero debido a la laminación, permanecerá en una sola pieza.

¿Qué le ocurre al parabrisas del coche en climas fríos?

En los meses de invierno, los coches sufren por las bajas temperaturas, la nieve y el hielo. Aquí en España, esta estación suele ser relativamente suave en la mayoría de ocasiones, pero incluso puede haber días helados y nevados. Y los daños no son motivados tanto por las cifras bajo cero, sino por los rápidos cambios de temperatura, pero cuando se llega o se baja de los 0 °C, el metal de alrededor del parabrisas se contrae, ejerciendo presión sobre el cristal. Es por eso por lo que se debe de tener un cuidado y atención especial al calentar el coche bajo climas fríos.

Si el parabrisas –estando congelado– recibe un chorro de aire caliente, ese cambio repentino de temperatura puede hacer que se agriete. Del mismo modo, se puede dañar también gravemente vertiendo agua caliente sobre un parabrisas cubierto de hielo. Si es el caso, usa las herramientas adecuadas para quitarlo, nunca un cuchillo o una pala, sino raspadores de hielo diseñados para tal cometido. Recuerda pasar la cuchilla horizontalmente sobre el cristal, pues los movimientos verticales o los golpes, por leves que sean, pueden hacer una raja bajo la capa de hielo.

El líquido limpiaparabrisas se usa con más frecuencia en los meses de invierno, así que asegúrate de tener siempre el coche abastecido. Un parabrisas limpio pone las cosas fáciles a la hora de ver a través de él, especialmente cuando la visibilidad ya es mala por el clima. Otra cosa de suma importancia es que las escobillas de los limpiaparabrisas funcionen correctamente para quitar los restos de nieve y hielo que aún queden presentes. Incluso se pueden instalar unos que estén diseñados específicamente para el clima invernal y que, lógicamente, rinden mejor.

¿Y qué ocurre en climas calientes?

Como las bajas temperaturas en invierno, las altas en verano también afectan negativamente al parabrisas. Esto es especialmente certero cuando el coche está caliente y se enfría demasiado rápido. El vidrio se expande y contrae cuando cambia la temperatura, estresándolo y haciéndolo más frágil. Además, las personas viajan y usan más sus vehículos en el verano, lo que genera una mayor incidencia de parabrisas rotos. Cuanto más se conduzca, mayor es la probabilidad de que el parabrisas sea golpeado, especialmente por los pequeños residuos que quedan en el asfalto.

El calor extremo hará que estas grietas se extiendan y podría derivar en que el parabrisas tenga que ser reemplazado si estas no se reparan lo suficientemente pronto. Para evitarlo, trata de aparcar en la sombra o en el garaje tanto como sea posible, ya que ayudará a evitar que el sol incida sobre el parabrisas directamente. Un pequeño guijarro u otro elemento puede dañar el parabrisas en un clima más cálido, pero al fin y al cabo, pasar desapercibido. Sin embargo, si la humedad se acumula en una fisura y luego se congela y se expande, la grieta se hará más grande.

Ejemplos de la Dirección General de Tráfico (DGT)

Aunque encender la calefacción del sistema de climatización del coche y ponerla a su máxima capacidad orientando la salida de aire hacia el cristal puede acelerar el proceso de eliminar el vaho, ya hemos visto que no es nada recomendable cuando las diferencias de temperatura son extremas. Por eso los expertos de la Dirección General de Tráfico (DGT) hacen sus estudios y nos ponen ejemplos prácticos con el objetico de que nos hagamos una idea de los daños que pueden llegar a sufrir nuestros parabrisas.

En el momento en que se registran temperaturas inferiores a los 10 grados bajo cero, hay un 80 % de probabilidades de que usar la calefacción a bordo pueda causar daños en el parabrisas en menos de cinco minutos. Si la temperatura cae por debajo de los 5 °C, el riesgo baja a un 70 %, mientras que con 0 °C en el exterior las probabilidad de romper el cristal del coche se reducen hasta un 60 %. Tráfico afirma que lo más indicado es retirar el hielo con paciencia y una rasqueta y líquido anticongelante o alcohol; no hay que echar sal, que ya daña lo suficiente al coche.

Conclusión

Al final, no importa lo duradero que sea un parabrisas, sigue siendo de cristal. Así como un vaso helado puede romperse si se expone al agua caliente u otra fuente de calor, un parabrisas (o cualquier otra luna del coche) puede romperse debido al calor que recibe del sistema de calefacción del coche, y es más probable que esto ocurra si el parabrisas ya tiene algunas grietas. Independientemente del origen de los daños, si el parabrisas no está en perfectas condiciones, las papeletas de tener una incidencia muy desagradable en carretera son demasiadas, así que arréglalo lo antes posible.

Fuente: DGT, Carglass

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