El verano es probablemente la época más dura del año para los vehículos, al menos aquí en España donde el invierno no es tan acusado. Por eso hemos hablado en más de una ocasión de los cuidados más importantes para esta estación o de las averías más comunes y que convendría evitar.
Ahora también vamos a dar algunas claves para proteger el coche del sol, pues es precisamente en verano cuando más repercusiones tiene y cuando más daño puede causar.
Protección para el exterior
Probablemente sea demasiado obvio, pero no está de más recordarlo. La mejor manera para evitar del sol es directamente esconderse de él. Siempre que sea posible es recomendable aparcar a la sombra, sobre todo si el coche va a estar estacionado mucho tiempo y durante las horas centrales del día. Es importante ir calculando el movimiento del sol, pues puede que en el momento del aparcamiento el coche esté resguardado pero que con las horas quede expuesto.
Cuando no sea posible aparcar a la sombra o en un parking cubierto hay otras posibilidades. En el caso de que el coche vaya a estar varios días parado y nos preocupe mucho mantener su estado exterior, se puede optar por una funda para el coche. Hay algunas genéricas que se adaptan bastante bien y que no son muy caras. En este sentido, también se puede optar por vinilar la carrocería (hay láminas transparentes que solo protegen sin cambiar el color original), que será más efectivo pero también más costoso.
Protección para el interior
Si el coche ha estado aparcado al sol podemos tener por seguro que la temperatura interior será muy elevada a nuestra vuelta. El vehículo actúa como un horno y no deja escapar el calor, por lo que es mejor intentar que entre directamente. Aunque no lo parezca, la función del parasol es clave, pues la mayoría de los rayos del sol llegan a través del parabrisas, que es la luna de mayor tamaño y además está ligeramente inclinada.
Se ha demostrado que con el parasol puesto se consigue reducir bastantes grados la temperatura respecto a un coche que no lo tiene. Es imposible evitar del todo el calor en el habitáculo, pero también hay algunos trucos para reducirlo rápidamente. Por otro lado, hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo estará en contacto con algunas superficies que estarán muy calientes y podremos sufrir quemaduras. Es recomendable utilizar un protector para el volante y tener cuidado con los enganches metálicos de los cinturones.
Limpieza
Lavar el coche de forma regular en verano también ayuda bastante. Aunque parezca una tontería, de esta forma se consigue «refrescar» la carrocería del vehículo y las altas temperaturas afectaran en menor medida. Es recomendable evitar las horas centrales del día para el lavado, pues con la exposición del sol y mucho calor el agua se evaporará más rápido y podría llegar a ser contraproducente incluso.
Ya hemos dado las claves para cuidar la pintura del coche en verano y la precaución que hay que tomar con algunos aspectos. Si se va a efectuar un viaje largo habrá que retirar todos los mosquitos que queden después y si se va a estar en zonas de costa hay que estar atento al salitre y a la arena. También es recomendable utilizar cera protectora contra rayos ultravioleta en los primeros lavados del verano.
Protección para la mecánica
Aunque cuando montemos en el coche el calor es insoportable, hay que evitar la tentación de poner el aire acondicionado a tope en el momento del arranque. Al principio es mejor bajar las ventanillas y dejar que el coche vaya cogiendo temperatura para luego poner el aire y que enfríe correctamente. El sistema de refrigeración también es de vital importancia en esta época, así que hay que revisarlo y comprobar que tiene líquido anticongelante.
Durante los primeros kilómetros de conducción también es importante no forzar la mecánica, para no sobrecargar ese sistema de refrigeración que comienza a funcionar. Por otro lado, hay elementos sensibles como la válvula EGR que también sufre más en verano por la concentración de partículas suspendidas en el aire.
Neumáticos y frenos
Tanto los neumáticos como los frenos son elementos de vital importancia y que deben estar en perfecto estado durante todo el año. Pero huelga decir que durante el verano su desgaste es mayor debido a las altas temperaturas y que deben ser revisados antes de los viajes largos tan característicos de esta estación. De las gomas hay que ver que no estén desgastadas y que su presión sea correcta. Con una presión baja la banda de rodadura se calentará más todavía y podríamos sufrir un pinchazo.
El funcionamiento de los frenos consiste en esas pastillas que rozan contra el disco para ir deteniendo el vehículo. Si esa acción ya genera mucho calor en sí misma, pues en verano será bastante superior. Por lo tanto, se pueden dar sobrecalentamiento en los frenos, llegando a extremos como la deformación de los discos o problemas con el líquido de frenos. Para evitarlo mejor realizar una conducción suave y anticipando las frenadas.