Un accidente es lo que menos se desea cuando cogemos el coche. Desafortunadamente, los siniestros son parte de la actualidad de las carreteras y, por ello, hay que estar preparado para saber cómo actuar en cada momento. A la hora de aprender protocolos de actuación, la conducta PAS: proteger, avisar y socorrer, es la más clara al respecto.
Proteger
La protección es el primer paso cuando se llega al lugar de un accidente, protegerte a ti para luego proteger al resto. En este caso, hay que asegurarse de encontrarse en un lugar seguro antes de bajar del coche y ponerse el chaleco reflectante que nos protegerá de posibles conductores despistados que no nos vean. Si somos nosotros quienes hemos sufrido el accidente pero podemos andar por nuestra cuenta también es recomendable usarlos.
Una vez reconocibles a cierta distancia, es importante señalizar la zona del siniestro mediante los triángulos de emergencia que deberán ser colocados perpendicularmente al sentido en el que vienen los coches y ser visibles a 100 metros. En el caso de que se trate de una vía en doble sentido, habrá que colocar los triángulos a ambos lados. Una vez cumplido esto, el primer paso del protocolo PAS está cumplido.
Avisar
El segundo paso es realizar el aviso a los servicios de emergencia, ellos son los agentes principales a la hora de salvar la vidas ya que saben cómo actuar y realizar las acciones necesarias. Recordamos que el número en caso de emergencia, en cualquier localidad de España es el 112. Además, por mucho que supieramos de medicina, no contamos con los instrumentos necesarios en carretera por lo que es imprescindible avisar a los agentes sanitarios e informar de la dirección exacta del lugar.
Si lo sabemos, deberemos informar del número de accidentados y su estado (inconscientes,
con traumatismos, hemorragias, atrapados…). Estos datos son muy importantes ya que, dependiendo de la gravedad, enviarán un determinado número de recursos sanitarios que tardarán más o menos tiempo en movilizar.
Socorrer
En el tercer paso toca pasar a la acción más peligrosa quizás ya que implica acercarse al vehículo y realizar maniobras algo más complicadas pero ante todo, hay que mantener presente la primera acción del protocolo de protegerse a uno mismo y a los demás. A la hora de socorrer se aconseja desactivar el encendido del vehículo y activar el freno de mano.
En caso de incendio, es recomendable apagarlo con un extintor en el caso de que esté accesible, en caso contrario, ayudar a desalojar el vehículo lo más rápido posible. Si no existe tal peligro de fuego, deberemos mantener a los ocupantes en el vehículo y no moverlos ya que podríamos provocar peores lesiones a las que ya tienen. Esta norma no siempre se debe cumplir ya que, si existe un grave peligro por sus vida, prima la vida frente a las posible lesiones.
En el caso de que el accidentado sea motorista, mantendremos la misma actitud como con el resto de ocupante y no le quitaremos el casco, solo abrirle la visera para mejorar la ventilación.
Dada la situación de accidentados inconscientes pero fuera de peligro, hay que ocuparse de que sigan respirando y colocarlos en posición de seguridad, es decir, de lado lateral con el mentón hacia arriba para facilitar la apertura de las vías respiratorias. En el caso de que el herido no respire y conocemos la técnica para realizar un masaje cardíaco (dos presiones por segundo sobre el esternón) es nuestra obligación asistirles.
Conocer esto y ayudar a las personas indefensas, a parte de ser un deber moral de todos los ciudadanos, está obligado por ley por lo que, si decidimos omitir la llamada de socorro, estaríamos incurriendo en un delito penal. Así que os dejamos el cartel realizado por la Cruz Roja del que resaltamos el mejor mensaje de todos: «En la carretera, quiérete mucho».