Todos hemos pasado por ese momento en el que, después de numerosas clases de conducir al precio del oro, puedes presumir de tu señal de novel en la parte trasera del coche y ya no tienes al profesor de autoescuela en el asiento del copiloto como salvación para todos nuestros despistes de aprendiz. Puede que te hayas sacado a la primera o hayas tenido que pasar por el examen más de una vez, como este conductor que se comió la sala de espera del centro de exámenes tras bordar su prueba, pero todos hemos tenido ese momento de «pánico» al encontrarnos solos ante el peligro (si aún no has pasado por dicho momento, no te preocupes, muchas veces es cuando más aprendes).
Os recopilamos una serie de errores que cometen algunos novatos:
1. Hacer caso a todos los consejos de la gente
Si es cierto que los conductores experimentados pueden enseñarte mucho, pero si una cosa tiene que tener claro el conductor novato es que él (o ella) es el conductor. Cada persona tiene diferentes manías y formas de conducir, y todos te quieren aconsejar y enseñar cuando comienzas tu tiempo de novel, pero no cambies la manera de conducir que te han enseñado en la autoescuela.
2. Aparcar en algún lugar que no debías y olvidarse de aparcar
Cuando estás aprendiendo en la autoescuela el profesor te indica, en la mayoría de los casos, en qué lugar debes aparcar para aprender a realizar la maniobra que deja el coche perfectamente estacionado y que, curiosamente, cuando coges tu coche por primera vez como novel te das cuenta que ha dejado de funcionar tan bien como lo hacía antes.
Sin embargo, cuando te encuentras «solo» con tu L en el parabrisas trasero tu mente se bloquea y se le hace imposible entender cualquier señal que impida el aparcamiento y es entonces cuando terminas con una multa por estacionamiento en zona con línea amarilla y con la excusa de ¡estaba casi borrada, no se ve que sea amarilla! o ¡eso no estaba ahí cuando yo aparqué el coche al volver de fiesta!
3. Olvidarse del mantenimiento del vehículo
Normalmente el primer coche que llevamos cuando somos noveles es el que nos dejan nuestros padres, y tendemos a olvidarnos del mantenimiento porque ya están ellos ahí para hacerlo: el aceite se cambia solo, el depósito se llena de forma mágica y los neumáticos nunca se estropean. Pero claro, cuando llega el momento de comprarte tu propio coche la historia cambia, que lo cuidarás casi más que a ti mismo después de todo lo que te ha costado juntar el dinero.
4. Saltarse las normas de circulación
Ya sea por los nervios, por confiar demasiado en uno mismo o por creer que las normas de circulación solo te las enseñan para superar el examen práctico y luego se pueden olvidar. Los límites de velocidad, las distancias de seguridad, y las señales de tráfico están ahí para vosotros también, la «L» de vuestra espalda no os convierte en inmunes.
5. Creerte el mejor conductor del mundo en un año
Señores, la placa con la L tiene que ir en la parte posterior izquierda del vehículo y siempre perfectamente visible hasta cumplir un año con el carnet de conducir. Nada de «dejarla caida» en el maletero. Y cuando la retires del coche pasado este tiempo, recuerda también habéis estado en esa situación, por lo que respeta a los que llevan la placa de la misma forma que al resto de conductores.
Si eres de los que vas a pasar por esta situación dentro de poco aquí tienes las siete claves para elegir tu primer coche, eso sí, cuidado con pensar que estás en un videojuego de coches, porque podría pasarte como a este novato que estrelló un BMW M3 Coupe.