Unos cuantos posts atrás nos paramos en conocer el origen del logo de Abarth. Hablamos un poco de la historia y de su fundador pero centramos el tiro en los porqués del logo. Que si un Escorpión, que si un blasón, que si los colores de la bandera de Italia y en esta entrada nos vamos a centrar en la historia como tal. Partiendo del fundador, repasando el pasado y acabando en presente y futuro de Abarth.
El padre fundador.
Carlo, que nació Karl, era originario de Viena. Nacido en la época del imperio austrohúngaro siempre estuvo vinculado al mundo del motor y de la movilidad. Empezó sus pinitos motrices cuando se mudó por primera vez a Italia diseñando chasis de bicicleta y de motocicletas. En su vuelta a Austria comenzó a competir con éxito hasta ser pentacampeón de Europa mientras compaginaba su vida deportiva con su vida de ingeniero. Esta carrera deportiva llegó a su fin en 1938 tras un accidente en la antigua Yugoslavia y una recuperación tediosa. Entre éxito y caídas varias cosechó buenas amistades con Ferdinand Porsche y demás personalidades de la marca de Stuttgart, estas amistades le ayudaron a fundar la «Compagnia Industriale Sportiva Italia» llamada CIS y posteriormente CISTALIA.
Los primeros pasos como empresa
A pesar del escaso éxito de Cistalia, Carlo Abarth creó en 1949 su propia escudería: Abarth & C.S.p.A fichando a Guido Scagliarini (no se me ocurre nombre más italiano que este) y desarrollando el 204 Roadster, un vehículo de competición basado en el Fiat 1100 que ganó el campeonato de Fórmula 2.
De 1949 a 1959 el principal propósito de la recién creada Abarth era elaborar carrocerías para los chasis de Ferrari; en esa época comprarte un Ferrari significaba comprarte un motor y un chasis. Y ya. Abarth fue un gran aliado de la marca de Maranello y se codeaba en los trabajos de carrocería con Pininfarina, Scaglietti o Zagato. A parte del gran trabajo de artesanía carrocera, Abarth empezó a destacar en el desarrollo de motores para competición.
A raíz de este trabajo inicial tan sobresaliente, la década de los 50 trajo consigo el despegue de Abarth. Triunfos, temporadas regulares, algún récord encima de la mesa y otras cosas bonitas fueron los ingredientes de la «fórmula Abarth» que llevó a la pequeña marca a la expansión en la industria automotriz.
El despegue
Ya en los 60, la empresa contaba con 400 trabajadores y ofrecía como principal ventaja competitiva esa tecnología de competición al alcance de todos los usuarios, una especie de spaghetti-tuning que se servía, cual especia, en un Kit Abarth. Estos Kits podían adaptarse incluso en algunos modelos de SEAT dada su similitud con, por ejemplo, con el Autobianchi A112 de 1971. Guardemos este dato para más adelante.
En esta década prodigiosa Abarth cosechó grandes éxitos en pruebas tan dispares como las carreras de gran turismo o ascensos de cuesta. En estas carreras GT participaban principalmente en las clases de 850 a 2000 cm³ compitiendo mano a mano con los Porsche 904 o los Ferrari Dino de la época. Uno de los pilotos más icónicos de Abarth en competición oficial fue Hans Herrmann (1962-1965) que ganó los 500 Km de Nürburgring en el 63 junto a Teddy Pillete.
Entre las sinergias más importantes de los 50 y 60 destacamos la que tuvo con Johann Abt, fundador de Abt Sportline y piloto de Abarth hasta 1970. Carlo le prometió un coche ganador y tal fue la fuerza de esta promesa que le brindó un vehículo con el que ganó 29 de 30 carreras, quedando segundo en aquella que no ganó. Aparte del legado de competición, Abarth también fabricaba tubos de escape de alto rendimiento y diversificó su negocio más allá de la competición para fabricar equipos de preparación para coches de calle. Su principal cliente fue FIAT, pero también pudimos ver kits Abarth en vehículos Porsche, Simca y SEAT.
En los años 70 llega la absorción por parte de FIAT, principalmente por los típicos problemas financieros de las empresas artesanales, pero su legado y experiencia en la competición fueron 2 herramientas más que potentes para que FIAT los absorbiera a principios de la década.
Oficialmente Abarth fue vendida a FIAT el 31 de julio de 1971 y el equipo competitivo se vendió a Enzo Osella. Tras esta compra / absorción Abarth se convirtió en la división de competición de FIAT, un nuevo proyecto liderado por el diseñador de motores Aurelio Lampredi. Parte de esta fusión y para dotar de un mayor número de referencias al portfolio de la marca, otras subsidiarias como Lancia o Autobianchi se renombraron como Abarth, como resultado de este cambio, tenemos en la memoria histórica el caso de éxito del Autobianchi A112 preparado por Abarth.
En lo que respecta al producto patrio con esencia de Abarth hablamos de la época en la que SEAT era parte del grupo FIAT de los años 70. A inicios de la década, el SEAT 600 fue utilizado por Abarth para convertirlo popularmente en el SEAT 600 «Venenoso», este SEAT 600 «chetado» nació en la fábrica de Turín donde se adaptó, probó y modificó para desarrollar el KIT Abarth para el SEAT 600.
En esta época de ascenso destacan, a parte del 600, el 131 Abarth, el 127 de segunda serie, el Panda Abarth o el 131. El cierre de la década de los 70 estuvo marcada por el fallecimiento de Carlo Abarth en su Viena natal en 1979.
Caída y letargo
Entrados ya en la década de los 80 el nombre de Abarth se utilizó principalmente para dar nombre a las unidades de alto rendimiento del grupo. Como modelos de ejemplo que sirvieron a esta nueva visión en los 80 destacamos el Fiat Ritmo 130 TC. En los 90 llega el impass de la marca con muy poca presencia dentro de Fiat y se inició el periodo de «reposo» de la marca. Los 80 y 90 son una «especie de letargo» para la marca hasta el despertar más reciente de la fuerza de Abarth en los dosmiles.
Relanzamiento
Llegaron entonces FCA y Stellantis para trazar el camino de la marca al comienzo del siglo XXI.
El primer modelo que llegó y sirvió de presentación de esta nueva Abarth fue el FIAT Grande Punto Abarth que tuvo su versión de competición, el S2000. La versión de producción del Grande Punto partía de los 150 cv y se comercializó una versión «SS» de 180 caballos. Perfectamente puede ser un coche chungo del 2000, ¿verdad?
La marca fue relanzada por Luca de Meo, que la presidió hasta su partida al Grupo Volkswagen. Tras él varios directores han pasado por la gestión de Abarth, como Antonino Labate o Marco Magnanini. Actualmente es Paolo Gagliardo el gerente de la firma desde principios de 2015.
Este relanzamiento y esta nueva visión de la marca es lo que conocemos hoy en día, esos vehículos basados en el Fiat 500 hipermusculados y de versiones eléctricas como el 500 eScorpionissima, pura tradición de competición que sigue viniendo como las mejores especias, en tarros pequeños.
En el actual portfolio de Abarth encontramos los siguientes modelos: Abarth 595 & 695 y el nuevo Abarth 500e. Este último atendiendo a los puntos sostenibles del manifiesto de Stellantis que abogan por la electrificación y que serán la hoja de ruta del futuro de Abarth.