La tecnología en el mundo del automóvil está avanzando a pasos agigantados. Y uno de los principales objetivo es el de mejorar la seguridad en los coches, algo en lo que hemos visto una gran evolución en los últimos años. Mientras que actualmente la mayoría de coches ya cuentan con sistemas como la frenada automática de emergencia, a veces es necesario volver al pasado. Aunque no lo parezca, han pasado ya 40 años desde el lanzamiento del ABS, algo sin lo que no es posible concebir los vehículos actuales.
Fue precisamente entre el 22 y el 25 de agosto de 1978 cuando Mercedes-Benz y Bosch presentaron esta tecnología. El objetivo era que en una frenada fuerte las ruedas no se bloquearan y de este modo fuera más fácil para el conductor detener el coche a tiempo y manteniendo la trazada. El sistema terminó siendo un éxito y meses después debutaba en un modelo de producción. El Mercedes-Benz Clase S (W116) fue el primero en incorporarlo, aunque era de forma opcional.
La idea del ABS pretendía ser simple pero efectiva. Un dispositivo analizaba la velocidad de rotación de cada rueda durante la frenada. Cuando dicha velocidad descendía demasiado y estaba cercana a pararse (bloquearse), el sistema reducía automáticamente la presión del freno para que la rueda siguiera girando. Se trata de un proceso muy rápido que se repite varias veces en poco tiempo y de ahí viene la sensación de vibración en el pedal.
La marca de la estrella llevaba coqueteando con esta tecnología desde la década de los 50. Era complejo por la necesidad de sensores y tecnologías limitadas en la época, pero se siguió trabajando en ello hasta encontrar solución de la mano de Bosch. La respuesta definitiva llegó en 1978 y su éxito fue tan patente, que para 1980 Mercedes-Benz ya lo ofrecía opcionalmente en todos sus modelos. Posteriormente, en 1992, empezó a montarlo de serie en toda la gama. Desde 2003 es obligatorio para todos los vehículos nuevos en Europa.
Fuente: Mercedes
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