Fue en 2017 cuando escuchamos hablar por primera vez del Plan Estratégico de Medios Aéreos de la DGT. Era muy novedoso porque se incluían avionetas y drones para vigilar, controlar y gestionar el tráfico. Más tarde, en 2019, estos drones comenzaron a multar, aunque solo lo hacían en algunas ocasiones. Pasado un tiempo parece que no queda claro cómo vigilan (y multan) los famosos drones de la DGT, así que vamos a tratar el tema con mayor profundidad.
En primer lugar, hay que decir que la Dirección General de Tráfico cuenta actualmente con once drones. Sólo tres recibieron un informe técnico del Centro Español de Metrología que les permite vigilar el tráfico y detectar infracciones. Los ocho restantes sirven para monitorizar y regular el tráfico, pero no pueden multar. En el primer semestre de 2020 se les dio bastante uso, pues acumularon más de 430 horas de vuelo, siendo 316 de vigilancia y 55 de regulación.
En este periodo, los drones de la DGT captaron 220 infracciones en total. La mayoría de las multas fueron por no respetar la prioridad en cruces (28 %), aunque también destacaron un mal uso del cinturón o SRI (16 %), el uso del móvil al volante (12 %) y no respetar las marcas longitudinales de la calzada (12%). También destacaron las infracciones por adelantar a ciclistas sin respetar la distancia mínima de seguridad (4 %). Ahora vamos a hablar de cómo utilizan las autoridades estos aparatos para controlar .
Lo primero es elegir el tramo que se va a vigilar, una decisión que se toma teniendo en cuenta que los drones no pueden operar en lugares como aeródromos o aeropuertos y que se necesita un espacio amplio para estacionar una unidad que realice el control. Cerca del tramo tiene que haber una base segura de despegue, que es el lugar donde está la furgoneta de la Unidad de Medios Aéreos (UMA) para señalizar el perímetro de seguridad para el despegue y aterrizaje del dron, teniendo en cuenta la dirección y velocidad del viento.
Lo siguiente es montar el dron y comprobar su funcionamiento para que todo esté en orden. Estos aparatos viajan desmontados y protegidos, mientras que luego hay que calibrarlos y ver que las cámaras graban correctamente. Su autonomía es de 20 minutos aproximadamente y son controlados por dos operadores. Uno es un piloto acreditado y el otro un agente que controla la cámara y las infracciones que puedan suceder. Durante el vuelo, el dron siempre tiene que estar dentro del campo visual del piloto y se intentará que no cruce la carretera.
A partir de ahí, el dron sobrevuela el tramo elegido y observa que no haya infracciones. Viendo las multas que poner, suelen frecuentar cruces regulados por un Stop o rotondas partidas (raquetas). Las imágenes se quedan grabadas en el soporte informático del equipo y solo quedaría notificar la denuncia. Puede ser directamente una patrulla de la Guardia Civil que estén en los alrededores, que detenga al infractor y le notifique de la apertura de expediente sancionador. Si no es posible se podría informar por correo.