La división Q de Aston Martin ha revelado su superdeportivo más salvaje hasta la fecha durante el Concours of Elegance de Londres. Se llama Victor, y ha llegado justo a tiempo para el 70º aniversario del Vantage, De hecho, esta nueva máquina británica se inspira en el V8 Vantage de los años 70 y 80, así como en el DBS V8 coetáneo. Y no solo luce estéticamente espectacular, también lo es bajo la piel.
El Aston Martin Victor se basa en el One-77 que la compañía con sede en Gaydon presentó en 2011, con una versión reelaborada del V12 atmosférico. La unidad original de 7.3 litros producía “solo” 770 CV, así que fue devuelto a sus diseñadores nativos en Cosworth. La famosa empresa de ingeniería automotriz exprimió 90 CV más sin tener que recurrir a la inducción forzada, con un total de 860 CV que van directos a las ruedas traseras. El par motor también ha aumentado ligeramente, pasando de 750 a 822 Nm.
Pero lo más sorprendente de la creación única de Aston Martin es que este monstruoso corazón está emparejado a una caja de cambios manual de seis velocidades suministrada por Graziano. Eso hace que el nuevo Victor sea unos de los coches con pedal de embrague más potentes jamás fabricado, en caso de que alguien te pregunte. Este prodigio que hace de intermediario entre el motor y las ruedas emplea dos radiadores dedicados y un embrague personalizado de carreras que se encarga de gestionar toda la energía.
La suspensión cuenta con los mismos muelles y amortiguadores internos que el Vulcan, el cual ofrece seis configuraciones diferentes para hacerlo más compatible con condiciones imperfectas de conducción en carretera abierta. Porque el Victor también es 100 % legal en la vía pública, al menos en Reino Unido. Las ruedas son de turca central, mientras que los frenos carbocerámicos miden 380 milímetros de diámetro en la parte delantera y 360 mm en la trasera. El conjunto se sustenta sobre el chasis monocasco de fibra de carbono del One-77.
Aston Martin no ha dado cifras prestacionales, pero afirma que el Victor es más ligero que un One-77 –1.630 kg– y que producirá más de un 30 % de carga aerodinámica adicional a 160 km/h que un Vantage GT4 listo para competir. Con tal relación potencia-peso y una curva de par lineal típica de un V12 de aspiración natural, los niveles de rendimiento cercanos a un coche de la clase GT3 son un hecho para esa persona tan afortunada que encargó este tributo.
En cuanto al nombre, es un tributo a Victor Gauntlett, el exjefe de Aston Martin que estaba a cargo cuando el Vantage original hizo su debut. El exterior es una versión exagerada, agresiva y completamente moderna de las señales clásicas del Vantage V8. La parrilla inclinada hacia adelante, los faros redondos empotrados y la destacad protuberancia del capó cuadrada rinden homenaje, pero se interpretan a través de las fantasías salvajes del diseño moderno. Lo mismo ocurre con las llantas envueltas en neumáticos Michelin.
En el interior, el volante abierto heredado del Vulcan está rodeado por abundante fibra de carbono satinada, junto con acres de cuero Forest Green y detalles en Conker Bridge, mientras que la parte superior del salpicadero hace gala de un acabado de cachemir y madera de nogal macizo, material que se encuentra en el pomo de la palanca de cambios. Por otro lado, los diales y botones se mecanizan en titanio que luego es pulido en un aluminio que obtiene un acabado anodizado. Todo muy artesanal, clásico y tecnológico a la vez.
Tanto la naturaleza altamente específica de sus ingredientes como la dramática cantidad de elementos personalizados a lo largo de todo el proyecto sugieren que es de asumir que el Victor no fue una comisión económica para el departamento Q de Aston Martin. Si bien es poco probable que lo veamos unirse a su actual gama, el Victor es sin duda una declaración de intenciones en el segmento de los superdeportivos personalizados que nada tiene que envidiar a otras maravillas como los Special Projects de Ferrari o MSO de McLaren.
Fuente: Aston Martin
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