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Gonzalo Yllera

Audi RS 4 Avant: el regreso de un clásico

Afortunadamente Audi nos ha anunciado “la buena nueva”, con lo que ya podéis ir haciendo un hueco en vuestros garajes, casi tan grande como el que os va a hacer en la cartera. Hablamos del Audi RS 4 Avant.

Si echamos un primer vistazo al exterior, nos encontramos ante un Audi A4 Avant de última generación convenientemente “anabolizado” (habrá que tener cuidado con las palabras que empleamos, pues ya sabemos que nuestros vecinos del otro lado de los Pirineos andan algo picados con este tema). Es algo más largo (20 mm), más ancho (24 mm) y también más bajo (20 mm) que el modelo del que deriva.

Ya falta menos para ver entre nosotros la esperada versión RS del Audi A4 Avant

Dispone de una calandra de nuevo diseño, con rejilla de nido de abeja, y un paragolpes delantero específico, con un mayor número de tomas de aire y de mayores dimensiones para conseguir refrigerar adecuadamente tanto el sobredimensionado propulsor como los frenos, que se verán sometidos a un duro trabajo. El trasero, por su lado, enmarca las salidas de escape ovales e incluye un difusor, para terminar de dirigir el aire que circula por debajo del vehículo, una vez en marcha.

Las aletas también tienen formas más voluptuosas, aunque sin caer en el mal gusto de algunos aficionados al “tuning casero”, con el fin de dar cabida a las enormes ruedas con que los ingenieros de Audi han dotado a este modelo y que, en opción, pueden llegar hasta unas medidas de 265/30 en llantas de 20 pulgadas de diámetro.

Si abrimos alguna de sus puertas y accedemos al interior del modelo germano, nos encontraremos con un ambiente que sigue la tónica general puesta de manifiesto en los últimos modelos de la marca. En líneas generales observamos un acabado intachable. Hay casi de todo y está “donde debe estar”.

No hay nada que desentone y únicamente no terminamos de entender esa obsesión por achatar el volante en su parte inferior, tan en boga últimamente, cuando no nos encontramos en un vehículo de competición y en el día a día es necesario dar varias vueltas de volante para realizar las maniobras más comunes.

En el interior hay casi de todo y está “donde debe estar”

.El acabado interior es completamente en negro, con los únicos resaltes de las inserciones de los diferentes materiales disponibles, como pueden ser la fibra de carbono, el aluminio cepillado o el acero. También admiten diversas posibilidades los asientos, desde unos deportivos en cuero y alcántara hasta otros que son prácticamente bacquets de competición. Aunque la lista de opciones puede ser casi infinita….

Como no podía ser de otra forma se oferta la última tecnología en lo que a “infotainment” respecta, con avanzados sistemas de audio y comunicación, que permiten el acceso a Internet y están controlados por el conocido sistema MMI, que tiene casi tantos partidarios como detractores.

El poderoso V8, con tecnología FSI, y 450 CV de potencia

Pero centrémonos en lo que más nos interesa. El grupo propulsor elegido para la ocasión no es nuevo, ni mucho menos. Sin ir más lejos es el mismo que equipa otra de las “bestias” de la marca de los cuatro aros: el Audi RS 5 Coupé. Para los que os flaquee la memoria (o simplemente no tengáis ganas de hacer el esfuerzo de recordarlo) os diremos que se trata de un avanzado V8 atmosférico, con tecnología FSI, de 4.163 centímetros cúbicos que desarrolla una potencia de 450 CV a 8.250 rpm (108 CV/l), y un par máximo de 430 Nm entre 4.000 y 6.000 rpm. ¿Las prestaciones?: espectaculares. Es capaz de acelerar desde parado hasta alcanzar los 100 km/h en tan solo 4,7 segundos. Por otro lado la velocidad máxima está autolimitada electrónicamente a 250 km/h, aunque existe la posibilidad (siempre que pasemos por caja) de subirla hasta los 280 km/h.

Pero tan necesario como producir esa ingente cantidad de energía es poder transmitirla al suelo. Y como no siempre encontraremos las condiciones óptimas, siguiendo la tradición de la marca, se monta el conocido sistema quattro de tracción integral permanente, dotado de un diferencial central de corona (que también fue empleado por vez primera en el Audi RS 5 Coupé) el cual distribuye con gran eficiencia y rapidez la potencia entre los ejes delantero y trasero, de tal forma que el porcentaje puede oscilar entre un reparto inicial 40/60, a llegar hasta un 70% al eje delantero o un 85% al trasero, en función de lo que la electrónica dictamine.

Para no hacer esta información demasiado pesada, y a falta de una prueba a fondo del modelo os adelantamos que, para mejorar su comportamiento dinámico, los ingenieros de Audi han optado por recurrir al aluminio como elemento esencial en la elaboración de los componentes del chasis y de la suspensión.

Adicionalmente, se ha instalado una nueva dirección asistida, que varía su resistencia en función de la velocidad, y también se ofrece el sistema Audi Drive Select, que permite al conductor elegir entre tres modos de funcionamiento (Comfort, Auto y Dynamic). No hace falta decir que cada uno de ellos dispone de reglajes específicos de la dirección, la caja de cambios S-tronic de siete velocidades o del tacto del gas.

Existe, como opción, la posibilidad de montar frenos carbonocerámicos delanteros

Ya os mencionábamos un poco más arriba que dadas las superlativas prestaciones que es capaz de alcanzar este modelo de la marca de Ingolstadt, los frenos iban a tener mucho trabajo. Para evitar cualquier problema de “fading” (fatiga) se ha optado por una monta acorde a las circunstancias: discos sobredimensionados de acero, dotados de ventilación interna y con pinzas de 8 pistones para “morderlos” con más fuerza. Si con esto aún no fuera suficiente, está disponible la opción de frenos carbonocerámicos delanteros, altamente recomendables (a pesar de su presumible alto precio), si vamos a meternos alguna vez en circuito o frecuentamos carreteras de montaña, a un ritmo endiablado.

¿Cuándo podremos adquirirlo en los concesionarios españoles? Si se cumplen los plazos previstos, no antes del otoño de este año y con un precio en torno a los 86.000 euros. Para variar (y no sólo en la economía) en este aspecto también encontramos notables diferencias con nuestros amigos alemanes, y es que a ellos el mismo modelo les costará 76.600 euros (lo que supone ¡casi 10.000 € de diferencia!).

¿Resulta caro? Bueno, si sólo nos fijamos en las frías cifras, hemos de responder afirmativamente (aunque personalmente pienso que “vale” cada euro que “cuesta”). Pero si tenemos en cuenta que con un solo vehículo podemos abarcar razonablemente tanto el ámbito “familiar” como el “deportivo” sin tener que adquirir dos modelos diferentes, entonces la inversión no resulta ya tan desmesurada.

Y tras escribir esto, plenamente convencido, apago el ordenador, cierro la oficina y regreso a casa en el mismo utilitario de todos los días… En fin, ¡habrá que resignarse!

Fuente: Audi
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