Aunque el mítico anuncio de «la potencia sin control no sirve de nada» hacía referencia a los neumáticos, hay otro elementos en un coche que es clave para su seguridad. El sistema de frenado tiene que ir acorde a las prestaciones del vehículo y eso, actualmente, el nivel ya es muy elevado. Ahora conocemos a los que son los frenos más potentes del mundo según su creador. Son utilizados en exclusiva por un vehículo de muy alto rendimiento, que está más cerca de la competición que de la calle: el Bugatti Bolide.
El que está considerado como el modelo más extremo de la marca de Molsheim exprime el bloque W16 de 8.0 litros turboalimentado por partida cuádruple hasta los 1.850 CV y 1.850 Nm de par utilizando combustible de 110 octanos. También rebajaba su peso hasta unos impresionantes 1.450 kg para ser una bestia de la pista. Afirma poder acelerar de 0 a 100 km/h en 2,17 segundos y rondar los 5 minutos y 23 segundos en el circuito de Nürburgring. Todo eso era en teoría, pues eran datos obtenidos de las simulaciones.
Y para poner algo de cordura en el Bolide, aparecen unos frenos Brembo, que son los más capaces que haya hecho la firma italiana hasta la fecha. Dicen que está a la par de los sistemas empleados por los vehículos de competición del WEC (los LMh/LMDh) y también los de Fórmula 1. Son unos frenos de carbono con discos delanteros de 390×37,5 mm, los más grandes jamás fabricados. También con unas pinzas monobloque de ocho pistones que llevan cuatro pastillas de alto rendimiento de 25 mm. En el eje trasero los discos son de 390×34 mm y las pinzas son monobloque de seis pistones, con cuatro pastillas de 24,5 mm.
Para Brembo ha sido un reto crear este sistema manteniendo siempre el bajo peso que busca el vehículo. Cada disco pesa apenas 3,175 kg a pesar de su tamaño y también destaca el trabajo que hacer y la capacidad de disipar las altas temperaturas durante frenadas intensas. Todo está hecho a medida para encajar en el Bugatti Bolide y eso incluye un sistema de refrigeración de los frenos que es una obra maestra al dirigir entre 85 y el 90 % del flujo de aire a los discos y pastillas, dejando la menor parte a las pinzas.
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