Pintar un coche es un proceso que requiere de cuidado e implicación para que quede en las mejores condiciones posibles. Estamos viendo muchas novedades en este ámbito, pues los fabricantes están preocupados por ofrecer la máxima calidad en las pinturas, al tiempo que buscan sostenibilidad reduciendo sus emisiones o el gasto de agua. Bugatti es de los que más destacan en la coloración de un vehículo, lo demostraron con el Divo «Lady Bug». Ahora desvelan que emplean entre 600 y 700 horas para pintar sus exclusivos vehículos en un proceso totalmente artesanal.
En un coche que supera holgadamente las siete cifras de presupuesto, se puede esperar el mejor de los cuidados para que esté todo perfecto. La firma de Molsheim tiene una producción muy limitada precisamente para que se mantengan esos estándares que esperan sus clientes. En el tiempo que un fabricante premium produce cuatro o cinco coches completos, Bugatti apenas ha pintado la carrocería de uno de ellos y eso marca la diferencia.
Para eso cuenta con profesionales de alto nivel que saben las características de cada pintura y cómo reacciona sobre cada material. Cada panel de la carrocería es pintado de forma individual y antes son revisados de forma minuciosa buscando imperfecciones que luego pudieran empañar el trabajo. Después se comienza con la primera capa de imprimación para asentar una base, se lija y se da una segunda capa de imprimación. Se limpia hasta lo más imperceptible, de hecho, habrán pasado más de 100 horas antes de que haya color en el Bugatti.
Antes toca hacer un proceso completo de barnizado y lijado, barnizado de nuevo y lijado de nuevo. Todo sin apresurarse y siempre pensando en la calidad del trabajo por encima de lo demás. El color de carrocería es aplicado posteriormente, siempre guardado la equidad entre todos los paneles, no puede haber diferencias. Hay mucha complejidad en este paso debido a que la mayoría de sus colores son individuales, elegidos especialmente por el cliente, y que se aplican conjuntamente con partes de fibra de carbono vista.
El siguiente paso serían otros cuatro días de pulido para lograr un brillo perfecto, nadie emplea tanto tiempo en realidad eso. El control de calidad llega después bajo las luces blancas del túnel de luz de Bugatti, algo que lleva un tiempo de diez horas y en el que se pueden detectar defectos casi microscópicos. De ahí que se emplee el equivalente a casi un mes en horas de trabajo para pintar un coche, porque el resultado roza la perfección absoluta.
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