Ya no hacen falta presentaciones para Patelo, el jubilado gallego que dedicó su vida a la mecánica naval y que ahora hace disfrutar a todo el mundo con sus motores en miniatura. Desde su taller en la localidad de Noia ha creado todo tipo de motores, que funcionan igual que los originales a pesar de su diminuto tamaño. La única diferencia es que, en lugar de utilizar combustible, emplean aire comprimido. La última creación ha sido el dron de Patelo.
El gran Patelo siempre deja muy complicado superarse, pero siempre lo consigue. Todos los amantes de la mecánica han alucinado con sus creaciones y, con este dron, Patelo lo vuelve a conseguir. Ya hemos hablado de otras de sus creaciones, como el motor W-32 más pequeño del mundo, el V12 más pequeño o, incluso, una sala de máquinas de un trasatlántico. Después de motores terrestres y navales, le toca el turno a los aéreos.
El dron de Patelo: 265 piezas y una sola pega
Lo de que es un motor aéreo no es del todo cierto. Para dar forma al espectacular dron, Patelo comenzó a trabajar en diciembre de 2019. Menos de un año ha tardado en terminar cada una de sus 265 piezas hechas a mano y de ensamblarlo todo. Tan solo los tornillos no han sido fabricados por las manos de este gallego. Al final han sido 1.560 las horas necesarias para completar el proyecto.
El dron luce maravilloso y es una delicia ver cómo va creando cada pieza y perfeccionando hasta el más mínimo detalle. Todo ello para disfrutar cuando aquello se pone en marcha y las hélices empiezan a girar y a remover el aire que destapa el nombre de su creador, el gran Patelo.
Pero no todo puede ser perfecto y este dron tiene una pequeña pega. Remover el aire lo hace de lujo, pero lo que no termina de conseguir es volar. Tampoco era esta la intención del autor y, en realidad, lo hace más especial. Si un dron es una aeronave no tripulada, esto sería más un espectacular centro de mesa no tripulado.
Fuente: Motores Patelo, BricoGeek.