En el Salón del Automóvil de Ginebra de 1980 debutó un automóvil cuyo nombre no sólo estaba destinado a convertirse en todo un símbolo del éxito de la marca: el quattro de Audi también combinó cualidades victoriosas del mundo de la competición con elevadas cotas de funcionalidad para el uso diario.
Con ocasión del 30 aniversario del lanzamiento del quattro, Audi presenta en el Salón del Automóvil de París 2010 un showcar que reinterpreta este concepto de un modo revolucionario y lo eleva a lo más alto: el Audi quattro concept, una máquina con motor turbo de cinco cilindros y 408 CV, carrocería en construcción ligera y, evidentemente, la última generación de la tracción integral permanente quattro.
Nada más verlo, nos recordó al Sport quattro de 1984, un paso evolutivo del Audi quattro Coupé con 306 CV y batalla más corta y también al Audi RS5, uno de los vehículos de fabricación en serie más deportivos en la historia de la marca y en el que está basado. Con unas dimensiones exteriores de 4,28 m de longitud, 1,86 m de anchura y 1,33 m de altura, así como con una batalla de 2,60 m, el Audi quattro concept se sitúa en el segmento de los deportivos.
En comparación con el coupé de cuatro plazas, los ingenieros de Audi han acortado la batalla 150 milímetros y han rebajado unos 40 milímetros la altura de la línea del techo. Como su antecesor de 1984, el showcar de 2010 es también un biplaza. La carrocería ha experimentado profundas modificaciones y se ha fabricado por completo en aluminio, mientras que el capó del motor y el portón del maletero se componen, al igual que otros componentes, de carbono.
Gracias a estos materiales, el Audi quattro concept, se queda en 1.300 kilos, casi como el Sport quattro de 1984. La carrocería en bruto del coupé pesa sólo 159 kg y si se hubiera construido íntegramente en acero, habría resultado casi el doble. Además, a partir de ahora, las tecnologías de la carrocería del quattro concept se aplicarán también a los productos de fabricación en serie de la marca de los cuatro aros.
En lugar del ocho cilindros de serie y en beneficio del peso total del vehículo, bajo el capó se esconde un motor de cinco cilindros en línea, basado en el que monta otro deportivo de Audi, el TT RS. El turbo FSI de montaje longitudinal rinde en el Audi quattro concept 408 CV con el que acelera al vehículo de 0 a 100 km/h en sólo 3,9 segundos. Monta un cambio manual de 6 marchas y la relación peso-potencia de 4,3 kilogramos por CV dice mucho de su potencial dinámico: se encuentra al nivel del Audi R8 V10 de 525 CV, un verdadero superdeportivo.
El Audi quattro concept traslada su fuerza a la calzada mediante la tracción integral permanente quattro de última generación. La innovación decisiva es el compacto y ligero diferencial central de corona, capaz de variar ampliamente la distribución del par entre el eje delantero y trasero.
Dentro, el habitáculo del coupé se presenta sencillo y ordenado. El tablero de instrumentos presenta una forma muy esbelta y flota literalmente sobre la consola central independiente. Dado que la batalla es más corta, se prescinde en este modelo, a diferencia de lo que ocurre en el RS 5, de la banqueta trasera; en su lugar encontramos una superficie portaobjetos para transportar cascos o equipaje. Los dos pasajeros ocupan asientos anatómicos con abundancia de detalles. El principal aspecto que se ha tenido en cuenta a la hora de diseñarlos ha sido una vez más la construcción ligera: sólo pesan 18 kilogramos cada uno, lo que equivale a alrededor de un 40% menos que un asiento de serie convencional. Los asientos están disponibles con cinturones de tres o de cuatro puntos.
Al conductor le espera un puesto de conducción con superficies de carbono e inserciones de cuero acolchadas, caracterizado por su alta calidad y su clara distribución. Los colores elegidos, negro satén para los elementos de carbono y beige rally para las zonas revestidas en cuero, marcan la diferencia entre las diferentes unidades funcionales y realzan el carácter artesanal del habitáculo.
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