El esperado nuevo superdeportivo de la marca de Stuttgart “se deja” vislumbrar un poco más. Los responsables de marketing van facilitando con cuentagotas imágenes e información de su futuro modelo, que supondrá una completa revolución gracias a la tecnología de impulsión empleada. La verdad sea dicha que lo que vemos nos gusta… ¡y mucho!
Si ya hace unas semanas se mostraron imágenes de los prototipos rodando con el chasis “al aire”, sin apenas carrocería, ahora se va “un paso más allá”. En las fotografías que acompañan a este artículo tenemos un vehículo notablemente más desarrollado y, aunque se acompaña de un “pseudo-camuflaje” (que recuerda a la decoración de los victoriosos 917 de competición de la marca alemana) los rasgos son mucho más definidos.
En los test de desarrollo que se están llevando a cabo en estos momentos por los ingenieros de Porsche, se está tratando de optimizar la correcta interacción entre el sistema de propulsión y el de transmisión. No olvidemos que nos encontramos ante un modelo híbrido que contará con un motor V8 de gasolina, en posición central, de 4,6 litros de cilindrada con 570 CV de potencia, que irá acompañado por dos motores eléctricos de última generación que proporcionarán 80 kW (el delantero) y 90 kW (el trasero) de empuje adicional con lo que se conseguirá una potencia total de 770 CV, cuando funcionen al unísono. Este sistema también permitirá recuperar la energía generada en deceleraciones y frenadas. Las salidas de escape de este poderoso propulsor reciben una ubicación nada convencional, emergiendo en la parte superior, desviando el aire hacia el alerón posterior (¿estaremos ante unos “escapes sopladores”, como en la Fórmula 1?).
Lo más sorprendente del caso es que a pesar de anunciar unas prestaciones absolutamente espectaculares, con un tiempo estimado en el Nordschleife de Nürburgring de 7 minutos y 22 segundos (por 7:32 de un Carrera GT), una velocidad punta de 325 km/h o una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos (menos de 9 segundos en el 0 – 200 km/h y menos de 27 segundos en el 0 – 300 km/h), el consumo medio ponderado de combustible es muy inferior al de cualquier modelo “ciudadano” que nos encontramos en el semáforo más próximo, con unos asombrosos 3 litros cada 100 km. Las emisiones de CO2 apenas alcanzan los 70 gramos por kilómetro recorrido.
Cuando se circule en modo puramente eléctrico la autonomía llegará a algo más de 25 km, siendo posible alcanzar una velocidad máxima, en estas condiciones, de 150 km/h.
Como no podía ser menos las capacidades dinámicas estarán a la altura de lo esperado en un modelo de la marca de Stuttgart. Para ello se ha desarrollado un monocasco en fibra de carbono reforzado con plástico, tecnología muy en boga últimamente entre los superdeportivos “de campanillas” y que recibe la denominación CFRP.
La suspensión delantera es de doble paralelogramo dotada, opcionalmente, de un sistema de elevación electro-neumático que permitirá sobrepasar sin dificultades los resaltes de la carretera o descender las rampas de los garajes, sin dejarnos un dineral en la reparación del spoiler delantero. Por su lado la suspensión trasera emplea el conocido esquema multibrazo que permite un mejor control de los movimientos de ese eje. La dirección es electro-hidráulica, actuando no sólo sobre el eje anterior, sino también, en cierta medida sobre el posterior, para ayudar a inscribir al superdeportivo germano en las curvas más cerradas.
Según la mayoría de estimaciones se espera que la producción en serie comience allá por finales de septiembre de 2013 y que los primeros clientes reciban sus unidades antes de que llegue a su fin dicho año.
Esta es la Galería de imágenes oficial: