Un coche muy popular en nuestras carreteras fue el Citroën Xsara Picasso. No era especialmente bonito, ni iba a ganar un premio con sus calidades interiores, pero era increíblemente espacioso y práctico, y duradero. Gran parte de esa comodidad se conseguía por su forma de ahuevada y su altura, con una línea de cintura muy baja (algo imposible en estos tiempos que corren). Pero los pasajeros delanteros tenían un extra nunca reconocido: los reposabrazos.
En nuestra búsqueda de la comodidad actual, los fabricantes de coches parecen haber recurrido a lo electrónico en lugar de lo físico, lo cual es comprensible gracias a los avances en tecnología. Es cierto que hay algo muy agradable en un vehículo que puede detectar tu postura y ajustar el asiento, u obligarte a hacer ejercicio para desentumecer los músculos (y evitar la somnolencia). Es bueno poder seleccionar hasta en una diferencia de medio grado la temperatura del sistema de climatización aire. Pero nada de eso se compara con el puro lujo del reposabrazos.
Por desgracia, no lo es. Cuando uno quiere apoyar el brazo en una consola central de un coche nuevo, es muy probable que, de primeras, no atines con la distancia a la que está. Suele ser demasiado baja, y eso sin tener en cuenta las regulaciones en la atura del asiento, o la longitud. Una persona de baja estatura, por ejemplo, puede encontrar el “apoyabrazos” de la guantera central en una posición muy elevada, mientras que un conductor alto, tal vez la encuentra demasiado baja. Y, bueno, también depende el coche, por supuesto. Siempre hay un roto para un descosido.
¿Qué pasa entonces con el reposabrazos? “No necesitas uno”, es tontería. “Arruina la posición de conducción óptima”, dirán algunos. Sin embargo, cabe destacar que existen necesidades físicas legítimas que vienen con tener constantemente tensos el cuello, los hombros y la parte superior de la espalda, y así es como generalmente termino sin apoyabrazos. Esta pieza otorga estabilidad cuando alguien conduce durante muchas horas por las carreteras, ya sea en un monovolumen de generosas dimensiones para ir en familia o un pequeño deportivo para un día de ruta.
Puede ser una actitud perezosa, pero para quien pasa tiempo al volante, prima la comodidad, y no hay ninguna razón por la que haya que privarse de los placeres simples de la vida, como los reposabrazos en los asientos delanteros (incluso como pasajero, también son de agradecer). Por suerte, no todos se han olvidado de esta característica tan popular de los monovolúmenes y los todoterrenos de antaño. Por ejemplo, coches como el Volkswagen ID.4 los equipa, y el Hyundai IONIQ 5 también, y parece (esperemos) que se extenderá a más coches eléctricos del futuro.
Esas son buenas noticias para aquellos de nosotros en el mundo que no sentimos la necesidad de forzar nuestro cuerpo en todo momento y que queremos disfrutarlo. Cada vez más compañías automotrices deberían tener en cuenta el humilde reposabrazos en sus diseños ultra modernos, porque te aseguramos que es un gran plus para la comodidad en este mundo de alta tecnología. Comodidades simples, como un lujoso que es el reposabrazos abatible en los asientos frontales. Es solo un pequeño componente que puede hacer la vida de los conductores más agradable.