Cuando vimos por primera vez al Ferrari 296 GTB nos quedó claro que el futuro de las berlinettas con motor central-trasero estaba asegurado en la marca italiana. El deportivo biplaza contaba con una novedad muy importante, su sistema de propulsión híbrido enchufable que tenía un motor V6 turbo de 3.0 litros como bloque principal, junto a una mecánica eléctrica. Precisamente, la mecánica principal se mantiene viva en su recién lanzada versión de competición, el Ferrari 296 GT3 que debutará en la próxima temporada.
Su corazón es un bloque de seis cilindros con la V a 120º, los turbos en el centro de esa V y cuatro válvulas por cilindro. La particularidad que introduce en la variante de carreras es un centro de gravedad más bajo y una rigidez torsional un 10 % superior. Se habla de una potencia máxima en torno a los 600 CV y un par de 710 Nm de par, siempre dependiendo de la homologación. La transmisión secuencial transversal de seis velocidades es totalmente nueva, tiene embrague con accionamiento electrónico y mantiene un bajo peso.
A nivel de carrocería, el equipo del Ferrari Centro Stile han hecho una serie de modificaciones interesantes que cambian su diseño. Se ha conseguido aumentar un 20 % la carga aerodinámica respecto a la generación anterior (488 GT3) gracias a elementos como el splitter delantero, el gran alerón fijo o el difusor trasero. Siempre manteniendo la esencia del modelo del que parte, por supuesto. El chasis recibe una puesta a punto específica y cuenta con una distancia entre ejes más larga que su homólogo de carretera, lo que hace que mejore su estabilidad sobre la pista.
Mejoran los brazos de doble horquilla en las suspensiones delantera y trasera, las barras estabilizadoras y el sistema de frenado. Ahora se recurre a nuevas pinzas y discos (de 400 mm en el eje delantero), en el interior de las llantas forjadas Rotiform de 18 pulgadas. También el interior se ha adaptado a la competición. No podían faltar todos los elementos de seguridad para conseguir la validación de la FIA, así como mejoras en la visibilidad y la accesibilidad. Los asientos Sabelt de competición tiene una posición de conducción mejor conseguida y la mayoría de funciones se han desplazado al volante. Tanto la columna de la dirección como los pedales son ajustables a la talla del piloto.
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