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Ferrari 330 P2 Junior De La Chapelle (2)
Luis Blázquez

Este Ferrari 330 P2 Junior se ha convertido en el “juguete” para niños más caro jamás subastado

¿Cuánto estarías dispuesto a pagar una réplica de un superdeportivo italiano diseñada para ser conducida por un niño? Seguramente no tanto como para tener que hipotecar tu casa. El Ferrari 330 P2 Junior que ves en pantalla, por ejemplo, fue construido por una compañía francesa de nombre De La Chapelle, y recientemente ha encontrado nuevo hogar en una subasta en París por la módica cifra de 110.000 euros, récord para un coche que apenas llega a los dos metros y medio de longitud.

El Ferrari 330 P2, el real, salió del santuario rojo de Maranello en 1965. Fue el coche con el que el Il Commendatore tenía en mente dictar la ley en las pistas de Daytona y las 24 Horas de Le Mans. Para la época fue una auténtica revolución. Su motor V12 de 4.0 litros, gracias a unos carburadores Weber, entregaba 410 CV que iban a unas ruedas traseras con llantas de aleación de magnesio (delante también), mientras que sobre el bastidor de tubos de acero se remachaban placas de aluminio que aumentaban la rigidez pero no el peso.

Se realizaron un total de tres copias a lo largo de 1965, convirtiendo al modelo en uno de los más codiciados por los coleccionistas. La réplica es algo más moderna. Fabricada en los años 90 por el taller de carrocería francés De La Chapelle, este Ferrari para niños es perfecto en cada detalle. Sin embargo, para un coche del cavallino, y más un 330 P2 nacido y diseñado para competir, descubrir que un pequeño motor Honda de 5 CV se esconde tras los asientos puede resultar en una decepción. Y, sin embargo, vale casi como cinco Civic a estrenar.

De La Chapelle, por su parte, fue fundada en 1975 por Xavier De La Chapelle, heredero de una familia que, a principios del siglo XX, poseía Stimula-De la Chapelle, una pequeña marca local independiente. A diferencia de sus antepasados, Xavier inicialmente optó por replicar los modelos Bugatti de la década de 1930. En los 80, a pesar de tener ya un reconocimiento internacional, decidió cambiar de rumbo, dedicándose en exclusiva a la creación de réplicas para niños, principalmente de Mercedes-Benz, Bugatti, BMW, y claro, de Ferrari.

Este ejemplar muestra una placa con el número de serie “28”, y se sabe que fue pedida por encargo de un misterioso padre multimillonario quien también exigió para la carrocería el auténtico tono “Rosso Corsa”, un color muy particular celosamente registrado por Ferrari. Presentado en buenas condiciones, incluso 40 años después de que estos vehículos salieran al mercado, este Ferrari 330 P2 Junior fabricado por De La Chapelle sigue siendo un juguete imprescindible para cualquiera que tenga un Ferrari de tamaño completo en el garaje.

La hiperbólica cifra alcanzada por el modelo −que inicialmente se preveía que oscilara entre los 5 y los 10 mil euros−, pulveriza los 66.125 dólares (54.700 euros, aprox.). de otra réplica en miniatura del 300 P2 Junior subastado en Amelia Island (Florida, EE. UU.) e incluso la del Testarossa construido por Luigi Chinetti Motors de Nueva York, por la que se pagó 126.000 dólares en 2013 (119.000 euros actuales, aprox.). Unos juguetes tan perfectos al final que difícilmente acabarán haciendo compañía a un infante aficionado a los coches.

Fuente: RM Sotheby’s

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