En los últimos tiempos hemos visto que los coches de menor tamaño iban desapareciendo. Es el mismo motivo por el que las carrocerías de tres puertas se han ido perdiendo, pues usuarios suelen preferir los vehículos que ofrecen mayor comodidad y espacio para darles un uso más variopinto. Sin embargo, hubo una época en la que no había tantos problemas y los microcoches eran bastante populares. Incluso algunos como el FMR TG500 Tiger que destacó por su diseño y por sus capacidades.
A mediados del siglo pasado, Messerschmitt era uno de los fabricantes de microcoches más conocidos en Europa. La firma alemana fundada por Willy Messerschmitt contó con el ingeniero Fritz Fend para buscar formas alternativas de transporte. Aunque la aviación era uno de sus objetivos, después de la guerra optaron por pasarse a los vehículos de tres ruedas con dos asientos en tándem. Su primer ejemplar fue el KR 175, presentado en el Salón de Ginebra de 1953, que obtuvo una buena acogida y que luego fue mejorado con el KR 200.
Aunque en 1957 la empresa fue comprada por el gobierno alemán y cambió su denominación a Fahrzeug und Maschinebau GmbH Regensburg, de ahí las siglas FMR. Fue en ese momento cuando se pusieron a trabajar en el FMR TG500 Tiger, que se basaba en el anterior KR 200 de tres ruedas, aunque se modificaba para tener cuatro ruedas, frenos más capaces y una suspensión mejorada. También estaba preparado para llevar un motor más grande, un Fitchtel & Sachs bicilíndrico de dos tiempos con 494 cc que le hizo ser de el más rápido de su categoría.
Apenas superaba los 20 CV de potencia, pero era suficiente para que alcanzara 126 km/h de velocidad máxima y para que hiciera el 0 a 100 km/ en 27,8 segundos. Puede ser irrisorio comparado con los turismos actuales, pero no hay que olvidar que se trataba de un microcoche de los 50 que apenas pesaba 350 kg en vacío. En la época, lo único comparable sería el Austin-Healey Sprite, aunque guardando las distancias por el tamaño.
Uno de los aspectos más reconocibles en este FMR TG500 Tiger fue su diseño. Los faros delanteros circulares, esos guardabarros alrededor de las ruedas o los detalles cromados le servían de identidad. Aunque, sin duda, lo que más llamaba la atención era la ausencia de techo, que dio lugar a versiones descapotables y también a la cubierta acristalada con forma de burbuja para cubrir el vehículo. Como en el interior biplaza no cabía prácticamente nada y el motor iba montado en posición trasera, contaba con un portaequipajes también cromado.
Entre 1957 y 1961 se hicieron solamente 320 unidades de este FMR TG500 Tiger y se cree que a día de hoy sobreviven menos de la mitad. Es por eso que cada vez que sale a subasta uno en buenas condiciones su precio se dispara. En algunas ocasiones se ha visto como superaban los 150.000 dólares con relativa facilidad…
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