Como jugaba en casa, Ford ha sido una de las marcas que más novedades ha llevado al Salón de Detroit. Y de todas ellas, destaca una que dejará huella en el mundo de los superdeportivos, ya que ha presentado el nuevo Ford GT. El prototipo que llevamos varios años esperando.
¿Por qué marcará esté Ford GT su lanzamiento en la historia de la automoción? Muy sencillo, por sus orígenes. Proviene de la leyenda de Le Mans, el Ford GT40, un coche que derrocó al Ferrari en su competición favorita, del que después derivaron las versiones Ford GT básicas (por llamarlas de alguna manera).
En este caso, encontramos un vehículo totalmente innovador y que ha tomado una decisión un tanto arriesgada, pero al mismo tiempo necesaria, y es que han rediseñado la carrocería, y han cambiado de motor.
Aerodinámica eficiente y diseño de competición
Tal como afirmó Ford en su comunicado de prensa, «la aerodinámica eficiente es el corazón del nuevo diseño GT». Algo que no cuestionamos, ya que salta a la vista que las mejoras de diseño están enfocadas a los resultados obtenidos en un túnel de viento.
Es decir, encontramos mejoras que propician el agarre y contacto con el asfalto. Mejoras que ayudan al sistema de frenos reducir el tiempo de frenada. Así como, un mejora en el trabajo de refrigeración y sistemas de suspensión. Todo está medido al detalle y estudiado al igual que se estudia el diseño de un Fórmula 1.
Todo ello, por supuesto, ofreciendo la mejor línea visual que se podría esperar del sucesor del Ford GT40. Aunque, como hemos comentado, puede que haya sido una decisión un tanto arriesgada al «matar» la pura esencia del vehículo. Una estética que a muchos nos marcó.
En este Ford GT, destacan diversos elementos de fibra de carbono por toda la carrocería, asentada sobre unas llantas de 20 pulgadas que están a la altura de las prestaciones que transmite la mecánica. Las diversas entradas a lo largo de toda la carrocería, ya sean las del capó las laterales, o la continuación de estas por el maletero, no solo cumplen una función estética, sino más bien una funcional con el propósito que acabamos de mencionar.
Nuevo corazón para el sucesor
Estamos acostumbrados a ver a este superdeportivo con mecánicas de tipo V8, con compresores que le dotan de una agresividad y deportividad típicamente americana. Por el contrario, el mundo de la automoción siempre está en continuo cambio, hacía la búsqueda de la eficiencia. Ford ha desarrollado unos motores denominado EcoBoost. Básicamente es una mecánica turboalimentada que genera potencia de manera eficiente.
Por ello, han dotado a este deportivo de un motor Ford EcoBoost V6 de 3.5 litros con un sistema biturboque genera más de 600 CV, siendo así su versión más potente de esta línea de motores.
Interior deportivo y sencillo
El interior es uno de esos aspectos que se puede decir que ha mantenido la pureza. Aunque encontramos una ligera renovación, la base es la mismo: un salpicadero sencillo y pequeño (para poder reducir el peso), un volante deportivo y unos asientos que simulen a los de la época originaria de este superdeportivo.
El salpicadero se caracteriza por haber optado por la digitalización. Es una manera muy sensata de reducir el peso del vehículo, y evitar los relojes y el cableado de más que, al fin y al cabo, lo hace más pesado.
El volante ha optado por un material de piel vuelta, y al igual que los monoplazas de la Fórmula 1, incorpora toda una serie de botones que te permiten acceder a la información del vehículo e incluso, activar o desactivar muchas funciones. Finalmente, los asientos nos recuerdan al modelo antiguo por el tipo de tela, ya que lleva un estampado típico de los coches antiguos.
A modo de conclusión, Ford se vuelve a coronar con este lanzamiento. Sin lugar a dudas, generará algo de polémica en cuanto a su cambio de diseño (algo que siempre pasa en los cambios), pero eso es señal de que lo están haciendo bien al fin y al cabo. La marca norteamericana está haciendo bien los deberes.
Fuente: Ford
Galería de fotos: