Si el Ford GT ya de por sí se trata de un vehículo radical y muy apto para circuitos, ahora la marca del óvalo ha querido rizar el rizo. Lo hace con el Ford GT Mk II, una edición limitada de su superdeportivo que no puede pisar la carretera abierta. Su condición de «solo para pista» hace que no tenga que seguir límites previamente establecidos. Se beneficia de toda la experiencia de la marca en competición para llegar a un nuevo nivel de desempeño y rendimiento.
Su desarrollo ha corrido a cargo de Ford Performance y de Multimatic, los mismos que se encargan de poner a punto a los ejemplares que compiten en el WEC y en el IMSA. Aunque salen de la misma línea de montaje que el Ford GT, luego son acabados en las instalaciones de Multimatic para liberar todo su potencial. Solamente se harán 45 unidades de este Ford GT Mk II y tiene un precio de 1,2 millones de dólares (1,06 millones de euros).
Las primeras modificaciones de este Ford GT Mk II vienen a nivel mecánico. Se ha trabajado en que el V6 EcoBoost de 3.5 litros pueda generar la máxima potencia posible, sin las regulaciones a las que se somete en competición. El resultado son unos impresionantes 700 CV, aproximadamente unos 200 CV más que la versión de carreras. Lo que se mantiene es la transmisión automática de doble embrague del Ford GT, aunque con unos retoques específicos para este ejemplar de circuito.
El otro apartado en el que se introducen mejoras importantes es en el aerodinámico. Monta nuevos componentes como derivados de la competición como es el caso del splitter delantero o del gran alerón trasero. Gracias a ellos consigue una carga aerodinámica un 400 % superior al Ford GT de calle. A esto hay que sumar una reducción de peso de 90 kg gracias a la suspensión fija (antes adaptativa) con amortiguadores DSSV con cinco posiciones, a las llantas forjadas o a los frenos carbocerámicos.
La marca del óvalo también destaca un innovador sistema de refrigeración del motor con un intercooler con inyección de agua y a través de esa entrada de aire en el techo. Por otro lado, el interior es prácticamente calcado a los modelos de competición gracias a esos asientos Sparco con arneses (el asiento del copiloto es opcional). El sistema MoTeC ayuda a recopilar todos los datos de conducción para luego analizarlos y poder mejorar.
Fuente: Ford
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