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carreteras españa radiales
Patricia Duran

Historia de las carreteras de España

La red de carreteras española está en la actualidad configurada por un total de 166.284 kilómetros de los cuales 26.124 km (RCE) están gestionados por la Administración Central y recogen el 51,2% del tráfico total y el 62,8% del tráfico pesado (de acuerdo a la actualización de finales de 2014). Además, 15.048 km son vías de gran capacidad, autovías o autopistas de peaje. Una cifra que convierte a España en el país europeo con más kilómetros de este tipo de carreteras.

Para conocer cuál ha sido la evolución de esta gran red que hoy nos permite desplazarnos con nuestros vehículos hasta el rincón más recóndito de la geografía española, vamos a analizar en profundidad cómo ha ido evolucionando a lo largo de los siglos.

Las calzadas romanas

Todos los caminos conducen a Roma, reza el conocido refrán y lo cierto es que no le falta razón. No creo que se te escape el hecho de que el origen de la actual vía de carreteras de España está trazada sobre las calzadas construidas hace siglos por los antepasados de nuestros vecinos del Mediterráneo. Fueron ellos quienes se encargaron de esbozar lo que sería el principio de la gran red de carreteras de la que hoy disfrutamos.

Los romanoes eran unos genios de la construcción de calzadas, con pocas curvas para construirlas a un ritmo tan rápido como sus conquistas. Los primeros datos sobre la red de calzadas de Hispania aparece reflejado en el Itinerario de Antonino, cuya antigüedad se remonta a finales del siglo III d.C.

En él, se describen 372 itinerarios, 34 de los cuales están ubicados en territorio español. Múltiples funciones se le han atribuido, pero la que impera con mayor fuerza es la de que más que un itinerario para viajeros era un mapa que facilitaba la recaudación de tributos. Independientemente de su uso originario, este mapa ha servido para localizar cientos de emplazamientos sepultados por el paso del tiempo y como guía para las carreteras de tiempos posteriores.

Edad Media

Con la caída del Imperio Romano, el gran futuro que cabía esperar de las calzadas españolas quedó atrás. Durante aproximadamente diez siglos no se llevaron a cabo reformas en el sistema romano y tampoco se amplió, por lo que se puede decir que durante ese periodo de tiempo las únicas vías de comunicación terrestres fueron las calzadas romanas, que quedaron expuestas al paso del tiempo. Por estas carreteras circularon, bárbaros, árabes, cristianos… que poco o nada aprendieron de ellas, ya que apenas llevaron a cabo alguna modificación.

Bien es cierto que a mediados de la Edad Media los Caminos de la Meseta comenzaron a hacerse famosos e incluso los fueros decidieron regular algunas normas sobre caminos. Será en esta época donde el Camino de Santiago empieza a labrarse su fama, que llegó a convertirse en la principal arteria del país y principal enlace con el resto del continente europeo.

Edad Moderna

Fueron los Borbones en el siglo XVIII los que comenzaron a impulsar el proyecto de la mejora de las calzadas. Su objetivo era adecuar las carreteras a la estructura centralizada del Estado y reforzar así las comunicaciones y el comercio. Dentro de este proceso, apareció el primer mapa de carreteras de España, tan detallados como el llevado a cabo por los jesuitas Carlos Martínez y Claudio de la Vega entre 1739 y 1743, el primer mapa de carreteras de España.

Para trazarlo se sirvieron de datos astronómicos y utilizaron las técnicas cartográficas más modernas hasta el momento . En él aparece representado el territorio peninsular, exceptuando Galicia, Asturias, León, Castilla la Vieja (menos Ávila y Logroño) dado que en esos territorios no se habían llevado a cabo las operaciones geométricas necesarias. Las carreteras aparecen representadas en líneas finas de color rojo y negro, además de utilizar signos para indicar la situación de plazas, puentes, murallas… Aunque no aparezca representado el territorio español al completo, es el mejor mapa realizado hasta la fecha.

Pero el gran cambio se produjo en 1761 con la publicación del Real Decreto expedido «para hacer caminos rectos y sólidos en España», que facilitasen el comercio entre las diferentes regiones. Tal y como reza el Real Decreto las operaciones de restauración enpezaron por las vías principales y continuaron por las secundarías con el objetivo de mejorar las comunicaciones entre ellas:

«comenzando por los principales desde la Corte a las provincias, con asignación fija, y que concluidos éstos se vayan ejecutando todos los demás que aseguren la fácil comunicación de unas provincias con otras y aún de unos pueblos con otros»

Esta fue la primera disposición española similar a un plan general de caminos. Así, durante el reinado de Carlos III tiene lugar el nacimiento de la nueva red de carreteras con estructura radial centrada en Madrid. La obra consistía en la comunicación de Madrid con Andalucía, Cataluña, Valencia, Galicia, Burgos y Extremadura. Pronto se sumaron las carreteras de Madrid a Francia por Irún y de Madrid a Badajoz y a la frontera portuguesa.

El Siglo XIX

LaNovísima Recopilación de las Leyes de España, publicada en 1807 también incorporó nuevas políticas para el desarrollo de un sistema de carreteras eficiente y moderno. Los monolitos de piedra, señalando el camino de las carreteras para evitar que los transeuntes de las mismas perdieran, se empezaron a utilizar tras la publicación de este texto. Se trataba de un sistema de señalización revolucionario hasta ese momento. Además ,se obligaba a los ciudadanos que transitaban por las mismas a mantener en buen estado las mismas.

Pero la Guerra de Independencia frenó el desarrollo de ambas propuestas provocando que en 1840 aún no se hubieran concluido todavía la pavimentación de las seis arterias básicas comentadas anteriormente. El ritmo se aceleró entre 1840 y 1855, con la construcción de 300 km de carreteras anualmente. D este modo, en 1855 se encontraban abiertos al trafico 10.323 kilómetros de caminos pavimentados, de los que 6.787, el 65,7%, eran carreteras generales, y 3.456, el 34,3%, arterias transversales y provinciales.

Siglo XX

La llegada del siglo XX trajo consigo el descubrimiento por parte de las autoridades de uno de los potenciales más característicos de España: el turismo. Será en las primeras décadas de este siglo cuand se comiencen a desarrollar las carreteras pensando en mejorar el desplazamiento de los turistas por el territorio nacional. Prueba de ello es la intervención de Carlos Resines, secretario del Real Club del Automóvil de España, en noviembre de 1912 en el V Congreso de Turismo Internacional, donde anunció la propuesta de desarrollar una serie de secciones de la red de caminos para mejorar el turismo.

El encargado de impulsar el desarrollo de las carreteras fue Ministro de Fomento Rafael Benjumea con el Real Decreto-Ley de 9 de febrero en el que se aprobaba la creación del Circuito Nacional de Firmes Especiales (CNFE). El objetivo de este Circuito era crear una red viaria en condiciones para recorrer cómodamente gracias distancias en territorio español. Bajo el mandato de Rafael Benjumea se fijaron los itinerarios del CNFE un total de 14 recorridos que ocupan un total de 7.000 km. En este mapa puedes apreciar las principales carreteras de España tras el plan CNFE junto con los albergues de carretera y los «refugios de carretera».

Los avances se fueron produciendo hasta el estallido de la guerra civil, momento en el que todas la propuestas quedaron varadas. No fue hasta enero de 1938 al nombrar Franco Ministro de Fomento a Alfonso Peña cuando las iniciativas volvieron a surgir con el Plan General de Carreteras. El Plan, conocido como «Plan Peña» mantenía el sistema radial, con seis tramos que empezaban en la Puerta del Sol (actual km 0). Aunque novedoso en sus inicios este Plan puso de manifiesto los inconvenientes del aislamiento internacional llevado a cabo durante los primeros años de la Dictadura.  En el Plan se abordó una sistematización de la nomenclatura de los caminos, que puedes ver en el siguiente esquema:

Como puedes ver (tal y como nos cuenta Wikipedia), permite saber, gracias al número de la carretera, en qué zona de España te encuentras, la orientación y la distancia respecto a Madrid:

  • La primera cifra corresponde al sector entre Carreteras Radiales donde nacen. En el sentido de las agujas del reloj, esa cifra es la de la carretera radial. Por ejemplo, las que tienen un 2, nacen entre la N-II y la N-III (actuales A-2 y A-3).
  • La segunda cifra indica la distancia en línea recta desde Madrid hasta donde está el origen de la carretera, en kilómetros y dividida entre 100 (si está entre 100 y 199 km sería un 1, por ejemplo).
  • La tercera cifra indida el número de orden. Si es par, es una nacional transversal (no tiene dirección hacia Madrid) y si es impar, es radial (dirección Madrid).

A medida que el automóvil iba haciéndose un hueco en las clases medias, especialmente tras la llegada del Seat 600, las autoridades tuvieron que llevar a cabo un Plan de Modernización de las Carreteras para que estas pudieran hacer frente al inusitado aumento de los desplazamientos. Además, otras empresas como Citroen, Renault, Land Rover Santana… comenzaban a crecer en el territorio español. Su objetivo rehabilitar 10.000 km de las carreteras ya construidas y construir algunas autopistas como la de Avenida de América (el comienzo de la A2), que fue la primera.

La Ley de Febrero de 1953, sobre la Construcción de carreteras de Peaje, enumeró por primera vez las carreteras que debían salir a concurso, como el túnel de Guadarrama, que se convirtió en el primer tramo de peaje en España tras la concesión de 1960.

El desfasado Plan de Carreteras llegó en 1962, mal y tarde, por lo que pronto fue sustituido por el Plan REDIA del 18 de enero de 1965, que buscaba completar el antiguo plan de modernización y dotar a las carreteras de una serie de características determinadas, como su anchura mínima.

El pavimento de las carreteras se convirtió en una de las partes claves de este nuevo Plan. Con él, se estableció un modus operandi que consistía en: extender una capa de aglomerado asfáltico de 12 centímetros, completar la anchura de las calzadas a 7 metros (3,5 metros por carril) y dotarla de arcenes laterales afirmados de 2,5 metros cada uno, de manera que se dotaba a las carreteras de una plataforma de 12 metros. Ya te contamos hace tiempo cómo evolucionó la construcción de carreteras. El impulso a este plan había llegado un año antes, en 1964, cuando el Banco Mundial de Reconstrucción y Fomento concedió un crédito de 33 millones de dólares para mejorar las carreteras que unían Madrid con Alicante y Barcelona.

La España democrática

Con la Constitución de 1978 las competencias se traspasan a las Comunidades Autónomas. Una operación que se hace afectiva entre 1980 y 1984. Realizados los trámites, el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo desarrolló tres nuevas leyes entre las que destaca un nuevo Plan de Carreteras (11 de diciembre de 1985). Un Plan al que finalizó en 1993, tras construir un total de 3.436 km de autovías, ha acondicionado 6345 km de carreteras y 874 carreteras urbanas.

En 1993 se llevó a acabo el Plan Director de Infraestructuras que comprende el conjunto de las infraestructuras de transporte, hidráulicas y ambientales de competencia estatal. Se trata de la primera vez que en España se aborda una planificación estratégica y global del sistema básico de infraestructuras. Un Plan que duró poco. ya que en 1996 surgió el Programa de Autopistas de Peaje nacido para estructurar la creación de 441,5 kilómetros nuevos tramos de peaje, entre los que destacaban 169 kilómetros de los accesos radiales a Madrid.

Siglo XXI

El último proyecto es el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT) cuyos objetivos aparecen redactados y a la disposición de cualquiera en el portal del Ministerio de Fomento.

Este Plan, aprobado por Acuerdo del Consejo de Ministros de 15 de julio de 2005, «es la expresión de una nueva política de infraestructuras y transportes, concebida como un instrumento al servicio de los grandes objetivos en materia de política económica y social. Dentro de este planteamiento general, el PEIT contempla las infraestructuras como el soporte imprescindible para que los ciudadanos dispongan de unos servicios de transporte de calidad y, sobre todo, seguros, y además, como un instrumento eficaz para impulsar el desarrollo económico y la cohesión social y territorial. De esta forma, se garantiza el mejor aprovechamiento de su potencial al servicio de la sociedad», reza el preámbulo del documento oficial

Fuentes: Wikipedia, Ministerio de Fomento,

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