El origen de las marcas o de los modelos siempre encierra hechos curiosos que hacen las delicias de los amantes del motor. Sabemos de varias marcas que empezaron diversificando su actividad y muchas otras historias que ya hemos contado en Coches.com. Sin embargo, nada puede compararse con la historia del Jeep Willys.
Ni pensado para autopistas, ni para trayectos urbanos ni para moverse por entornos rurales. El origen del Jeep Willys va mucho más allá. Este emblemático 4×4 fue concebido como un arma de guerra. Y no es una forma de hablar, la verdad es que fue uno de los instrumentos más determinantes de la Segunda Guerra Mundial. Y esto no es algo que digamos nosotros, es que lo aseguró el mismísimo general Marshall del ejército de los Estados Unidos.
La II Guerra Mundial: El comienzo de la historia del Jeep Willys
Finales de los años treinta. La tensión iba creciendo y extendiéndose por toda Europa. Tras la anexión de Austria y la tensión con Checoeslovaquia, parecía que la guerra era inevitable. Sin embargo, los acuerdos de Múnich de 1938 con la cesión de los Sudetes a Hitler parecían poner fin al conflicto. Hitler seguía con la imagen de diplomático campechano, edificada en su vida hogareña en las montañas y su cercanía con niños y animales.
Mientras que los aviones alemanes sobrevolaban España y hacían desaparecer Gernika, o mientras se anexionaba los Sudetes o se sucedían tremendos episodios como La noche de los cristales rotos, la prensa europea o norteamericana seguía destacando el carácter cercano del führer. Solo cuando la guerra relámpago y la Luffwafe empezaron a arrasar Europa, la sociedad y los medios se dieron cuenta de que con su actitud solo habían conseguido que acapara más fuerza y más armamento.
En ese armamento se incluían los automóviles, de gran utilidad para moverse rápidamente. Los alemanes tomaron el coche del pueblo y lo adaptaron a sus necesidades dando lugar al Kübelwagen y al Schwimmwagen. Estos modelos continuarían después de la guerra en su versión no militar, siendo uno de los automóviles más famosos de la historia: el Volkswagen Beetle.
Los pensamientos de Estados Unidos estaban puestos en la creación de un vehículo versátil, ágil y resistente para las contiendas bélicas desde el final de la Gran Guerra. Para estos fines se habían utilizado motocicletas, pero se tenía clara la necesidad de algo más potente y con posibilidad de trasladar una mayor carga. Se había barajado la opción del Ford T, pero su mecánica se había quedado antigua.
La inminencia de una un nuevo conflicto armado realmente no aceleró los planes norteamericanos. La decisión de poner en marcha el proyecto no llegó hasta julio de 1940, casi dos años después de que la guerra hubiese comenzado en Europa. Este movimiento se puede ver como que Roosevelt veía cada vez más necesaria la entrada de Estados Unidos, algo que ocurrió en diciembre del 41 tras el ataque japonés a Pear Harbor.
Comienza la producción
Sea como fuera, el 11 de julio de 1940 el Departamento de Guerra de EE.UU. mandó a 135 fabricantes las descripciones para un vehículo de guerra. Se necesitaba un automóvil con cuatro ruedas motrices, que fuera capaz de llevar a unidades de tres personas, que no pesara más de 600 kilos y soportara una carga útil de 300 kg. Pero estos no eran los requisitos más complicados, la mayor dificultad se encontraba en los tiempos. Los 135 constructores tenían 11 días para presentar una oferta, 49 para realizar un prototipo y 75 días para tener una tirada de 70 vehículos. Con semejante contrarreloj, el Departamento de Guerra solo recibió dos ofertas: Bantam y Willys.
Bantam fue la seleccionada, y el trabajó comenzó con gran premura. El ingeniero de la marca Harold Crist alistó a un independiente de nombre Karl Probst y juntos hicieron el primer diseño en tan solo dos días. La base era en su mayoría de vehículos de Bantam, pero tuvieron que ajustar algunas piezas como el tren de trasmisión. Habían conseguido milagrosamente cumplir todos los requisitos del ejército. Todos salvo uno, los más de 800 kilos de la máquina se excedían sobradamente.
El prototipo fue probado con éxito por los militares pero, en un giro de los acontecimientos, todo el esfuerzo de Bantam se fue por el sumidero. El Departamento de Guerra no creía que Bantam tuviera la necesaria capacidad de producción para surtir de todos los vehículos al ejército, por lo que pidió a Ford y a Willys que realizaran algún prototipo. Para más inri, les entregó los planos de Bantam.
El prototipo de Ford, el de Willys y uno mejorado de Bantam compitieron en las pruebas del ejército, mostrándose como más fiable este último. Sin embargo, la empresa no podía asegurar la producción de 75 vehículos al día, por lo que el Departamento ordenó a las otras dos marcas producir también los suyos. De este modo, estaba el Bantam BRC-40, el GP de Ford y el MA de Willys.
Se empezó la producción de estos vehículos que ya fueron enviados a zonas de combate. Sin embargo, el Gobierno decidió estandarizar los vehículos y eligió finalmente el modelo de Willys. A este se le añadieron algunos elementos de Ford que mejoraban el conjunto y el 4×4 resultante fue llamado Willys MB. Este fue el momento clave para la historia del Jeep Willys. Posteriormente, para aumentar la producción, se pidió a Ford que comenzara a fabricar el modelo en sus fabricas en cadena, ahí nació el Ford GPW.
Para el final de la guerra, 363000 Jeep Willys y 280000 Ford GPW se habían fabricado. Muy por debajo se encontraban los números de Bantam, con 2605 unidades de su BRC-40.
La historia del Jeep Willys tras la guerra
Tras la guerra, todos los avances que se habían conseguido para la producción del Jeep Willys no se quisieron abandonar y se pensó en cómo trasladarlo a la producción comercial. La gran fama que había conseguido el vehículo ayudaba a ser deseado por los americanos, y la vida rural del país hizo el resto.
En 1945 lanzaron el CJ-2A, es decir, el Jeep Civil. Sobre los cimientos del MB, se construía un vehículo para uso rural añadiendo algunas especificaciones como una puerta trasera, una llanta de repuesto en el costado del vehículo, un parabrisas más alto y, también, faros de mayor tamaño.
La apuesta por el Jeep fue creciendo y dio lugar a nuevas actualizaciones y, posteriormente a nuevos modelos. Vehículos ya sin tracción 4×4, camiones camionetas… Los cambios de épocas y de propietarios propiciaron una modernización que da como resultado la línea actual de Jeep. Pero nada de lo que ahora conocemos sería posible si una pequeña empresa no se hubiera lanzado a fabricar su mejor arma frente al terror de Hitler. Puede que la historia fuese distinta sin el Jeep Willys.
Fuentes: Jeep, Silodrome, Hiconsumption.