Este pasado fin de semana (los días 15 y 16 de febrero) tuvo lugar en la localidad de Madison, en el estado de Georgia (EE.UU.) la subasta del mayor museo del mundo dedicado en exclusiva a los micro-coches: el Bruce Weiner Microcar Museum. La conocida casa de subastas RM Auctions ha sido la encargada de llevar a cabo la venta.
La historia de los micro-coches resulta de lo más curiosa: Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa era un continente devastado, todo retazo de industria automovilística había desaparecido bajo las bombas y era necesario empezar de cero para poder movilizar a tanta población, con unos recursos escasísimos (alimentos, materias primas, gas o electricidad). Muchos ingenieros, que en su momento habían trabajado para la industria armamentística o aeronáutica, dieron rienda suelta a su talento contribuyendo a diseñar y fabricar una enorme variedad de vehículos, algunos de ellos con gran éxito popular, otros no tanto, pero de gran interés todos y cada uno de ellos, de tal forma que los micro-coches (o autos-burbuja, como también fueron denominados, dada su inspiración aeronáutica) se convirtieron en un símbolo de este periodo.
El auge de los micro-coches sólo duró una década, pero estos vehículos dejaron un recuerdo imborrable en todos los que los utilizaron durante aquellos años, a pesar de que gracias a la prosperidad económica posterior muchos de ellos fueron desechados en favor de la adquisición de “verdaderos” coches.
Durante muchos años (y hasta en la actualidad) estos vehículos fueron encontrándose abandonados en las más inverosímiles circunstancias (graneros, almacenes, etc.), dado lo reducido de su tamaño, y algunos coleccionistas vieron en ello un filón y comenzaron a “rescatarlos” y acondicionarlos a su estado original. Uno de ellos fue Bruce Weiner que, cuando el número de unidades adquiridas alcanzó unas dimensiones considerables, decidió fundar un museo, donde rendir homenaje, y que no cayera en el olvido, a este “pequeño” fragmento de la historia de la automoción, pero que tan importante fue para el posterior desarrollo de la industria automotriz (sobre todo europea).
A lo largo de sus más de 15 años de existencia la colección del Bruce Weiner Microcar Museum se centra principalmente en los micro-coches fabricados entre finales de los años ´40 hasta 1964, con motores cuya cilindrada es inferior a los 700 centímetros cúbicos (muchos de ellos entre 250 cc y 500 cc) y con un máximo de 2 puertas.
La lista de los vehículos subastados es inmensa (más de 200 unidades) al igual que la de toda la “memorabilia” (letreros de neón de la época, libros, carteles, máquinas expendedoras, etc.) que también se ha ofertado, por lo tanto os resumiremos a continuación lo que más ha llamado nuestra atención:
F.M.R. Tg 500 “Tiger” de 1958
Este vehículo está basado en el Messerschmitt KR 200 de tres ruedas, al que se le modificó todo el sistema de suspensión trasera para añadirle una más, con una considerable ganancia en estabilidad. Utiliza un motor FMR de 2 cilindros y 2 tiempo de 494 centímetros cúbicos que entrega una potencia máxima de 20,76 CV, lo que le permite acelerar desde 0 hasta 96,56 km/h (60 mph) en 28 segundos o alcanzar una velocidad máxima de 125,53 km/h (78 mph). Su longitud total es de 2,99 m (9 ft. 10 in.). Del total de 320 unidades construidas se estima que solamente sobreviven actualmente 150 y esta es la única pintada en un llamativo color rosa.
El precio final alcanzado en la subasta ha sido de 322.000 dólares, muy superior a lo estimado previamente (entre 125.000 y 150.000 dólares).
Reyonnah de 1951
Este singular vehículo fue presentado por vez primera en el Salón del Automóvil de París en 1950. Su constructor fue Robert Hannoyer, boyante propietario de una cadena de talleres de reparación de automóviles en París. El nombre de este modelo proviene de invertir las letras del apellido de su inventor. En la posguerra el espacio público para el estacionamiento de vehículos era muy limitado y no se le ocurrió mejor idea que idear un sistema para que este vehículo plegara sus ruedas delanteras debajo del coche, de tal forma que pudiera entrar y salir sin mayores problemas por las puertas de acceso a un jardín, un patio e incluso una casa, gracias a una anchura total de tan sólo 73,66 cm (29 pulgadas). Utiliza un motor AMC de 1 cilindro y 4 tiempos de tan sólo 175 centímetros cúbicos del que se obtienen apenas 8,6 CV. La longitud total es de 2,89 metros (9 ft. 6 in.). Lamentablemente el éxito no lo acompañó y la empresa cerró en el año 1954. Se estima que sólo se fabricaron 17 unidades.
Este modelo alcanzó en la subasta una cotización final de 184.000 dólares (superando una vez más el precio estimado de entre 75.000 y 100.000 dólares)
Goggomobil TL-400 Transporter «PEZ» de 1958
Este vehículo tan peculiar llama la atención por la marca que luce en sus laterales: PEZ. Los exquisitos caramelos vieron la luz por primera vez en Viena en 1927 de la mano del fabricante de dulces Eduard Haas III que se le ocurrió la idea de prensar los polvos de hornear sobrantes de la empresa familiar. En un principio se trataba de pastillas de sabor menta que fueron vendidas como antídoto contra el hábito de fumar (de ahí la forma de su dispensador, similar a un mechero). El nombre, tan peculiar, deriva de las letras inicial, intermedia y final de Pfefferminz, la palabra alemana para designar la hierbabuena. Años después cuando la marca se expandió por los EE.UU. se añadieron en la parte superior las cabezas de personajes famosos de los dibujos animados, por las que son tan conocidas entre los niños de todo el mundo.
El importe final logrado por esta unidad ha alcanzado los 172.500 dólares (bastante superior al inicialmente previsto entre 80.000 y 100.000 dólares)
Inter 175A Berline de 1955
Estamos probablemente ante el micro-coche que más se parece a un avión de todo el museo, por su fuselaje estrecho y alargado, por el faro estilo cíclope que preside el frontal, por las pequeñas aletas que cubren las ruedas delanteras y, sobre todo, por el aspecto del “volante” que servía para controlar al vehículo, de clara inspiración aeronáutica. No en vano este modelo fue construido en las fábricas de aviones SNCAN (Société Nationale de Construcción Aéronautique du Nord). Fue presentado en el Salón de París de 1953 donde el pequeño «Autoscooter» causó una gran sensación ya que ofrecía la agilidad en el tráfico y la sencillez de mantenimiento de un scooter. Utiliza un propulsor Ydral de 1 cilindro y 2 tiempos de 175 centímetros cúbicos que entrega una potencia de 8,61 CV para un vehículo de 2,94 metros de longitud total (9 ft. 8 in.). Se produjeron 280 unidades.
Su valoración final ha alcanzado una cifra que podíamos calificar de astronómica para un vehículo de este tipo, pues los 161.000 dólares pagados por su actual propietario triplican la más optimista de las previsiones (entre 40.000 y 50.000 dólares)
Goggomobil TL-400 Transporter Pickup «Coca-Cola» de 1959
La mayoría de los vehículos de transporte firmados por Goggomobil eran furgonetas destinadas a ser utilizadas por el Deutsche Bundespost, el servicio postal alemán aunque, del total de 3.665 ejemplares construidos entre 1957 y 1965, también hubo un elevado número que fueron adquiridos por otras marcas para ser destinados a vehículos de servicio o de reparto. Este es el caso de tan singular modelo, que podemos calificar como pick-up, y que empleaba la conocida firma de bebidas Coca-Cola. Disponía de un motor Glas de 2 cilindros y 2 tiempos, con una cilindrada total de 398 centímetros cúbicos, para entregar una potencia final de 20,26 CV. La longitud total es de 2,90 metros (9 ft. 6.5 in.)
El precio final alcanzado por esta unidad ha sido de 138.000 dólares.
Mañana continuaremos con la segunda entrega de este artículo, con el análisis de otros muchos e interesantes micro-coches pertenecientes al Bruce Weiner Microcar Museum.
Via | RM Auctions
Galería de imágenes: