La Guerra Fría es uno de los períodos más oscuros del siglo XX y quizás por eso se ha creado un aura de misterio que engloba todo lo que tenga que ver con esos días. Además de ver las míticas películas de James Bond, los interesados en cómo era el mundo dividido en dos bloques y que además sean amantes del motor (y no tengan problemas de liquidez) pueden ahora comprar una de las piezas más icónicas del siglo pasado.
Se trata de una limusina negra que trasladó a los principales líderes de la Rusia comunista, como Gorvachov, en los años de decadencia de la URSS, desde 1989 (poco antes de la caida del muro de Berlín) hasta 2007. Y es que, tras el mítico líder de la Perestroika, también fue utilizada por los dirigentes de ese país tras la caída del bloque soviético, como Boris Yeltsin o el polémico presidente Putin.
Se trata de una limusina ZIL (Zavod imeni Likhachova, algo así como Fábrica Lijachov), un fabricante ruso de vehículos de lujo que durante la Guerra Fría se encargó de fabricar coches blindados para los grandes líderes soviéticos del Partido Comunista. Igual te suena poco porque se trata de una marca poco conocida en occidente ya que, dado el hermetismo y el intento de autosuficiencia que caracterizó a la URSS, estos coches sólo se introdujeron en los países que formaban parte de la federación. Es uno de los coches más icónicos del comunismo.
Se suelen comparar con firmas como la alemana Maybach o la británica Rolls-Royce. ¿El precio? Como te puedes imaginar no es apto para bolsillos pequeños ya que se pide por ella en la página web James Edition un millón y medio de euros. Y eso que esta limusina de segunda mando cuenta con 29.405 kilómetros en su cuentakilómetros. Aunque son precisamente esos kilómetros los que la hacen un testigo único de unos años determinantes de la historia reciente. Mide nada menos 1ue 6.339 mm y pesa cinco toneladas y media debido a que está blindada al máximo nivel de seguridad. A pesar del peso, su motor de 315 CV (un gasolina de 7.7 litros), podía empujarla hasta los 190 km/h… unas velocidades a las que no supo moverse el comunism para evitar sy caida.
Fuente: James Edition
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